Víctor Junco: “La Policía de Larroque salvó mi vida”
El árbitro pensó que la madrugada del domingo era la última de su vida. Al término de la final del Papi, en cancha de Central Larroque, fue salvajemente agredido por jugadores, sufriendo golpes en distintas partes de su cuerpo.Las finales del tradicional Papi que organiza el Club Central Larroque terminaron muy mal, con árbitros perseguidos y golpeados por jugadores del equipo perdedor (de Larroque), y la policía haciendo lo imposible por proteger la integridad física de Víctor Junco y Oscar Aldas, jueces del partido final. Si arbitraron bien o mal, si se equivocaron para el lado del ganador (de Gualeguay) y perjudicaron al perdedor, son simplemente conjeturas que dependen del lado que se lo mire. Lo que no se puede tolerar y, menos aún, quedar sin castigo es la agresión a la que fueron sometidos los jueces del partido.El testimonio de Junco a El Día es dramático. "Se veía que la mano venía mal, el clima estaba muy caldeado. Había gente muy nerviosa que gritaba en forma enardecida frases como 'hay que matarlos, nos están vendiendo', incentivando a los jugadores, que están con las pulsaciones a mil", expresó el árbitro.Terminado el partido, "me dirigía al vestuario cuando veo que efectivos policiales corren a mi posición y detrás de ellos jugadores del equipo perdedor; los uniformados alcanzaron a rodearme, pero no lograron impedir que sobre sus hombros volaran trompadas hacia mí, impactando una de ellas en mi rostro, mientras otros me increpaban", relató Junco y agregó que luego de la primera recibió otras agresiones.Mientras la policía trataba de retirarlos, "llegó un nuevo jugador que me pega una patada en la zona de las costillas, en el costado derecho, tirándome al piso, donde siguieron las agresiones", agregó. Pero, por fortuna, "un efectivo logró meterme en los vestuarios después de momentos que parecieron eternos"."Nunca imaginé vivir algo así, y de no ser por la policía no estaría hablando en este momento, ya que pudo haber pasado cualquier cosa, incluso lo peor", subrayó.Oscar Aldaz también recibió golpes, pero no tan severos como los de Junco. Custodiados por la policía, los árbitros fueron derivados al Hospital de Larroque, donde recibieron las primeras atenciones. Junco llegó a su casa a las 5 de la mañana, donde lo esperaba su familia, preocupada por la demora. "Mi señora no podía creer lo que me había pasado y junto a mi hijo de 11 años me pidieron que no dirija más", relató a ElDía con la voz quebrada y al borde del llanto.Por otro lado, destacó que recibió llamadas de la dirigencia de Central Larroque para saber cómo está y "para darme una mano en lo que sea". El juez de 36 años jugó al fútbol en el ámbito local, e inclusive fue preseleccionado para un U15 Argentino por Gerardo Salorio junto a Javier Parra y Leonardo Castro. Llegó a jugar en la primera del torneo local defendiendo los colores de distintas camisetas, para luego incorporarse al arbitraje. "Un poco por curiosidad y también para tener un ingreso económico más, ya que soy de una clase muy humilde", indicó.Poco a poco fue tomando experiencia en el mundo del arbitraje y a disfrutar del mismo, "pero esto me superó y estoy analizando si vale la pena seguir dirigiendo en un ambiente cargado de hostilidad, en donde el fusible somos los árbitros". Los jueces habrían identificado a la mayoría de los agresores, algunos de los cuales pertenecerían a los planteles superiores de Sportivo y Central Larroque. También se supo que los árbitros de la Liga Departamental de Fútbol mantuvieron una reunión en la que se trataron los pasos a seguir. Tanto Aldaz como Junco realizaron la denuncia correspondiente y no descartan acciones legales.
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