Volver al secundario con las ganas de proyectarse en la vida
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La Escuela Secundaria de Jóvenes y Adultos N°26, situada en calle Perigán al 2300, funciona desde el año 2011. ElDía conversó con alumnos del colegio que decidieron volver estudiar y así tratan de saldar una deuda con ellos mismos. Marcelo Lorenzo Las razones por las que los mayores deciden retornar el secundario siempre arraigan en cuestiones de fondo, vitales. Son esos móviles, quizá, los que hacen especiales a los 68 alumnos que cursan en la Escuela Secundaria de Jóvenes y Adultos (ESJA) N°62, para personas mayores de 18 años, que funciona en el Centro Integrador Comunitario (CIC) de calle Pedro Perigán.En la mayoría de los casos las circunstancias familiares o laborales provocaron la deserción de la escuela media. Por otro lado, completar esta instancia escolar puede ser vista para un adolescente como algo superfluo y sin importancia.Otras veces, aunque hubiera existido el deseo, la propia vida les impidió seguir estudiando porque algunas obligaciones (madre joven, por ejemplo) se interpusieron. En cualquier caso, pasado el tiempo, completar la secundaria se ha convertido para todos ellos en un gran desafío y en una necesidad para proyectar la vida.La historia de Claudia Almada es emblemática. Fue a la Villa Malvina, pero abandonó en el segundo año. Eso fue 12 años atrás. "Puede ser que por rebeldía. Porque uno en ese momento no toma en serio el estudio", refiere.Sin padre ni madre, Claudia fue criada por sus abuelos que, según comentó, eran flexibles a sus deseos. "Bueno. Me casé muy joven, a los 17 años. Me puse a trabajar. A mi primera hija la tuve a los 20", relató.Cuenta que todo el mundo, al verla con deseos de progresar, le sugería que terminara el secundario. Pero ella se resistía. "Yo no quería. Así pasé varios años. Decía: 'a mí el secundario no me gusta' o 'no me queda nada' o 'me cuesta horrores estudiar'", recordó.Después quiso tener un oficio porque la familia se había agrandado (tenía tres hijas). Aprendió peluquería en la Escuela Técnica N°1, donde además se presentó a un concurso y ganó. "Así estuve dos años. Y entonces razoné: para completar todo esto hace falta un título. Y ahí me decidí a retomar la secundaria", confió.La decisión fue apoyada por su familia y sus amigos. "Quería algo cerca y por suerte está la Escuela N°26. Me habían dicho -y no se equivocaban- que aquí funcionaba un grupo hermoso", señaló.Claudia dice que está contenta y que es posible, con perseverancia, estudiar aunque se tengan a cargo una familia y un trabajo. Hace poco ella representó al colegio en la Feria de Ciencias provincial, con la investigación "En memoria de todos"."Me he dado cuenta que me hacía falta el secundario. No se trata de tener un título. Es lo que uno aprende y lo que comparte con los demás", contó la entrevistada. Con orientación en turismo El Anexo ESJA N°26 recibe estudiantes de toda la zona de influencia del CIC, emplazado en el Barrio Molino de Viento, una zona hoy altamente poblada por familias trabajadoras.El director de la unidad académica, el profesor Oscar Alejandro Guimera, explicó a EL DIA que la prioridad de la escuela es "garantizar la obligatoriedad de nuestros estudiantes y que sus trayectorias escolares se realicen a la luz de la situación particular de cada uno de ellos, con sus capacidades, y su contexto familiar y laboral".La modalidad del ESJA permite que en tres años se puedan completar los estudios para obtener el título secundario. El cursado es nocturno y se realiza de 18:00 a 21:50 horas, de lunes a viernes.La ESJA N°26 tiene una particularidad: es un bachillerato con orientación en Turismo. "Es el primero en su modalidad que se creó en el departamento", resaltó la coordinadora Alejandra Fripp Lozzano."El bachillerato -sostuvo- cuenta con materias específicas que tienen que ver con la atención al turista, la hospitalidad, y el marketing turístico. Dentro de la formación específica de la currícula se desarrollan espacios de práctica y seminarios profesionales. Los estudiantes pueden realizar guiados turísticos a sus compañeros y tener experiencias en empresas turísticas vendiendo paquetes o realizando atención al público".El ESJA N°26, que