Un Rey de Ramos sin espadas
Hoy comenzamos la Semana Santa. En ella celebraremos los momentos culminantes de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.Monseñor Jorge Lozano*EspecialCelebración que es también actualización, tanto del mensaje como de quienes protagonizaron esa parte de la historia. Por eso estos días tienen varias dimensiones o niveles de profundidad.Por un lado recordamos acontecimientos históricos sucedidos que no son una novela o fábula, sino narraciones de dramas y tensiones que pusieron al descubierto las intenciones ocultas en el corazón de muchos. Escribas y fariseos, discípulos y seguidores, envidiosos y enemigos, adherentes ocasionales, su Madre, los apóstoles.Pero no sólo hacemos memoria; también celebramos. Esto significa que actualizamos. Esos acontecimientos se actualizan sacramentalmente. El mismo Jesús presente en sus ministros y en la comunidad cristiana vuelve a realizar lo sucedido en Jerusalén. No es una teatralización que se repite año tras año, sino actualización de la Pascua.Hoy celebramos la Entrada Mesiánica de Jesús en Jerusalén. El Rey Mesías prometido y esperado durante siglos, llega a su casa. Es un Rey especial por lo que no tiene y por lo que trae.No tiene ejército numeroso y bien armado, ni corte lujosa, ni riqueza que impresiona, ni deseos de dominación que dan miedo. Trae un Reino de paz, justicia, amor, libertad. No viene montado en un caballo adornado de lujos, sino en un sencillo burrito. Está acompañado por hombres humildes, trabajadores, pescadores.Por eso miremos a quienes salen a recibirlo: los niños, los pobres, los pequeños y simples de corazón. Los que no tienen vergüenza o miedo al papelón. Lo aclaman con cantos, y a su paso adornan el camino con ramas de los árboles y hasta con sus propios mantos.¡Cómo no estar contentos! Este Rey no viene a llevarse nada. No entra para saquear y oprimir. Viene a servir. La entrada de Jesús en la vida de cada uno no quita nada, nos da todo.Viene vestido con ropa sencilla. Pide tu respuesta de fe. Y vos podés dejarlo entrar, ¿por qué no?En este día en muchos lugares del mundo se reúnen los jóvenes para expresar con alegría la fe y compartir anhelos y esperanzas. Cada vez que los veo me renuevan la alegría de saber que Dios nos ama —me ama, te ama— que Jesucristo está vivo y camina con nosotros.Estamos en la puerta de la Semana Santa. Jesús nos invita a entrar en un clima religioso y de oración. Nos tiende la mano y nos ofrece caminar a su lado. Con corazón sencillo y humildad al andar.MalvinasMañana se cumplen 30 años del comienzo de la guerra de Malvinas. Dejó como saldo cientos de muertes (casi todos jóvenes), miles de heridos en el cuerpo y el alma. Me acercaron hace poco unas reflexiones de un muchacho, hoy un hombre, ex combatiente en las islas que decía: "Cuando volví [de Malvinas] no hablaba con nadie. No era el mismo. Había tormenta y no dormía. Hasta hoy tengo pesadillas. Y cuando veo documentales de la guerra me largo a llorar de impotencia y de bronca". El sinsentido y el absurdo nos llevaron a repudiar la violencia demasiado tarde. Nada se gana con la guerra. Muchos perdieron a su hijo, amigo, hermano... Lo perdieron todo. Recemos por ellos y por nosotros.* Obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social
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