Abdómenes expresivos
Los kilos de más terminan dañando la salud, siendo el volumen del abdomen un indicador del riesgo al que nos estamos exponiendo. Por Abel Lemiñ[email protected] Detrás de un abdomen hay historias de vida, como si fuese un reservorio de datos, de acciones y conductas, se podría afirmar que cada uno tiene el abdomen que se merece.La popularmente conocida panza, puede guiarnos para conocer algo acerca de su portador, aún sin haberlo visto antes a éste, porque deja traslucir un poco la etapa que vive, el estado de salud, la forma de alimentarse, tal vez la herencia, sus sufrimientos y lo que es más sorprendente aún es que podemos en parte adivinar el futuro que le espera.En un abdomen voluminoso de un chico podemos ver su desbalanceada forma de alimentarse, se pude adivinar su sedentarismo y se puede predecir su futuro de adulto obeso, diabético e hipertenso. También vislumbrar riesgos que le esperan, como artrosis de cadera o rodillas, vasos sanguíneos ateromatosos y una silenciosa espada de Damocles pendular sobre su cerebro, su corazón y sus riñones.Hay otros abdómenes con características regionales, como los panzas verdes con el que suelen llamarnos, que nos identifican con su carga histórica.También hay panzas llenas de vida y esperanza, como la que luce orgullosa la embarazada, y que si bien es un gran abdomen que durará unos meses, es necesario cuidarse en las conductas para que no se transforme en abdomen continuo.Hay personas con piernas y brazos delgados pero con un interesante sobresaliente abdomen, al que hasta hace unos años le atribuíamos características lógicas de la adultez, especialmente en los varones, porque se pensaba que esa panza era típica de los hombres. En esa frase se apoyaba la justificación y listo, a transportar ese abdomen que no lleva bebés adentro, sino una capa de grasa acumulada. No se es obeso total, sino localizado, y ese abdomen tiene sus bemoles, porque indica que la última vez que hizo ejercicios abdominales fue en aquel lejano quinto año de la secundaria. Para colmo, son panzas que se acompañan generalmente por hábitos como el fumar y a veces el alcohol.Si hasta se puede presentir su fatiga al subir una escalera, su dificultad para ponerse las medias o atarse los cordones de los zapatos. Pasa que la panza está ubicada en un lugar inadecuado, incómodo y para colmo antiestético.La panza no tiene la culpa, ella es el resultado de lo que nosotros hacemos, como lo es el comer mal y ese maldito mundo moderno que nos arrastra al sedentarismo.En esa cintura agrandada, desproporcionada con relación al resto del cuerpo se esconde el enemigo, disfrazado de naturalidad y de formas típicas y cotidianas va el síndrome metabólico erosionando traicioneramente la salud. Uno va transportando un cinturón con un perímetro mayor al que la ciencia indica, sin tomar conciencia que allí hay bombas y granadas, capaces de estallar en una arteria, en cerrar el paso a las coronarias, en quitarle el riego sanguíneo y el oxígeno a las neuronas del cerebro o destruir la capacidad filtrante de los riñones.Sí, detrás de esa panza pseudo-inocente hay un camión lleno de riesgos y posibles sufrimientos, fantasmas que no se van por tomar un medicamento y listo, solucionado el problema. Para nada, detrás de ese abdomen transformado en potencial verdugo, debe haber un hombre o una mujer capaces de cambiar sus hábitos, lógicamente luego de tomar conciencia sobre este flagelo del siglo veintiuno, que está haciendo estragos en la salud pública y que hace crecer exponencialmente los porcentajes de casos de personas con diabetes.Lo mismo aplicado al chico con sobrepeso u obeso, cuyo cuerpo sobrecargado nos pide a gritos que le enseñemos a comer y lo incitemos a hacer actividad física.El cuerpo avisa, el cuerpo habla y el abdomen es una de las voces del organismo que marca el rumbo de nuestras conductas y el del destino que nos espera, al que hay que ayudarlo para una mejor calidad de vida. Sepamos que hay panzas y panzas, que cada una dice algo, es cuestión de entender el lenguaje del cuerpo, y el abdomen habla por cada uno de nosotros. Prestemos atención, tal vez nos esté diciendo que estamos haciendo las cosas mal.ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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