Adán: te devolvemos tu costilla
En estos tiempos de campañas políticas, causa vergüenza ajena -como mujer y ciudadana- el escaso protagonismo de la mujer en los palcos políticos. Aun no se sabe si es por irritación de algunos dirigentes por la presencia de la presidenta, por una misoginia natural o por las ansias de sostener el poder patriarcal-dominio de lo masculino sobre lo femenino, percibiéndose en el lugar del antipoder, de la subordinación a quienes han "parido" con dolor a la misma democracia: la mujer.Por Mevia Carrazza - MeyiOpiniónA diario se observa un aislamiento cada vez más pronunciado y una frustración importante de la mujer, que al parecer tiene que rendir exámenes para ocupar un mísero puesto en el partido que elije.Es real que muchas mujeres son artífices de este aislamiento, porque viven en hogares que desacreditan toda posibilidad de inserción de las mismas. Desde pequeñas los adultos que las rodean, llenan sus oídos con fuertes críticas a la participación política indicando que la política es sucia, que denigra a la mujer y que el ejercicio del poder debe estar en manos del varón que tiene más tiempo, mas libertades y menos posibilidades de desvíos morales.Lo cual es una mentira tan grande como un castillo.Así generaciones enteras de mujeres han entregado la política partidaria, al dominio del varón quien no les aseguró evitar las tentaciones, los "desvíos morales", las riquezas ilícitas y la posibilidad de evitarse el auto odio por quedarse una vida entera, entre cuatro paredes sin ver lo que pasa en el mundo.El discurso patriarcal que le otorga la dominancia del ejercicio del poder al varón ha asegurado cierta comodidad a la mujer que recibe por esta resignación un buen auto, tarjetas, viajes y silencio. Poder que significa para el varón, dinero, posición y para la mujer una frustración que se visualiza en la fiesta de los 50 años, cuando mira para atrás y descubre que se hizo poco, en la vida pública.Muchas mujeres se creen el discurso de privilegio por parte de los candidatos que desde la seducción les agradecen las tareas sociales de servidumbre y domesticidad, donde hay que cumplir el rito cotidiano de acciones sin individuación, ni reconocimiento público menos aun transformadores.La mujer puede ser una excelente ecónoma en acciones sociales pero la estrategia para lograr el poder político no lo tendrá ella, estará en manos del que está en el escritorio exigiendo lo que el quiera, muchas veces muy lejos del trabajo limpio y de las acciones solidarias, protagonizadas por el colectivo de mujeres.Las que caminan las calles con proyectos y clara intencionalidad política son sometidas a las criticas, a los ninguneo y son víctimas de dudas sobre sus capacidades.Lo peor es que son exigidas a protagonizar una lucha cotidiana en este ring que se ha montado para el 2011.Al parecer la presencia de lo femenino en los ámbitos partidarios resulta una verdadera amenaza para el colectivo de los varones, quienes se asignan el prestigio, antigüedad militante y decencia...Sin dudas que muchos prefieren obviar los avances de la mujer en lo social, lo económico y hasta en lo religioso.Por más triquiñuelas que se ensayen para excluir a la mujer del territorio político, en lo subterráneo, de esta sociedad crispada se está gestando una movilización que apunta a ese equilibrio de mujeres y varones en la participación política. Estrategia elaborada por mujeres de viejas militancias, junto a jóvenes que intentan modificar viejos esquemas de dependencia, de sometimiento, que han hecho infelices no solo a mujeres sino también a varones.El verdadero éxito de la política en estos tiempos estará dado por un enfoque generoso, igualitario en la participación de ambos no solo en el adentro de los partidos, sino también hacia fuera de los mismos.El éxito de la política estará dado por los cambios de estrategias participativas que se gesten entre los sectores más vulnerables y aquellos que guardan en sus baúles no solo el dinero sino también la ideología patriarcal, que es tan poderosa como la afamada oligarquía vacuna, que enuncia estos sectores de "progres".Hoy no nos podemos dar el lujo de volcar el protagonismo hacia uno u otro lado.Una sola mujer no representara jamás a los millones de mujeres que están abriendo puertas en el país, en el mundo.Un colectivo de varones, peleando con otro, no es lo que un país necesita.La corrupción se combate cuando la evolución del proyecto, puede ser controlado por todos y no solo por el grupete que entorna al poder.La grandeza de una gestión política es haber abierto el juego a todos los sectores, consultando y evaluando los pasos más importantes y relevantes del proyecto comunitario y no aquel que se practica desde una cueva entre tres o cuatro "mandamas"que integran una mujer que piensa como ellos y hará bien los deberes que le indiquen.La inequidad de género es también una causa de violencia.Abrirse a nuevas ideas, a nuevas participaciones, incluir a la mujer es un orgullo que podrán mostrar los dirigentes actuales a las nuevas generaciones, como un trofeo dehonestidad, solidaridad y sobre todo como una acción superadora de esas detestables y viejas politiquerías que han llevado a la frustración, el engaño, avaricia, riqueza concentrada en unos pocos y que solo les ha servido a muchos para tener un mejor entierro.
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