Aquello que nos impulsa a actuar
Las personas siempre tenemos algún motivo, muchas veces oculto e incluso inconsciente, para actuar de determinada manera. Subyace, entonces, una necesidad que actúa como fuerza impulsora. La necesidad es aquello de lo que no se puede prescindir, que no se puede evitar y en tanto carencia básica obliga a una satisfacción más o menos inmediata.Por ejemplo, respirar es una necesidad del hombre que hace a su supervivencia. En tanto, sin agua moriríamos de sed y sin alimentos sucumbiríamos de inanición.El psicólogo Abraham Maslow sostuvo que estos requerimientos que hacen al hombre sano, junto a los que tienen que ver con sentirse física y psíquicamente libre de peligro, relativos a la seguridad, son las necesidades primarias.Una vez satisfechas estas necesidades básicas el individuo (y por extensión la sociedad) busca ser aceptado por los demás (pertenencia) y elaborar un buen concepto de sí mismo (autoestima).Luego de tener cubiertas estas deficiencias el hombre pasa a un nivel superior. Es decir estará en condiciones de cubrir lo que Maslow llama necesidades "de ser".Aquí se incluye el logro intelectual (necesidad de comprender), el gozo estético (necesidad de belleza y armonía) y la autorrealización, que es la necesidad de alcanzar las máximas cotas de desarrollo personal.Sigmund Freud, por otro lado, cuestionó la concepción racionalista del hombre al señalar que el inconsciente (un reservorio de ideas y fantasías reprimidas por el individuo), es el verdadero motor de aquello que hacemos y somos.La sabiduría popular, en tanto, recoge expresiones que delatan que las personas hacen cosas reñidas con la moral individual o social y esto porque alguna necesidad las apremia."La necesidad tiene cara de hereje", reza un conocido refrán, que para algunos es una traducción deformada de la sentencia latina "necesitas caret lege" (la necesidad carece de ley).Mediante esta sentencia los abogados suelen defender al individuo que comete un delito llevado por la desesperación. El caso de quien por robar alimento para no morirse de hambre no recibe condena.Esta interpretación coincide con aquella célebre frase del filósofo y escritor alemán Johann W. Goethe, según la cual "la ley es poderosa, pero más poderosa es la necesidad"."Hereje" se dice a aquella persona que es condenada por negar algunos de los dogmas de la religión establecida o dominante. Aunque el término se hace extensivo a todo aquel disidente de alguna ideología social o política.Tener cara de hereje, aplicado al refrán, equivale a decir que cuando una persona tiene necesidad de algo, no importan los medios a los que tenga que recurrir.Quien se encuentra en aprietos económicos, por caso, se ve llevado a dejar de lados los escrúpulos y el orgullo para avenirse a cualquier circunstancia. El necesitado, así, no le hace asco a nada (o casi nada).El dilema moral que se plantea es si la necesidad en cuestión es lo suficientemente acuciante como para justificar que se cometan malas acciones o grandes bajezas. ¿Se actúa así porque no queda otra alternativa?Conectado con esto, hay otra frase popular, "por la plata baila el mono", que denuncia que los seres humanos a veces estamos dispuestos a imposturas morales por el incentivo económico.Ya lo decía Francisco Quevedo, en sus recordados versos: "Da y quita el decoro y quebranta cualquier fuero, poderoso caballero es don Dinero".
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