Adiós a Volando: réquiem para un luchador
El 3 de mayo falleció el legendario dirigente de la FAA, que fue presidente de la entidad durante 25 años. Se le rindieron merecidos homenajes en la Cámara de Diputados de la Nación y la Legislatura bonaerense.Alejandro Krum*El Decano de los Directores del Honorable Consejo Directivo Central, Guillermo Giannasi, me ha conferido el honor de escribir una semblanza de nuestro inolvidable líder Humberto Volando, desaparecido físicamente hace unas semanas atrás.Confieso que además del gran honor, este desafío este desafío me plantea una responsabilidad enorme, porque se trata de hacer una reseña de una personalidad que durante 25 años forjó su huella imborrable en esta centenaria organización chacarera.Apelaré pues a los versos de José Hernández esperando me inspiren lo suficiente como para concretar al menos un digno artículo: "vengan santos milagrosos, vengan todos en mi ayuda, que la lengua se me añuda y se me nubla la vista, pido a mi Dios que me asista, en esta ocasión tan ruda".Todos vamos a morir. Pero apenas despuntaba el mes de mayo nos enteramos muerte de la muerte de HUMBERTO VOLANDO. Las familias de productores que integran la FAA -entristecidas- lo sienten y lo añoran. Es difícil encontrar palabras que puedan expresar cabalmente los sentimientos. Pero si es como dicen, que los mejores pensamientos surgen de los sentimientos, dejaré libre mis sentimientos.Nuestro "Don Humberto" sin dudas fue un verdadero adelantado para su época. Por ejemplo cuando en soledad cuestionó prácticamente desde su mismo lanzamiento el plan de convertibilidad de Menem- Cavallo. Baste solo recordad sus críticas y eI gIorioso Paro Nacional Agropecuario que la FAA realizó en agosto de 1994. Hubo que esperar bastante tiempo para que otras voces se sumaran a estas críticas, pero claramente corresponde a Humberto Volando y a la FAA el liderazgo en el rechazo a una política aciaga que tanto daño ocasionó sobre el entramado económico social del interior del país y a la Nación en su conjunto. ("Si Menem- Cavallo tienen éxito con este plan, el campo la va a pasar muy mal" o "estamos mal y vamos peor" fueron algunas de las recordadas expresiones de aquellos tiempos, mientras las mayorías festejaban el ingreso de la Argentina al primer mundo, como se nos vendía).Su leal discípulo durante más de 25 años, el ingeniero René Bonetto, nos cuenta que solamente en dos oportunidades lo notó decepcionado a Don Humberto: la primera, cuando el menemismo logró la reelección en el año 1995 con más del 50 % de los votos. La segunda cuando luego de retirarse de la dirigencia gremial agraria, y haber accedido a una banca en la Cámara de Diputados de la Nación, no pudo, desde ese lugar, concretar en leyes algunos de los proyectos que elaboró. Sin embargo dichas situaciones no fueron obstáculos para seguir adelante con la perseverancia que era innata en sus luchas.Por mi parte no puedo dejar de mencionar otra oportunidad en que lo vi doblado por dolor a nuestro General de cien batallas: fue en aquella triste tarde de agosto de 1994 cuando en el cementerio de Maciel dejábamos para la eternidad a otro enorme dirigente, el Gran Mariano Echaguibel.Se podrá haber coincidido o discrepado con sus ideas y sus propuestas, pero no se puede discutir la genuinidad y la honestidad intelectual desde donde las formulaba.Imposible no mencionar aquel congreso anual del teatro El Círculo de 1996 cuando pronunció el discurso de despedida de la presidencia de la FAA.En aquel entonces, finalizando su discurso, Volando recordó las recomendaciones que le había formulado su propio padre cuando tuvo que salir a sembrar trigo por primera vez muchos años antes de la aparición del tractor.Seguramente muchos recordaremos el clima emotivo que envolvía el teatro El Círculo, que parecía que se iba a romper, cuando mirando de frente a la platea unánimemente conmovida, don Humberto evocaba con precisa y brillante metáfora con estas palabras: "Fijá la vista en la bandera, agarrá corta y firme las riendas de los caballos para no desviarte, y de cuando en cuando mirá a los costados para ver si hacés una buena siembra." Y culminando, en el clímax de Ia emoción que a todos embargaba, dedicó sus últimos párrafos alentando a la dirigencia que habría sucederlo, y también a la juventud, diciéndonos "Claven la vista en la bandera azul blanca del país, pues también son los colores de la bandera de la FAA, manejen con firmeza el timón de la organización y siembren... siembren."Estas enormes expresiones sin duda calaron hondo en los corazones de nuestros rudos gringos que no pudieron evitar tener que buscar en sus bolsillos el pañuelo para secar sus lágrimas.Hoy podemos y debemos llorar esta pérdida porque nuestro país se va quedando sin grandes viejos (Sábato, Alfonsín, Volando, etc.), justo cuando más precisamos de los viejos sabios, porque significa que alguna vez fuimos una sociedad que generó grandes hombres que después fueron viejos. Lamentablemente no es lo que vemos en la sociedad argentina de hoy. Nos duele tener que reconocer que ya no vivimos "esos tiempos de la República". Ningún dirigente salido del campo, y me atrevo a decir del empresariado nacional, alcanzó el nivel de respeto público de Humberto Volando, que así andaba y así lo recordaremos con sus enormes manos de tambero, a veces vestido un poco demodé, pero siempre sobresaliendo su figura principal y su enorme estatura moral. Para su familia, que debe estar atravesando sin duda momentos muy difíciles, expreso mi sincera solidaridad y respeto, aguardando y deseando lleguen a una pronta y cristiana resignación.Desde mi humilde y modesto lugar de colaborador y entusiasta militante de la causa federada quiero dejar mi sentido respeto a una figura difícil de olvidar. Don Humberto Volando, ¡Hasta Siempre!* Artículo publicado en Diario La Tierra
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