comenzó en 2011, tuvo la primera promoción el año pasado, con 32 egresados, algunos de los cuales han seguido estudiando en el nivel terciario en carreras afines al turismo.El colegio exhibe una intensa agenda de viajes institucionales (ferias internacionales, parques nacionales y eventos turísticos varios en el país), recorridos locales (lugares culturales e históricos de Gualeguaychú) y participación en ferias de ciencia, tecnología y sociedad. Otras historiasCelia Yakel está entusiasmada porque en 2015, cuando cumpla 60 años, se recibirá de bachiller. Lo que le permitirá, anoticia, hacer la carrera de Guía de Turismo, que se dicta en Concepción del Uruguay."Es el sueño hecho realidad", le contó a este diario al señalar que en su caso ella siempre quiso estudiar, pero distintas circunstancias de la vida se lo impidieron. "Yo tuve la mala suerte de tener que abandonar la escuela en quinto grado".Cuenta que a los 11 años tuvo que ir a trabajar a Buenos aires para ayudar a sus padres. A los 15 años volvió a Gualeguaychú y logró completar el sexto y el séptimo grado de la primaria. Para lo cual tuvo que prepararse y rendir exámenes especiales.Pero luego continuó trabajando para ayudar a su familia. "Me hago de novio con 16 años y me caso al año. Y bueno, ahí se me terminó el proyecto de seguir estudiando, pese a que era lo que más quería", relató."Es más, cuando trabajaba como empleada doméstica con cama en Gualeguaychú, quise hacer un secretariado comercial en el Magnasco. Pero en mi casa me ponían 'peros'. Me decían que tenía que trabajar", contó.Celia tuvo la mala fortuna de enviudar con seis hijos, a quienes crió con mucho esfuerzo. Pero hace tres años, según explicó, cambió la situación económica de su vida, y logró viajar por varias provincias.Su curiosidad por seguir aprendiendo se mantuvo intacta hasta que, ya en Gualeguaychú, se enteró que en el ESJA funcionaba un bachillerato con orientación en Turismo. Y decidió entonces no desaprovechar la oportunidad."Empecé de vuelta a estudiar, después de muchos años -recordó-. Al principio me costó. Incluso un día estuve a punto de abandonar. Pero recibí el apoyo de los compañeros y de los profesores. Ahora estoy en segundo año, y con notas muy lindas. En el colegio hay un ambiente familiar y te dan ganas de estar acá. El año que viene me recibo. Pero no me voy a quedar quieta. Yo voy por más". La historia de Corina Rivollier, en tanto, es como la de esas chicas que dejan el secundario por rebeldía, pero que después, con carga de familia, se dan cuenta que necesitan esta instancia para trabajar y progresar.La cercanía del ESJA le permitió retomar los estudios y hoy está en tercer año. "Cuando dejé de estudiar no le di importancia. Me decía: 'después sigo'. Pero nunca concretaba. Porque además tenía que trabajar. Uno va dejando las cosas para adelante, y el tiempo pasa", testimonió.Ya casada comprendió que el secundario le abriría otro futuro. "Al principio me costó un montón, porque tenía una bebé de tres meses. Pero en el colegio me apoyaron y fueron flexibles en todo momento. Lo mismo mi familia y mis amigos. Aún me sigue costando estudiar teniendo las obligaciones familiares que tengo. Pero hay que ir para adelante. Cuando termine acá, voy a seguir estudiando, probablemente como técnico eviscerador, ayudante de médico forense".El caso de Luis Sánchez, por último, refleja las dificultades para estudiar de aquellos que nacen en zonas rurales, donde los establecimientos educativos quedan lejos y es difícil asistir todos los días."Me crié en el campo. Hice la primaria. Pero al terminarla no pude seguir estudiando. Había que trabajar. Además en Perdices, donde me crié, había dos colegios secundarios que me quedaban lejos", relató.Finalmente llegó a Gualeguaychú en busca de mejor suerte. La asignatura pendiente siempre fue, según dice, hacer el secundario. Cuando se enteró del bachillerato de adultos con orientación en Turismo, entró en la ESJA, y su objetivo es egresar para seguir estudiando en el nivel terciario."Estoy terminando y me gustaría seguir el profesorado de Historia", adelantó Luis, entusiasmado con las perspectivas y las puertas que le abre la culminación del ciclo de nivel medio.
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