GUALEGUAYCHÚ AMBIENTAL: ¿UNA MARCA DE CIUDAD?
¿A qué nos referimos cuando pensamos en una ciudad como una marca?
En un congreso de comunicación política del que participé hace algún tiempo, Toni Puig hizo hacer a la audiencia el siguiente ejercicio. Nos pidió que cerráramos los ojos y señaláramos hacia el sur; al abrir los ojos, vimos que cada uno señalaba hacia distintos lugares y entonces nos dijo: “Eso es la marca de ciudad, que todos apunten para el mismo lado”.
Por Juan Pablo Castillo*
Podemos reflexionar sobre qué pasa con nuestra ciudad; ¿Apuntamos todos hacia el mismo lugar, o hacia dónde vamos?
Una marca ciudad, en marketing, es el propio nombre de la ciudad al que se asocia una serie de atributos singulares y exclusivos por los que se puede identificar, reconocer y diferenciar dicha ciudad de otras.
A nivel general, la idea de marca aparece con la necesidad de distinguir. Ya sea este un producto tangible o no, se busca hacerlo de una manera efectiva y que facilite la comunicación. El nombre que recibe esta marca es el distintivo que será parte del colectivo y refleje una serie de valores y confianza.
Nuestra ciudad tiene una vasta experiencia en cuidado ambiental ―por citar solo un ejemplo, el movimiento que se generó por el rechazo a las papeleras es el fenómeno más grande de la historia mundial en defensa de la vida―, eso da cuenta de un fenómeno que nos abarcó a todos y nos generó una identidad muy concreta: somos cuidadores del ambiente. Tenemos una vara muy alta en esta materia.
Ahora bien, ¿de qué manera nos identificamos? ¿Estamos explotando estos beneficios desde el punto de vista turístico, o sólo somos la ciudad del carnaval? ¿De qué manera podríamos aprovechar esta particularidad tan nuestra? ¿Podríamos ser un faro a través del cual se nos reconozca?
Sin dudas que tenemos mucho camino por recorrer en esta materia, estamos desaprovechando la oportunidad que tenemos para vendernos como portadores de un sello de calidad y compromiso ambiental y de esta manera generar recursos económicos aptos para el desarrollo de emprendimientos y un ecosistema virtuoso que lo potencie.
El desarrollo del ecoturismo es un ejemplo cabal del potencial que estamos hablando aquí, ¿lo estamos aprovechando realmente? lo invito a que lo pensemos juntos.
*Sociólogo y consultor político