SANTIAGO DÍAZ AL NORTE
Vecinos de un asentamiento denuncian "aprietes" por parte de supuestos punteros del Estado
Son habitantes que se instalaron en Santiago Díaz al norte. Según afirman ellos, no les dan ayudas y los excluyen de los beneficios desde que sostuvieron haber comprado sus lotes por 25 mil pesos. "No pueden hacer política con la necesidad de la gente y los chicos", se quejaron.
Por Fabián Miró Los asentamientos llegaron para quedarse en la ciudad. No paran de crecer y de sumar gente que no puede pagar más un alquiler o seguir viviendo de prestado en la pieza de un familiar. La única alternativa es la de armarse una casilla y tirar hasta que soplen nuevos vientos. Los vecinos que viven en el asentamiento de Santiago Díaz al norte denunciaron que se hace política en el lugar y que los que más beneficios obtienen son los más cercanos al Estado municipal. Hablaron de la presencia de un puntero político que maneja la zona y los habitantes. ElDía se reunió con un grupo de personas que viven en la zona, que día a día suma nuevos ocupantes. “Hace 4 años que estoy en el asentamiento con mis dos hijos, viviendo como se puede, colgados de la luz, con los problemas que esto conlleva debido que tenemos, por la cantidad de casillas, muy baja tensión y los pocos electrodomésticos que podemos llegar a tener se queman. Hay que elegir qué enchufar: o la heladera o el televisor o alguna estufa eléctrica”, contó una de las habitantes del asentamiento. Los vecinos mencionaron además que una nota que publicó este diario sobre los asentamientos en la zona norte de la ciudad “no cayó bien en algunos punteros políticos, especialmente en uno. Inclusive hubo reuniones después del artículo periodístico”. El informe, publicado en ElDía a principio de julio, había denunciado la venta de terrenos a 25.000 pesos cada uno, en zonas cubiertas por espinillos, a la vera de la calle Federación, que se ha transformado en un desagüe del asentamiento. Una de las vecinas acotó también que “si una habla sobre determinados temas, también cae mal, porque muchos de los que viven en la zona tienen ‘cola de paja’”. “Se utiliza el asentamiento y las necesidades de la gente para hacer campaña política utilizando slogans como ‘Patria Justa’, poniendo la política por encima de las necesidades de la gente, especialmente por encima de los chicos. Se nota en las jornadas especiales, como el Día del Niño, en donde aparecen políticos para sacarse fotos con los más chiquitos en una actitud que deja que desear”. Otra de las vecinas señaló que “desde que vivo en el asentamiento todos los años se repite la historia. Llegan los políticos, tanto del oficialismo como de la oposición, a hacer campaña. Seguramente por la proximidad de las elecciones las reuniones, manejadas por un puntero político del poder de turno, son cada vez más asiduas en la zona. Las reuniones se están haciendo, también, por el tema de los terrenos que no sabemos a quién pertenecen”.
Otra de las mujeres que vive en el lugar denunció que no existe compañerismo en la zona, y que inclusive la responsable de un merendero habría dicho que no iba a ayudar, en el caso de que quieran desalojar al alguien, “y menos que menos a las que concurrían a otro merendero”. Uno de los entrevistados fue más lejos aún y dijo que “parece que hay dos clases de personas. Las que están con ellos y los ‘negritos’, que vendríamos a ser nosotros. Otra sostuvo que “hay que ser agradecidos en la vida, pero no te pueden decir a qué lugar ir, y menos que menos ponerte condiciones. Lo mejor es para los que están con ellos y los que les responden políticamente. Las sobras para los demás”. “Hasta para ayudar al merendero nos pusieron condiciones, nos miraban con mala cara en tiempos en que hacíamos fuego afuera. Ayudaba, no me importaba, porque sabía que era algo para mis hijos, pero como el trato era despectivo, me hice a un lado y no fui más. Sobre todo cuando en el inicio de la pandemia llegaron camionetas con todo tipo de mercadería y lo que se daba de comer era guiso que luego se recalantaba. Ahí di cuenta y me fui. No podía estar en un lugar donde no se les daba lo que les correspondía a las criaturas”, manifestó otra de las vecinas del lugar. Todos los entrevistados coincidieron en que “los que no piensan o actúan como quieren estos punteros políticos las pasamos mal, y pasamos a ser de segunda o tercera clase. Siempre pasó eso. Pero no les tenemos miedo, y si bien somos pobres y la pasamos mal, no somos ignorantes. Nadie va a venir a nuestras casas a decirnos que nos tenemos que ir. No somos analfabetos o muertos de hambre como sé que nos denominan”.ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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