POR LUIS CASTILLO
12 de octubre: El día que nos descubrieron
Un feriado puente, un fin de semana extra largo y, mientras tanto, seguimos repitiendo las historias que escribieron los vencedores de la conquista.
Por Luis Castillo* Un 12 de octubre de 1942 en una de las tres carabelas utilizadas para atravesar desconocidos mares, Cristóbal Colón llegaba a la isla Guanahaní, en las Bahamas, convencido de haber dado la vuelta al mundo y estar en las Indias. Colón realizó cuatro viajes hacia estos rumbos y, aunque ya nadie dude de que no fue el primer explorador europeo en América, se le considera el primero que trazó una ruta de ida y vuelta a través del océano Atlántico y dio a conocer la noticia en Europa. Desde hacía siglos, los otros continentes conocidos por los europeos eran solo Asia y África. Los cuales se conectaban con Europa por el comercio de especias a través de lo que se conocía como “la ruta de la Seda”; con la caída del Imperio bizantino en el siglo XV los otomanos pasaron a controlar puertos y ciudades comerciales lo que obligó a los reinos europeos a buscar rutas alternativas. En esa carrera entró en escena el navegante Cristóbal Colón, quien planeaba llegar por el oeste a las Indias Orientales y a Cipango, como se le llamaba entonces a Asia y a Japón. Los Reyes Católicos españoles (con dinero cedido por prestamistas judíos) aceptaron patrocinar su viaje si, además de los beneficios económicos prometidos, aceptaba Colón expandir el cristianismo y, a cambio de esto, el genovés sería virrey en los nuevos territorios y recibiría el 10% de los beneficios. En la primera expedición recorrió cuatro islas del Caribe que el comandante y sus hombres bautizaron con nombres religiosos y en honor a los Reyes Católicos: Santa María de la Concepción (actual Cayo Rum), la Fernandina (Long), Isabela (Crooked) y Juana (Cuba); posteriormente llegaron a Haití, a la que llamaron La Española, en donde 39 marineros fundaron la primera colonia en el continente, Villa Navidad. En enero de 1493 regresaron a Castilla sin oro ni piedras preciosas, pero con exóticas especies de flora y fauna, algunos nativos y una enorme ansiedad por apropiarse de tanta riqueza, por lo que menos de un año después, el 25 de setiembre más precisamente, una segunda expedición con mayores recursos materiales y 1200 personas iniciaba formalmente la conquista de las nuevas tierras. Como cita E. Galeano: “En su diario del Descubrimiento, el almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor". Y esto es tanto así que, como escribe Bernardo Vexler: “El descubrimiento de oro y plata en el continente desataron un verdadero aluvión colonizador (…) En los primeros 150 años de conquista, 17 mil toneladas de plata y unos 200 toneladas de oro arribaron a España y potenciaron el incipiente desarrollo comercial y manufacturero, que abrió las compuertas a la Revolución Industrial y al desarrollo capitalista de Europa”. Esto, claro, significó lo que muchos autores no dudan en afirmar que inició el genocidio más grande de la historia. Un siglo después de la llegada de las carabelas de Cristóbal Colón al mar Caribe (dos carabelas y una nao para ser más precisos), “de los más de 70 millones de indígenas que habitaban este continente, sólo quedaban tres millones y medio”, según asegura el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro. Pero como no parecía ser suficiente esclavizar, torturar y matar en pos de una ambición desmedida, promovieron, además, obligados por esa sed insaciable de riqueza, el comercio de esclavos desde África. Quizás el primero en denunciar los abusos de los españoles en suelo americano fue Bartolomé de las Casas, un fraile sevillano que viajó al Nuevo Mundo a comienzos del siglo XVI y décadas más tarde escribiría varios ensayos en los que describió las atrocidades que significaron muerte y tortura para millones de indígenas. Los más famosos son “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” e “Historia de las Indias”, cuyos relatos justifica diciendo que busca “enviar y dar a conocer a toda España la verdadera noticia y lumbre de verdad que es el padecimiento, los daños, las calamidades, las despoblaciones de reinos, las injusticias con aquellos indios, los inexpiables pecados que se han cometido, cuanta ceguedad y tupimiento de conciencias, y cuantos y tan lamentables perjuicios que hay que lamentar en todo lo que ha dicho sobre lo sucedido en estas Indias”. Este mismo cronista refiere la carta que envía Colón a los Reyes en donde describe: «Crean Vuestras Altezas que estas tierras son en tanta cantidad buenas y fértiles, en especial estas desta isla Española, que no hay persona que