Andrade y el sueño de un país federal
Un día como hoy pero de 1839 nació Olegario Víctor Andrade, el autor de poemas como "La Vuelta al Hogar", "El nido de cóndores" o "Consejo maternal", pero sobre todo el adalid del federalismo provincial.Andrade ha paso a la posteridad como el poeta inspirado, como el cantor de las empresas de la comunidad. Y en tal carácter conoció la fama de la Argentina oficial.Sin embargo su personalidad es más vasta y acaso ha quedado oculto el aspecto más valioso de su vida: el político y periodista que tomó partido -asumiendo en muchos casos riesgos personales- por la causa del federalismo interior.Andrade poseía un método interpretativo del presente y de la historia, que vuelve original su planteo político. Para él es clara la disputa entre los intereses del puerto y el interior, alrededor del control de la renta económica.En su ensayo "Las dos políticas", de 1866, resume al lúcido ensayista político. Allí postula: "Buenos Aires ha querido desde 1810 mantener en sus manos el monopolio del comercio exterior, y en sus cofres el producto de las rentas que él produce".Andrade juzga todo desde esta hermenéutica. Por eso nos viene a decir que Rivadavia, Rosas y Mitre expresaban una misma política: a todos ellos los unía el interés unitario, representado en la oligarquía porteña.Ve detrás de esos personajes, que según la historiografía convencional son incompatibles ideológicamente, la continuidad de una política.Conviene reparar en el hecho de que Andrade profesa la ideología de la época, el liberalismo decimonónico. Su anti-españolismo y la veneración por Francia, y su revolución republicana, son marcas inconfundibles de su mentalidad. Además ha sido educado en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, donde se formó le elite liberal de la época.Sin embargo, siguiendo sus escritos y su actuación política, eso no le impide impugnar "a los liberales" como Rivadavia, Mitre y Sarmiento. Se diría que su adhesión ideológica no entorpece la mirada sobre lo que le conviene al país.Visto desde este lugar -desde la epistemología del hombre del interior- la realidad subyacente del unitarismo -en tanto conjunto de intereses y formas de actuar y pensar- se desoculta.Se disuelven, de un golpe, las antinomias políticas e ideológicas. Por eso también es falsa la postura del revisionismo rosista, que en su afán de adecuar los hechos al dogma (el de que Rosas es la quintaesencia de la argentinidad) sólo reivindica al Andrade antiliberal.El gualeguaychuense, que supo adherir a la causa de Justo José de Urquiza, es impiadoso con el dictador. Comete una herejía (para el revisionismo) al compararlo con Bernardino Rivadavia, quien con su doctrina de las facultades extraordinarias "fabricó las herramientas con que Rosas forjó las duras cadenas de su dictadura".Respecto de Rosas, Andrade impugna su doble discurso e impostura: "¿Cómo se contesta entonces a las provincias que desean el restablecimiento del régimen federal? Inscribiendo en todas partes el lema ¡Viva la Federación!, asegurando el mando tiránico y la irresponsabilidad de los gobernadores dentro de su provincia y garantiendo a unos de otros, sin perjuicio de apoyar al mejor instrumento de la política metropolitana".Y añade: "¿Cómo se complace a Buenos Aires? Claro está: manteniendo la clausura de los ríos, el exclusivismo del puerto, el monopolio del comercio (...) ¿Para qué quiere Congreso la Nación si no tienen las provincias para pagar sus diputados? Basta la Sala de Buenos Aires".
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