A mayor inflación más ingresos fiscales
La polémica por el Impuesto a las Ganancias -que motivó que el llamado "movimiento obrero" fuera a un paro de actividades ayer- vuelve a poner sobre el tapete que el fisco se sirve de la inflación para financiarse. Se diría, así, que la recaudación se eleva en la misma proporción que la inflación, aunque lo que se grava son los ingresos nominales, no reales, de los contribuyentes.El secreto del mecanismo consiste no actualizar los "mínimos no imponibles", fijado por la AFIP, que es el monto de la renta del contribuyente no alcanzado por las deducciones de impuestos.En una economía inflacionaria dicho mínimo debería en teoría ajustarse siguiendo el alza de precios. Pero en Argentina eso no ocurre, haciendo que el fisco se quede fácticamente con una porción de ingresos de los contribuyentes, y se amplíe a la vez el número de los alcanzados por los tributos.El efecto es que año a año el Estado aumenta la escala de los gravámenes, pero no por mayores ingresos reales de la economía, sino sobre la base de aumentos ficticios de excedentes nominales, producto de la inflación.En el caso del Impuesto a las Ganancias, la no indexación de los "mínimos no imponibles" no sólo afecta a los empleados en relación de dependencia, sino también a las empresas y a los profesionales independientes.En el caso de las empresas se da el siguiente cuadro: al subir los precios, los réditos de las firmas son mayores en apariencia, aunque las ganancias sean las mismas.El hecho es que la AFIP, al no actualizar por inflación la base imponible del impuesto, termina cobrando más aunque en desmedro del patrimonio empresarial.Un ejemplo podría ilustrar el concepto: una empresa que compra una mercadería a 10 pesos y a los seis meses la vende a 15 por efecto de la inflación, mientras que la reposición de la mercadería le cuesta 13 pesos.Para el fisco esa empresa no ganó 2 pesos, ganó 5, y por lo tanto, le cobra también impuesto a las ganancias sobre 3 pesos que no son sus utilidades.En cuanto a los empleados, el gravamen a las Ganancias alcanza a alrededor de un millón de trabajadores, que son algo más del 10% de los empleados en relación de dependencia registrados.Se trata de un universo minoritario respecto de la fuerza laboral del país -argumento que esgrime el gobierno para desestimar la huelga declarada por un gremialismo que hasta ayer al menos simpatizaba con su política económica.La pregunta es: si son pocos los trabajadores afectados por el gravamen, por qué entonces no actualiza los mínimos no imponibles. La respuesta es simple: la recaudación del impuesto se volvió un sostén vital del Tesoro.En 2014, Ganancias representó un volumen de 267.075 millones de pesos y eso representa un inusual 6% del PIB, según datos del Cronista Comercial. Como con ese dinero el gobierno financia subsidios y planes sociales, las autoridades alegan que así "distribuyen riqueza".El problema de este impuesto no sería su existencia, sino el modo en que se recauda. Eso piensa, Thomas Piketty, famoso autor de "El Capital en el Siglo XXI", devenido en representante global del pensamiento económico "progresista".A su paso por Buenos Aires ha reflexionado: "No se puede dejar que la decisión sobre cuánta gente debe contribuir pagando Ganancias dependa de la inflación. No es transparente. Creo que es mejor que el gobierno admita que hay inflación y que decida qué hacer con los mínimos imponibles. Si quiere que más gente pague, debería explicarlo, y no dejar que sencillamente sea la inflación la que lo provoque".
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios