Antártida, entre la curiosidad y la codicia
El continente blanco, situado en el extremo sur del planeta, esconde secretos sobre la vida de la Tierra y del hombre, pero también enciende la apetencia económica por sus recursos económicos.Argentina reclama una parte de ese lejano territorio austral. El llamado departamento Antártida Argentina forma parte de la provincia de Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur.Las reclamaciones antárticas argentinas están basadas en consideraciones históricas, geológicas, de presencia humana continuada desde 1904, y de proximidad al continente americano.El gualeguaychuense José María Sobral, de quién se cumple hoy el 135° aniversario de su natalicio (14 de abril de 1880), fue el primer argentino en pisar el suelo antártico.En representación de la marina argentina, el alférez Sobral participó de la expedición sueca a los hielos del sur bajo la jefatura de Otto Nordenskjöld, eminente geólogo y geógrafo europeo.Para calibrar la importancia de esta expedición, hay que decir que era una aventura con final abierto. Era, literalmente, lo que llamaríamos un viaje al fin del mundo, a un continente desconocido.Fue una verdadera hazaña para la época dada la precariedad de los elementos con que se hizo la expedición. El barco llegó a la Antártida el 9 de enero de 1902.Sobral, quien tenía un espíritu inquisitivo y ávido de conocer, habrá sentido seguramente la misma fascinación que hoy despierta este desolado y misterioso continente blanco a los miles de científicos que arriban a él cada año.Se dice que la Antártida es un cofre de tesoros que guarda la solución para varios enigmas, que involucran tanto al origen del cosmos, como a la vida del hombre en general, y aspectos relativos a cómo funciona el clima terráqueo."Es una ventana al universo y al tiempo", ha dicho Kelly Falkner, jefa del programa polar para la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos. La agencia de noticias The Associeted Press siguió en un verano antártico a científicos de diferentes ramas.Comprobó que buscaban criaturas de forma alienígena, pistas de contaminación atrapadas en el antiguo hielo, sobras del Big Bang, particularidades biológicas que podrían guiar potencialmente a mejores tratamientos médicos, entre otras temáticas.Últimamente ha concitado la atención de los científicos porque muestra signos de derretimiento, por efecto del calentamiento global. Algunos reportes, al respecto, son alarmantes. Y esto porque lo que ocurre en esta geografía helada repercute en todo el planeta.Los primeros exploradores llegaron a la Antártida en el siglo XIX buscando riqueza como pieles y aceites de ballena y foca, convirtiéndose desde entonces la explotación económica en una obsesión.Pese a que el Tratado Antártico -suscripto por algunas naciones, entre ellas la Argentina-, suspende los reclamos territoriales y prohíbe toda explotación de la zona, ya se habla del futuro "reparto" en los próximos años.Ocurre que bajo el grueso blindaje helado se esconden enormes cuencas de petróleo y gas, depósitos minerales, al tiempo que cuenta con una biodiversidad muy rica en su fauna marina, y es una reserva extraordinaria de agua dulce.Una serie de países han delimitado territorio en la región. Australia, por ejemplo, reclama un tercio del continente. En tanto que las pretensiones de Argentina, Chile y Gran Bretaña se superponen en un sector del territorio.
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