Verano 2018: los repuntes del río atentan contra las playas de la ciudad
Por el calentamiento global y la deforestación en Brasil, el río Gualeguaychú se convirtió en extremadamente variable en su altura e impredecible. ¿Cómo afectará a los balnearios durante la próxima temporada?A lo largo del año, el río tuvo un comportamiento errático y, aunque no está desbordado, el agua no ha bajado lo necesario como para comenzar a acondicionar los balnearios para la próxima temporada de verano."Vamos a tener que ir acostumbrándonos, producto del cambio climático, a la aparición de fenómenos extremos imprevistos y a los efectos en el río del clima subtropical. Ha estado crecido, no desbordado, pero en la zona debajo del puente prácticamente quedó sin playa todo el tiempo. Estaban por empezar a restaurarla y ponerla en condiciones, pero el río no baja", sostuvo ante ElDía Daniel Hernández, referente del área de Defensa Civil Municipal y gran conocedor del comportamiento del río."Actualmente, el río tiene variaciones casi de manera imprevistas, producto de fenómenos extremos o de lluvias que son de clima subtropical", explicó.Este aumento de las aguas es resultado del cambio climático y del calentamiento global, pero también por los desmontes, sobre todo en Brasil: "Al haber tanto desmonte, sobre todo Brasil como en la zona del Amazona pero también en la zona agrícola de Río Grande do Soul, se produce una menor retención de agua. Cuando llueve mucho sobre los suelos desnudos, los primeros milímetros absorbe esa agua, pero cuando se satura la superficie el resto del agua corre violentamente hacia los cursos de agua", afirmó.¿Pero cómo afecta todo esto a Gualeguaychú? Esa agua que baja desde Brasil termina en la represa de Salto Grande, que la represa a veces puede controlar largando más agua a lo largo del tiempo, regulando la crecida. Pero otras veces, esas lluvias son muy violentas, y si suceden en la zona del lago directamente, Salto Grande tiene que largarla bruscamente y el río crece prácticamente de inmediato. Los cambios en el régimen de lluvia no dan tiempo necesario para regular el cauce. Y por supuesto, las consecuencias las sentimos en las costas, donde se ubican los balnearios, paradores y diferentes atractivos turísticos veraniegos de la ciudad."Si realmente se dan las consecuencias del escenario global previsto, tal vez tengamos un río un poco más bajo. Pero seguro que vamos a tener picos dos o tres veces en la temporada, que van a dejar algún repunte que nos va a dejar sin playa", afirmó Hernández. "Y ahí habrá que correr a levantar todo: las mesas, las heladeras y todo el mobiliario. En general, vamos a tener que ir acostumbrándonos a esta nueva realidad".Este comportamiento errático atenta directamente contra la economía del prestador turístico, donde no sólo terminan viendo arruinada su infraestructura sino toda la molestia que acarrea el tener que devolver reservas y no poder trabajar en temporada alta. Y también para los encargados de los diferentes balnearios y playas, que actualmente especulan entre realizar la inversión necesaria para encarar la temporada y esperar que nada la arruine o no hacer nada y encarar un verano austero y gasolero. "En Ñandubaysal no hay arena, y no sé qué van a hacer", describió."Ahora estamos en el fenómeno de la Niña para la primavera y verano, y esto implicaría menos cantidad de lluvia. Sin embargo, van a aparecer fenómenos extremos que harán que un día tengamos el río en 1,40 metros y tras una lluvia intensa arriba pase a tener 3 metros e inunde el Parque Unzué", advirtió el referente de Defensa Civil y agregó: "El escenario general global implica que con La Niña vamos a tener lluvias menores a lo normal, pero lo cierto es que en la realidad se viene dando todo lo contrario".
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