EL PRESIDENTE Y EL PAPA
Alberto Fernández consiguió el apoyo que le faltaba: 'tata' Dios

Las sonrisas, los minutos y los mensajes fueron completamente distintos. De aquella cara de 'tujes' con Macri a esta distendida y casi sonriente con Fernández. El Papa dejó en claro sus preferencias y ahora hasta se habla de su visita a la Argentina. ¿Servirá para cerrar la grieta? Difícil, porque esa misma grieta se lo comió hace rato.
Jorge Barroetaveña Focalizado en buscar apoyos internacionales para encarar la fase decisiva de la negociación de la deuda, el Presidente revuelve y revuelve el estofado. En una gira relámpago tratará de convencer a los popes europeos que otra vez deben confiar en la Argentina. Que sólo se trató de un mal Presidente como Macri que volvió a endeudar al país, quién sabe por qué, y que ahora tenemos el firme propósito de volver a pagar lo que seguramente dejaremos de pagar. Mientras esto se escribe se cuenta por minutos el default de la Provincia de Buenos Aires. No la tiene sencilla Fernández, porque tiene que hacer equilibrio para adentro y para afuera ni tampoco puede tirar por la borda su discurso de campaña. Tiene poco margen para hacerse el ‘malo’, está obligado a transitar caminos más o menos racionales, al menos hasta que consiga el acuerdo y zafe de la coyuntura. Ya vendrán los tiempos de recuperar las banderas de la campaña, vivir con lo nuestro y hasta parapetarse ante el poder del kirchnerismo que, en los primeros 45 días de gobierno, ha quedado ampliamente expuesto. Quizás la frutilla del postre sea el retorno del eterno Aníbal Fernández. En rigor, es cierto lo que dice el ex Jefe de Gabinete de Cristina: si fue tan turbio, ¿por qué no acabó preso? O acaso no lo están aún Julio De Vido, Lázaro Báez o hasta el mismísimo Amado Boudou? Aníbal nunca estuvo ni cerca de la cárcel. Pero el Presidente bien sabe que, este Fernández, es ‘pianta’ votos y debe ser de los dirigentes con peor imagen del gobierno de Cristina. Apenas tuvo que conformarse con ser candidato a concejal en Pinamar en las últimas elecciones. De hecho fue el principal promotor de la histórica derrota del peronismo a manos de una ignota como María Eugenia Vidal. La explicación oficial es que fue Alicia Kirchner la que pidió por él. Que lo llamó al Presidente y este dio luz verde. Fernández dirigirá los comandos de la mina de Río Turbio. Si hicieran un cásting de nombres nada sería más apropiado. El emprendimiento está investigado por la justicia y, de sus derivaciones, terminó procesado Julio De Vido. En este caso, como en otros, no se trata del personaje. O sí. Fernández fue un símbolo de la derrota del peronismo hace cuatro años, ¿es necesario traerlo de vuelta para restregárselo a los votantes? Incluso a los del oficialismo. Pareciera que no, pero es otra muestra de poder del kirchnerismo que no se cansa de dejarlo en claro. Con pocas palabras, de forma más amable, sin hablar como Cristina, aunque tan contundente como siempre. Del otro lado de la cuerda Fernández hace lo suyo. Busca fortalecer el frente externo y al mismo tiempo dar señales que su principal objetivo interno es parar la inflación. El lema es ‘tenemos que crecer para poder pagar’. Todos saben que crecer es incompatible con los niveles de inflación que tenemos. Por eso la molestia oficial con las últimas remarcaciones. Los empresarios, como siempre, dicen una cosa pero terminan haciendo otra. El hilo conductor de la ingenuidad bien podría unir al gobierno que se fue y al que llegó. No alcanza con la palabra empeñada ni con declaraciones de buena voluntad. Si no hay un contexto económico sólido los precios no van a parar de subir. Podría decirse que será más fácil contener los reclamos de aumentos salariales a través de las paritarias, que ponerle freno a los precios. El Presidente lo sabe, no es ingenuo, pero tiene tantos frentes abiertos que debería ser un pulpo para atenderlos a todos. En el Congreso con Massa y Máximo parece tener las espaldas cubiertas. Negociación de por medio, y promesa de contemplación de deudas mediante, las espadas presidenciales consiguieron el apoyo de Cambiemos para sacar la Ley de Sostenibilidad. Es probable que algo similar suceda en el Senado. En educación se lanzó la paritaria docente cuyo principal objetivo será encarrillar un salario testigo para el resto de la economía y los empleados estatales. En Producción, Kulfas terminó de abrochar los detalles de la moratoria para PYMES y monotributistas, que les permitirá ofrecer un camino de recuperación a cientos de miles que quedaron en el camino el último año y medio. Ahí está pendiente el aumento a jubilados que debería ser anunciado en pocos días y tiene pronóstico reservado. La eliminación del índice de movilidad es una piedra con la que el gobierno camina y una espada de Damocles que pende sobre su cabeza. Otro intríngulis que nadie sabe bien cómo se resolverá. Sin contar con las consecuencias judiciales que podría acarrear. Pero Alberto va. Tocándose los bolsillos, cerrando ojos y oídos para no ver ni escuchar lo que le dicen desde el kirchnerismo y jugándose todo los primeros meses de gobierno. Y esperando que venga el Papa. O que sus rezos le sirvan para sortear todos los obstáculos que tiene por delante.
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