lo sepa decir, y nadie lo puede creer sino lo viese. Y crean que esta isla y todas las otras son así suyas como Castilla, que aquí no falta salvo asiento y mandarles hacer lo que quisieren, porque yo con esta gente que traigo, que no son muchos, correria todas estas islas sin afrenta, porque ya he visto sólos tres destos marineros descender en tierra, y haber multitud destos indios, y todos huir sin que los quisiesen hacer mal. Ellos no tienen armas, y son todos desnudos y de ningun ingenio en las armas, y muy cobardes, que mil no aguardarán á tres; y así son buenos para les mandar, y les hacer trabajar, sembrar y hacer todo lo otro que fuere menester, y que hagan villas, y se enseñen á andar vestidos y á nuestras costumbres.» Estas son sus palabras formales del Almirante. Es aquí de notar, que la mansedumbre natural, simple, benigna y humilde condicion de los indios, y carecer de armas, con andar desnudos, dio atrevimiento á los españoles á tenerlos en poco, y ponerlos en tan acerbísimos trabajos en que los pusieron, y encarnizarse para oprimirlos y consumirlos, como los consumieron. Y, cierto, aquí el Almirante más se extendió á hablar de lo que debiera, y desto que aquí concibió y produjo por su boca, debía de tomar orígen el mal tratamiento que después en ellos hizo.” Sin embargo, aunque pareciera que nadie en su sano juicio podría no ya justificar de modo alguno sino, además, vanagloriarse de estas aberraciones, esto está sucediendo. Hoy. En octubre de 2021. En cierto sector reaccionario de lo que durante años nos hicieron llamar la madre patria. Hace pocos días, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador expresó que España debía pedir perdón -tal como lo hiciera el Papa Francisco- por las atrocidades cometidas en América; en respuesta a eso, un verdadero festival de dislates se produjo, por ejemplo, en la convención del Partido Popular español (su líder, Pablo Casado, twiteó: "¿Tiene que pedir perdón el reino de España porque hace cinco siglos descubriera un Nuevo Mundo, respetara a los que estaban allí, creara universidades, creara prosperidad, construyera ciudades enteras? Pues yo creo que no") así como voces de la ultraderecha refiriéndose al “orgullo histórico” de la colonización en América. A ver si queda claro, la derecha española no solamente no aborrece el exterminio de los aborígenes americanos, sino que lo exalta. Hace pocos días, durante una gira por Nueva York, la presidenta de la Comunidad de Madrid y perteneciente obviamente al partido Popular Español, Isabel Díaz Ayuso, arremetió contra el "indigenismo" que, a su juicio, pretende "crear una falsa historia" de la conquista española en América Latina, no solo eso, criticó al Papa Francisco ya que dijo sentirse "sorprendida" de que un "católico que habla español" hable "así" del legado de España, que "fue llevar precisamente el español y a través de las misiones, el catolicismo y, por tanto, la civilización, la libertad, al continente americano”. Ayuso se ha propuesto, según refiere la página web de la Comunidad de Madrid, defender en su gira "el legado de España en América frente a la leyenda negra y revisión maniquea de la historia que se está intentando realizar con un crecimiento alarmante del indigenismo y el populismo". Por si esto fuera poco, el encargado de la Oficina del Español en Madrid, Toni Cantó, no solo desconoció el proceso de la conquista y la colonización española, sino que hizo alarde del racismo historiográfico contra los pueblos originarios del continente americano al expresar con total desparpajo: "Yo no creo que seamos colonizadores ni nada parecido. Yo creo que España cuando llegó a aquel continente, lo liberó". Este mes de octubre debería servir, entre otras cosas, para, mediante reuniones públicas, en las escuelas, en las universidades, en el seno de los partidos políticos, analizar y discutir no solamente el cambio de nombre del día de la Raza por otro que casi nadie conoce pese a su enorme significado sino ¿qué pasa con los pensamientos extremistas que niegan atrocidades pasadas como una falaz justificación de alguna futura? ¿qué pasó que nunca pudimos hablar de este genocidio? Lo hemos citado muchas veces desde esta columna, los pueblos que no conocen su historia están condenadas a repetirla, quizás sea hora de empezar a tocar ciertos temas que, vaya uno a saber por qué, nunca se tocaron y siguen sin tocarse. Como el significado de cada 12 de octubre. Mientras tanto, no sería mala idea ir pensando en otro nombre para nuestra Plaza Cristóbal Colón, ¿no le parece? *Escritor, Médico y Concejal por Gualeguaychú Entre Todos
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