
Números preocupantes. En Entre Ríos, sólo el 52,3% de quienes ingresaron a la secundaria en 2011 se graduaron en 2016
Un informe nacional puso en escena la situación de abandono, repitencia y baja graduación en el país. Entre Ríos mostró una de las peores performances: apenas el 52,3% de aquellos que ingresaron en 2011 se graduaron en 2016. La provincia supera en éste índice solamente a Santiago del Estero.Pasan los años, se acumulan los diagnósticos, y en el camino miles de jóvenes pierden su oportunidad de progresar por distintos motivos y causas. El sistema educativo nacional, en el nivel secundario, se desgrana cada vez más. Y quienes logran egresar, lo hacen con serias deficiencias en aspectos básicos, como la comprensión de textos u operaciones matemáticas. Esas realidades fueron repetidamente señaladas desde el Operativo Nacional de Evaluación (ONE) en 2013, como en los Aprender 2016 y 2017.
Te puede interesar: Ausentismo docente, 7 veces más alto en escuelas públicas que en privadasDesde entonces, nada ha cambiado en materia educativa. El cambio de gobierno tampoco fijó una nueva impronta o política: el Plan Maestro, que anunció la actual administración nacional, constituyó otro compendio con algunas buenas intenciones, sin discusión pública, con metas concretas pero sin plan de acción: reitera la necesidad de universalizar la sala de 3 años, por ejemplo, pero no se conocen ni se registran inversiones edilicias y de recursos humanos para ese fin.

Números preocupantes. En Entre Ríos, sólo el 52,3% de quienes ingresaron a la secundaria en 2011 se graduaron en 2016
La jornada extendida, diseñada desde hace largos años, apenas alcanza a algunos pocos, y no tuvo nuevos avances, mientras el presupuesto educativo se recorta. En un país donde hace más de una década no se pueden garantizar 180 días de clases en el año, cuatro de cada 10 alumnos que entran a primer año de la escuela media no logran terminarla en tiempo y forma: de 724.731 alumnos que ingresaron en 2011, solo 439.615 llegaron al último año en 2016, de acuerdo con datos oficiales.Un reciente informe nacional volvió a poner en escena esta situación, y Entre Ríos mostró una de las peores performances: apenas el 52,3% de aquellos que ingresaron a la secundaria en 2011 se graduaron en 2016, muy por debajo del promedio nacional.Por debajo de la provincia sólo quedó Santiago del Estero, con 48,5%. Por encima de Entre Ríos, todas las demás. En la cúspide de ese índice educativo están Ciudad Autónoma de Buenos Aires con 79,7% de jóvenes graduados en 2016, en relación al total que ingresó seis años atrás. La siguen Tierra del Fuego con 74,5 por ciento; La Rioja (71,2); La Pampa (67,1); Jujuy (63,2); Córdoba (62,8); San Luis (62,3); San Luis (62,%) y Chubut y la provincia de Buenos Aires, con 61,8.El promedio nacional es de 60,7 por ciento, es decir que se gradúa seis de cada 10 jóvenes, en tiempo y forma. Los datos corresponden al informe denominado "El camino hacia la graduación en secundaria: ¿una misión imposible?", presentado por el
Observatorio Argentinos por la Educación. Se trata de una organización no gubernamental que habilitó una completa plataforma digital interactiva con indicadores de la educación en la Argentina (http://argentinosporlaeducacion.org/).Los datos recopilados se basan en estadísticas que publica el Ministerio de Educación nacional, y se lo relaciona con los resultados de las últimas evaluaciones educativas.Pese a la obligatoriedad de la educación media establecida como obligatoria por la Ley Nacional N° 26.206 del 2006, sigue siendo alto el abandono escolar. Eso explica en gran medida otra tendencia ya consolidada en los últimos años: la explosión de la matrícula de las escuelas de jóvenes y adultos, que en 10 años prácticamente se triplicó en Entre Ríos.En el nivel medio, según publicó APFDigital, de 6.863 alumnos en 1996 se pasó a 18.222 estudiantes -en EGB 3, Polimodal y nivel Medio- en 2006, y llegó a 22.402 jóvenes y adultos durante el 2015, de acuerdo con los anuarios estadísticos del Ministerio de Educación de la Nación.El fracaso escolar arrastra a los jóvenes hacia un horizonte de escasas chances de progreso. Desde ahí se entiende otro fenómeno consolidado en el siglo XXI: los jóvenes Ni Ni (ni estudian ni trabajan), que son entre un 20 y 25% de aquellos entre los 18 y los 25 años.