Acerca de si todas las personas tienen un precio
"Todo hombre tiene su precio, lo que hace falta es saber cuál es". Esta célebre frase que se atribuye al político francés del siglo XVIII, Joseph Fouché, encuentra no pocos partidarios en la actualidad.Hace algunos años la película "Indecent proposal" (Propuesta indecente), produjo un revuelo social en Estados Unidos, al instalar una pregunta desestabilizadora: ¿permitiría que su mujer se acostara con otro hombre a cambio de un millón de dólares?La cuestión, que tocó los tres pilares sobre los que se asienta la cultura popular norteamericana (dinero, amor y sexo), removió los cimientos de las tertulias televisivas y privadas, al punto que algunas encuestas revelaron que la mayoría de las mujeres responderían afirmativamente al reto.El filme hizo que una sociedad puritana ponga bajo consideración el valor de la fidelidad matrimonial frente al principio capitalista de aprovechar sin remordimientos lo que está al alcance de la mano.En la obra, una pareja de yuppies -interpretada por Demi Moore y Woody Harrelson- recibe en plena situación de ruina económica la propuesta de un multimillonario (Robert Redford) que le ofrece al esposo un millón de dólares a cambio de pasar una noche de amor con su mujer.El dinero, tan importante para la pareja que les lleva a hacer el amor en una cama forrada de billetes, acaba siendo un golpe que hace que su matrimonio se desmorone. Lo cierto es que el film, al cabo, parece darle crédito a la teoría de que cada quien tiene su precio.Pero el fenómeno de la corrupción campante en las sociedades modernas, sobre todo en la Argentina, cuya clase dirigente ha sido asimilada a la cleptocracia, también parece darle la razón al dicho de Joseph Fouché.Si las personas tienen un precio habrá que aceptar que todos, quien más quien menos, tenemos cierta debilidad de carácter, que hace que nos tornemos vulnerables a cualquier oferta que nos hagan, de suerte que eso de la "integridad moral" sería un mito.Así piensa al menos el cínico, nos recuerda el escritor inglés Oscar Wilde, para quien justamente "un cínico es un hombre que conoce el precio de todo y no da valor a nada".El cinismo es la tendencia a no creer en la sinceridad o bondad humana, ni en sus motivaciones ni en sus acciones, así como una tendencia a expresar esta actitud mediante la ironía, el sarcasmo y la burla.Se diría entonces que en la película "Propuesta Indecente" -donde el dinero parece comprarlo todo- triunfa el principio cínico según el cual finalmente nadie se resiste a una buena oferta económica.Una consecuencia práctica de esta postura podría ser: "no creas en un hombre mientras no medie un precio". Es decir, no creas en nadie sino en aquel sistema que pone el precio de cada cosa.Ahora bien, que las relaciones humanas se rijan por determinado patrón, en este caso el cinismo moral, no significa que esto deba ser así. A menos que creamos, claro está, que siempre lo que "se hace" es lo correcto.Por ejemplo el filósofo alemán Immanuel Kant, a fines del siglo XVIII, fundó el concepto de "dignidad humana", piedra de toque de la moralidad, en el hecho de que la persona es alguien que no tiene precio sino que vale por sí misma.La dignidad aquí no debe ser confundida con ninguna cosa, con ninguna mercancía, dado que no se trata de nada útil, ni intercambiable o provechoso. Bajo esta perspectiva, cuando a una persona se le pone precio se la trata como a una mercancía.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios