Vida y obra de la Compañía de María
Hay una rica historia detrás de las hermanas de la Compañía de María. Su llegada a Gualeguaychú, sus benefactores y su inserción y desarrollo a través del proyecto religioso-educativo que hoy conocemos como Villa Malvina.
Para iniciar este año jubilar y preparatoria de los festejos por el centenario (15 de Mayo de 2010), convocamos a la hermana Elena De Zan, quien nos brinda la presentación de Doña Malvina Seguí de Clavarino.
Nació en Santa Fe el 2 de mayo de 1854. Bautizada con el nombre de Florencia Malvina del Corazón de Jesús y María, realizó sus primeros estudios en su ciudad natal.
El Dr. Juan Francisco Seguí, padre de Malvina, fue secretario personal de Urquiza. El abuelo se había graduado en Charcas y fue uno de los redactores de la Constitución de 1819.
La madre de Malvina, la bellísima doña Cornelia del Villar, conoció a Juan Francisco Seguí en Buenos Aires, en una de las animadas reuniones de salón tan frecuentes en ese momento. Se comprometieron y como don Juan Francisco estaba atado a sus deberes políticos, se casaron por poder en la Parroquia San José de Gualeguaychú. El novio fue representado por el doctor Rafael Furques.
Desde joven, Malvina mostró voluntad férrea y visión de futuro. Dominaba el francés y disfrutaba leyendo en la nutrida biblioteca de su padre. Se casó con don Luis Clavarino, de familia genovesa radicada en Gualeguaychú, y muy relacionada con Urquiza.
Nacido en nuestra ciudad el 24 de abril de 1854, don Luis trabajó durante su adolescencia en la ferretería de su padre, y ya adulto fue martillero, Jefe de policía, Intendente, Concejal, y miembro de la Sociedad Rural de Gualeguaychú. Falleció en 1915.
Al enviudar, doña Malvina se recluye en su propiedad de 25 de Mayo y Mitre. Como padece una dolorosa enfermedad reumática, la asiste la Hermana María D´Ubaldo de la Compañía de María, que le presenta la preocupación de la Comunidad por falta de espacio para el alumnado. Doña Malvina pide a las Hermanas que luchen por quedarse en Gualeguaychú y les promete ayuda. Sus palabras fueron: "Ustedes no se van. Luchen, luchen, que yo las voy a ayudar”.
Un día las llamó y les ofreció una propiedad en Urquiza y Churruarín, o bien su quinta de veraneo, llamada Villa Malvina, un chalet con siete hectáreas. Las Hermanas Cabailh y Villanueva visitaron las dos propiedades y aceptaron la Villa, que aunque alejada del centro de la ciudad, ofrecía proyección de futuro, como la historia lo ha demostrado.
"La ciudad se irá corriendo hacia el norte", dijo la señora.
Doña Malvina falleció el 6 de marzo de 1917. En el hall del establecimiento descansan sus restos mortales y los de su esposo don Luis Clavarino.
Por su admirable visión de futuro y por su generosidad toda la familia Compañía de María de Gualeguaychú la seguirá recordando como sembradora de vida. Ella, que no tuvo hijos, extiende su maternidad educativa en el tiempo, y ha hecho perdurable su nombre entre nosotros.
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