EL LADO B DEL CARNAVAL DEL PAÍS
Vendedores callejeros reclaman mejores condiciones para sus puestos de trabajo
Son casi 50 emprendimientos, la mayoría de ellos con varios años ofreciendo un colorido diferente a quienes visitan el Corsódromo. Pese a cumplir con los requisitos del Municipio, reclaman tener mejores condiciones para instalar sus puestos, la instalación de sanitarios y que se controle a todos por igual.
Desde hace muchos años, las veredas del Corsódromo sobre calle Maestra Piccini muestran un colorido carnavalero que le da un toque distinto al escenario de la máxima fiesta de la ciudad. Emprendedores de la ciudad, muchos de ellos vinculados con alguna comparsa, comenzaron sábado a sábado a ofrecer distintas alternativas para que el espectador del carnaval se lleve un recuerdo de su paso por Gualeguaychú.
Primero fueron pequeños espaldares o tocados con los que los visitantes se podían sacar fotos como si fueran una verdadera figura del Carnaval del País. De a poco se fueron agregando otros souvenires, como coloridas coronitas o antifaces con plumas de carnaval, en estos últimos tiempos aparecieron los colores, el gibbré, las boas y alguna serpentina cuya venta está autorizada dentro del Corsódromo. Actualmente, las coronitas con luces son el “boom” del momento. “Por lejos es lo más vendido”, explicó Rosalía, una de las emprendedoras, que también realiza maquilla artístico y vente productos para aplicarse en la cara dentro del Corsódromo.
Del mismo modo que fueron creciendo las ofertas, se fueron multiplicando los puestos de venta. La calle Rocamora y los viejos sectores destinados inicialmente a los mercados de frutas y verduras populares, ahora son ocupados por otros vendedores, algunos de los cuales llegan desde otras ciudades a ofrecer sus productos.
Los vendedores más “veteranos”, aquellos que invirtieron su dinero para poder encarar el emprendimiento, fueron los que hicieron oír su reclamo. “No tenemos dramas con quienes venden lo mismo que nosotros, porque entendemos que el negocio es para todos. Lo que nos genera cierta molestia es que no se respeta a aquellos que llevamos más tiempo en el rubro. Nosotros tenemos que hacer todo a pulmón, los puestos los armamos nosotros con caños y estructuras que pagamos de nuestro bolsillo y, en los últimos años, nos encontramos con que mucha gente aprovecha las estructuras que armó la Municipalidad con otro fin, como eran los mercados de frutas y verduras, para colocar sus puestos”, dijo a AHORA ElDia uno de los emprendedores que lleva casi 18 años trabajando sábado a sábado en la vereda del Corsódromo.
Pegado a su puesto y mientras acomoda las coronitas y antifaces que ofrece a los visitantes, una mujer también con muchos años dedicado a la confección de estos adornos carnavaleros fue un poco más allá, expresando que “no tenemos siquiera un baño químico colocado cerca de nuestros puestos. Durante el día podemos ingresar a los baños del Corsódromo, pero desde las 4 de la tarde se cierra todo y quedamos sin un servicio sanitario. Lo mismo nos pasa con la energía eléctrica, hay muy poca iluminación en la calle, por eso nosotros con un colega alquilamos un grupo electrónico y nos arreglamos de esa forma, pero la realidad es que la Municipalidad podría poner un servicio eléctrico para quienes desarrollamos esta actividad, que tenemos todo en regla y pagamos en el Municipio para tener estos puestos”, indicó.
“Queremos que haya las mismas reglas para todos. Nosotros cuando desde la Municipalidad nos pidieron inscribirnos, pagar por el sector y los correspondientes impuestos, lo hicimos sin chistar. Pero desde hace tres o cuatro años, hay algunos puestos que se arman de la noche a la mañana, en algún caso ocupando un sector que estaba destinado a otro emprendimiento y que no sabemos si pagan lo que pagamos nosotros, porque hay mucha gente que viene de afuera”, ratificó Claudia, que tiene su puesto junto a su familia desde hace 12 años.
Patricio, que también cuenta con uno de los puestos de mayor antigüedad dentro del lugar, explicó que “no tenemos inconvenientes con nadie, la gente de la Municipalidad nos conoce y sabe que somos trabajadores. Pero creo que se podría ocupar el cantero central de Maestra Piccini y armar puestos fijos, de material y que nosotros no tendríamos problema en pagar un alquiler, pero contando con luz eléctrica y la posibilidad de contar con uno o dos balos químicos, no solo para nosotros, también para los clientes”.
Pasado el tiempo de los reclamos, todos los puesteros coincidieron en que “se trabaja mucho más cuando llega la hora de entrar al Corsódromo. La gente como que quiere ser parte de la fiesta y compra muchas coronitas de luces, se hace maquillaje, compra gibbré para pintarse la cara adentro. Nosotros tenemos una inversión importante y las ventas están a la altura, no podemos quejarnos”.