AISLAMIENTO, DESDE ADENTRO
Una paciente que fue caso sospechoso de Covid destacó el trato de humano e institucional del Hospital Centenario

A pocas horas de haber recibido la noticia que su caso en estudio había descartado por el Laboratorio Provincial de Epidemiología, una paciente contó su experiencia sobre cómo fue el proceso desde el momento en que supo que un contacto estrecho había dado positivo.
“El primer contacto con el Hospital fue con el director Martín Roberto Piaggio y su actitud fue sumamente tranquilizadora, la verdad es que mostró una serenidad impresionante, me dijo que me quedara tranquila y que se iban a comunicar desde el Nodo de Epidemiología; y así fue, me llamaron al instante, una chica que incluso habló con mi mamá que quedó maravillada de la dulzura con la que nos trató”, manifestó la mujer, de la que, por pedido explícito de la institución, ElDía no dará a conocer la identidad. “Ella me explicó todo, me dijo que me quedara en casa, y quedó a criterio nuestro si debía aislarme en una habitación o no, pero consideramos que no tenía demasiado sentido siendo que hasta ese momento convivía con el resto de mi familia de forma normal”, comentó la paciente que recibió la noticia de que era caso sospechoso a partir del llamado telefónico de un amigo que había dado positivo para Coronavirus. Nota relacionada: El hisopado de Sabina Melchiori dio negativo de coronavirus Al día siguiente, la licenciada Elina Villarruel, del nodo de Epidemiología del hospital, se comunicó con la paciente y la citó para practicarle el hisopado. “El trato de la médica que me hizo el hisopado fue divino, muy dulce, tratando de explicarme todo mientras me lo hacía. Noté un cuidado súper extremo en tanto en el personal de salud hacia ellas mismas como en el espacio, todo sumamente aséptico, todo me causó una muy buena impresión”, contó. Tengo un kit de limpieza para mantener mi habitación en orden y también un termómetro. A determinada hora me piden que me tome la temperatura y les mande una foto mostrando el resultado “Luego, me alcanzaron la cofia, el barbijo quirúrgico, el camisolín, y me llevaron en ambulancia al Hotel Embajador. Todo sucedió muy rápido. Lo único que nos impactó es no haber sabido antes que desde el Hospital me iban a traer directamente al Embajador. La enfermera que me recibió en el hotel también sumamente protegida y ni bien dejé mis cosas, sonó el teléfono de la habitación. Era una enfermera pidiéndome mi número de celular para enviarme las reglas y establecer una línea de contacto”, agregó la mujer. Sobre su estadía en El Embajador, relató: “cada vez que cambian de turno, la que reemplaza a la anterior me escribe diciéndome su nombre y poniéndose a disposición. Una, incluso, me ofreció hacer una videollamada”. “Tengo un kit de limpieza para mantener mi habitación en orden y también un termómetro. A determinada hora me piden que me tome la temperatura y les mande una foto mostrando el resultado. Me traen desayuno, almuerzo, merienda y la cena que envían desde el Hospital, y para no tener contacto conmigo dejan la bandeja sobre una silla que colocaron afuera de mi habitación, me tocan la puerta, me avisan que está ahí, entonces yo tengo que colocarme el barbijo y recién después abrir”, contó, con detalle, la mujer. Me traen desayuno, almuerzo, merienda y la cena que envían desde el Hospital, y para no tener contacto conmigo dejan la bandeja sobre una silla que colocaron afuera de mi habitación “Además de las enfermeras, también tengo a disposición a dos integrantes del equipo de Salud Mental del hospital. Dos mujeres maravillosas que me ayudan a desahogarme poniendo en palabras mis emociones. La infectóloga Virginia Azar es quien se ocupa de mi estado de salud, también vía telefónica, y quien me explica pacientemente cada paso a seguir”, sintetizó.
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