Viaje al mundo murguero: Secretos y pasiones de la gran fiesta popular
Durante gran parte de enero, las murgas de la ciudad comenzaron su puesta a punto para dar lo mejor de cada una en la edición 2018 de los Corsos Populares Matecito. ElDía compartió los ensayos de algunos de los conjuntos que liberan su pasión en todos los rincones de Gualeguaychú. Amílcar Nani Hubo una constante a lo largo de casi todo enero en Gualeguaychú: cuando apenas el sol terminaba de esconderse por el horizonte, poco a poco, un sonido sinónimo de fiesta y alegría comenzaba brotar desde todos los rincones de la ciudad. Tambores, gritos y festejos, pero por sobre todo las entonaciones salidas de las autóctonas cornetas murgueras, esas que como todos los veranos comienzan a sonar de manera estridente por un solo motivo: los Corsos Populares Matecito.Cada una de las ocho murgas que este año desfilarán en la fiesta del pueblo arrancaron sus ensayos públicos y privados y marcaron la previa de una época esperada por muchos. Porque con el comienzo de los Matecito, los murgueros saben muy bien que son los reyes de la ciudad y que durante el segundo mes del año nada ni nadie importará más que su reinado festivo. Uno de los grandes epicentros del universo murguero estuvo en una casa sencilla y pintoresca de calle Jujuy. Para el vecino ajeno a la murga, podrá ser una vivienda más, pero para los que le ponen el pecho a los corsos conocen que detrás de esa puerta se gestaron muchos de los momentos más culmines de los corsos populares. Allí, en ese lugar, vivió Luis "Ternera" Flores."Ternera" fue uno de los grandes personajes en este mundo colorido y estridente. Tanta fue su pasión que hasta su muerte tuvo un costado poético: falleció en julio pasado, durante la inauguración de la corneta gigante que ahora está emplazada allí, un verdadero símbolo de las murgas locales y un reconocimiento a todo ese movimiento. Ese día hubo mucha emoción; tanta que su corazón que durante 77 años latió al ritmo del candombe no lo resistió. En su honor, y por haber sido el alma de esta fiesta popular, la edición 2018 de los Corsos Populares Matecito llevará su nombre. Ahora, en el mismo lugar donde Ternera desparramó alegría, es la base de operaciones de "Los Herederos", un conjunto que hizo de la amistad y el barrio un deber ser. "Cuando te ponés el traje, agarrás la corneta y te ponés a tocar, no te importa nada más, ni si pagaste la luz, si te robaron la bicicleta o si te ganaste la lotería. El corso es ese lugar donde sólo hay espacio para la alegría", afirmó contundente Raúl Saya, cornetero y alma de "Los Herederos", la murga que dirigen los hermanos Sebastián y Pablo Flores. Durante los días previos del comienzo de los corsos, "Los Herederos" realizaron sistemáticamente una acción que tranquilamente podría ser catalogada como un ritual: Todos juntos, con las bailarinas al frente, las cornetas en la columna vertebral y la batucada en la retaguardia, dan una vuelta manzana y comparten con los vecinos del barrio lo que finalmente presentaron anoche. Nota relacionada: Con el recuerdo de "Ternera", largaron los Corsos Populares Matecito 2018 La gente lo festeja: a medida que avanza la murga, salen de sus casas y bajo las estrellas aplauden el paso de la murga que los representará, porque si hay algo que genera el universo murguero es sentido de pertenencia, familia y amistad.Durante toda la vuelta a la manzana, una adaptación de la canción "Corazón" del reggaetonero Maluma contagia a todos los que quedan atrapados por el sonido de los tambores y las cornetas. También hay fiesta en el NorteAl mismo tiempo, pero en la zona norte de la ciudad, más específicamente en el barrio La Cuchilla, "Los Luceros del Norte" hacen su puesta a punto para salir con todo a comerse la pasarela en los corsos. De las cornetas salen sonidos que por momentos remiten a canciones de cancha y que tras un corte de batucada mutan en la contagiosa "No me arrepiento de este amor" de Gilda.La