UNA HISTORIA DE PELÍCULA
Una entrerriana sobrevivió al virus y celebró sus 110 años con mariachis
Angélica celebró 110 años y pidió salir a la calle, por lo que quienes la cuidan le organizaron un festejo muy especial: contrataron un número de mariachis que ofreció un show, en la puerta de la residencia porteña donde se aloja.
Se armó el trencito en plena calle Paraguay al 2400, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y allí está Angélica, en su silla de ruedas, encabezando la fila india y saludando con su mano derecha al compás de "Con dinero o sin dinero", serenata interpretada por un grupo de mariachis al aire libre. Seria pero enérgica, Angélica mira a su alrededor y levanta su mano derecha ante los bocinazos de colectivos y taxis que acompañan, a paso lento, el particular festejo de cumpleaños de la paciente más longeva de la residencia Carpe Diem. En la primaveral tarde del lunes, Angélica celebró 110 años y pidió salir a la calle, por lo que quienes la cuidan le organizaron un festejo muy especial. "Sabemos que le gusta la música, entonces decidimos contratar un número de mariachis que ofreció un show en la puerta de la residencia", cuenta Mónica, una de las coordinadoras de Carpe Diem, que en su puerta de entrada colocó un "110" gigante hecho de globos de colores.Habla poco y nada Angélica, aunque dice mucho con los gestos y las expresiones. "Necesita entrar en confianza para hablar", desliza Jazmín, que maneja su silla de ruedas. Lúcida, Angélica sabe que es su cumpleaños, aunque duda si son "102, 106 o 110". Es una fiesta ese tramo de la calle Paraguay, donde personal del geriátrico y residentes montan un espectáculo que disfrutan peatones, conductores y unos cuantos espectadores ocasionales que aplauden desde los muchos balcones de la zona. "¿Si estoy contenta? Estoy entera", toma envión Angélica, mientras le indica a Jazmín que mueva la silla "para bailar" al ritmo de "Y tu te vas", "La Adelita", "El Mariachi Loco", "La cucaracha" y el feliz cumpleaños como epílogo. Angélica Tiscornia es una suerte de leyenda en la residencia Carpe Diem, que en mayo de 2020 tuvo que derivar a la mayoría de sus pacientes por un brote de Covid. "Una de las que internaron en el Sanatorio Anchorena fue Angélica y la verdad, para ser sincera, pensaba que no volvía", recuerda Mónica, la coordinadora del lugar. "Tengo cuerda para rato", acota Angélica, que está atenta a cada detalle a su alrededor, como la porción de torta que vio pasar de largo y reclama con su índice levantado.Contrajo coronavirus a mediados de mayo de 2020 y volvió a la residencia dos semanas después. "Estaba entera, fuerte, nos sorprendió a todos, no imaginábamos que volvería así, casi sin síntomas. Llegó con una sonda nasogástrica y apenas entró a su habitación se la arrancó, no quería saber nada. Pidió comer su cena 'como siempre' y respetamos su decisión porque la vimos bien", cuenta Mónica, que agrega que Angélica "no usa pañales ni tampoco toma ninguna medicación. Es un caso maravilloso, que aquí hay en cuentagotas". Nacida en Gualeguay, Entre Ríos, Angélica llegó a Capital en 1973. Ama de cada toda la vida, es la única sobreviviente de siete hermanos. Tuvo una hija, Marta, que murió por problemas cardíacos "y eso la tiró muy abajo, como era de esperar, aunque ahora la estamos repuntando... Su hija venía todos los días a la residencia y la empilchaba a su mamá para que luzca divina todo el día, además de peinarla y cortarle las uñas. Fuente: Clarín
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