EDITORIAL
A 40 años de que Salto Grande comenzara a generar energía
La represa hidroeléctrica binacional de Salto Grande, la primera en su tipo en América Latina, cumple hoy cuatro décadas de actividad, constituyéndose en pieza clave de la integración argentino-uruguaya.
Ubicada en el curso medio del río Uruguay, unos 15 km al norte de las ciudades de Concordia (Argentina) y Salto (Uruguay), el complejo comenzó a generar energía eléctrica un día como hoy, 21 de junio, pero de 1979. Actualmente el emprendimiento, cuya construcción se inició en 1974, suministra aproximadamente el 50% de la energía que consume la República Oriental del Uruguay (ROU) y el 5% de lo que consume Argentina (RA). En 1982 se habilitó el cruce vehicular y ferroviario internacional sobre el coronamiento de la represa. En tanto que en 1983 tuvo lugar la puesta en marcha de la última de las 14 turbinas generadoras de energía. Además de la integración vial y ferroviaria, a través del puente que une ambas márgenes, los expertos resaltan la gestión hidroambiental de la represa, la cual cuenta con 75 estaciones hidrometeorológicas situadas en las cuencas alta y media del Río Uruguay. Luego de 40 años de funcionamiento, Salto Grande anuncia un ambicioso plan de largo plazo para renovar su tecnología, a través de una inversión de 960 millones de dólares, que será financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El anuncio formal se conoció el pasado 15 de junio en Buenos Aires, durante un acto en el cual las autoridades de los dos países hicieron la presentación técnica del proyecto de renovación que busca extender la vida útil de la represa por 40 años más. Este Plan Estratégico estipula una primera etapa –período 2019 a 2023- en la cual se actualizará la totalidad del equipamiento electromecánico e infraestructura del emprendimiento, con un costo de 80 millones de dólares. La segunda etapa -de 2023 a 2028-, tendrá un valor de 140 millones de dólares, y la tercera, que se extenderá hasta 2049, implicará una inversión de 740 millones de dólares, se informó. La historia de este emprendimiento, que hoy es un símbolo de unión entre Argentina y Uruguay, se remonta a 120 años atrás, cuando don Gregorio Soler presentó el primer pedido de otorgamiento de una concesión para explotar energía eléctrica en la zona de Salto Grande. Luego se sucedieron distintas iniciativas individuales a lo largo de la primera mitad del siglo XX, como las de los Ingenieros Juan Smith, Maurice Mollard, Humberto Gamberale y Francisco Mermoz, hasta llegar a la firma del Convenio de 1946 para el aprovechamiento de los rápidos del río Uruguay en la zona de Salto Grande. El complejo se construyó en una zona de rápidos y desniveles rocosos, en el curso medio del río Uruguay, aprovechando para la generación hidroeléctrica un desnivel natural llamado Salto Grande. El complejo hidroeléctrico está formado por una presa central de hormigón y dos presas de tierra, por lo que se trata de una presa mixta. Para su construcción se utilizaron 60.000 toneladas de hierro y 1.500.000 m3 de hormigón, equivalente a la construcción de 1.000 edificios de treinta pisos de altura. El lago-embalse de la represa, de 78.000 hectáreas, provocó en su momento la desaparición o anegamiento de varias áreas de la cuenca del río Uruguay Medio, incluyendo bosques, islas y el traslado de poblaciones: Federación y Santa Ana del lado argentino, y Belén y Constitución del lado uruguayo.
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