alegría de la murga, en este caso en una de las zonas más humilde de la ciudad, envalentona hasta al más tímido y son muy pocos los que se quedan en sus casas cuando salen a la calle a ensayar. Organizada por Nazareno Lucero desde hace 17 años, "Los Luceros del Norte" demuestran que la diversión y la alegría se visten con volados y utiliza una galera. "Para nosotros, los corsos son uno de los momentos más esperados del año. Es mucho el esfuerzo que hacemos para poder estar presentes y brindar un espectáculo que esté a la altura de la fiesta, pero nunca dudamos en no hacerlo o postergarlo por otra cosa", sostuvo Lucero a ElDía mientras pintaba y dejaba impecable las cornetas que utilizarán esta temporada."Los Luceros del Norte vienen de un barrio humilde, y nosotros no le pedimos nada a los que quieren salir, solamente que se consigan las alpargatas. Muchos no pueden afrontar los costos para diseñar un traje, pero eso no tiene que ser una razón para que no puedan participar, porque además de divertirnos y pasarla bien, la murga es también un espacio de contención social", amplió Lucero con un orgullo que sólo el deber cumplido da. Encontrar los ensayos de las murgas no es complicado: simplemente con prestar atención y seguir el sonido de los tambores y las cornetas se llega con bastante sencillez. Y siguiendo ese sendero de migajas sonoras de pan se arriba al Club La Vencedora, donde los "Leones del Norte" rugen durante su último ensayo antes del comienzo del corso.Ansiosos por el debut y el regreso a las pistas, "Los Leones del Norte" alegran su cuadra mientras intentan dejar sin fisura la performance que prepararon para este año. Cristian Viera, uno de los más apasionados impulsores del ajedrez en las nuevas generaciones, guarda por un rato el tablero y se entrega a su otra pasión, la murga. Nota relacionada: ¡Arranca la fiesta más popular de todas! Mañana comenzarán los Corsos Matecito La plaza Ramírez es otro de esos puntos que durante los últimos días fue tomado adoptado y teñido por la algarabía murguera, en este caso la de "Los Joelitos". El conjunto creado por Rubén Hernández -aunque todos los conocen como El Negro Milonga- invita a todos los vecinos a ser parte de esta fiesta."Los Joelitos somos un grupo de personas que terminaron juntas no sólo por esta pasión murguera sino también por una vocación por el trabajo social. Es nuestra responsabilidad brindar un espacio del cual todos se sientan parte. Por eso nuestras puertas están abiertas para todos los que quieran ser parte de esta familia", detalló 'El Negro' bajo uno de los faroles de la plaza Ramírez, la base de operaciones de la murga. Otros de los que ensayaron prácticamente todos los días fueron "Los Endiablados", la murga del Club Independiente que desde el año pasado forma parte del universo murguero. Hasta hace poco, los sonidos de sus cornetas sonaban desde adentro de predio, donde está la pista de patín. Pero la última semana antes de lo corsos salieron a la calle y se unieron a todos los vecinos que apoyan a los murgueros del barrio.Sin importar que la parte de Ituzaingó donde ensayan -entre Santiago Díaz y Seguí- sea una de las más oscuras, los ritmos murgueros de "Los Endiablados" iluminan hasta la noche más oscura, sobre todo cuando las cornetas entonan al ritmo de "La Pollera amarilla" de Gladys La Bomba Tucumana. Los vaivenes dentro de la murga están a cargo de Gustavo Bettendorff, presidente del club y docente del instituto Luis Maria Bettendorff, y quien festeja con alegría desde afuera y arenga a todos a unirse a la alegría murguera es Nancy Hernández, la directora del Instituto. Durante febrero, entre fecha y fecha de los Corsos Populares Matecito, los murgueros seguirán musicalizando las noches de la ciudad, continuarán contagiando su alegría y diversión, pero por sobre todo harán de febrero lo que mejor saben hacer: transformar los viernes de Gualeguaychú en una verdadera fiesta.
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