Argentina, ¿provincia económica del Brasil?
Alguna vez los dos países rivalizaron por la hegemonía en el Cono Sur. De hecho entre ambos existía la hipótesis de conflicto. Pero todo parece indicar que la Argentina se ha convertido en apéndice económico de Brasil.Las veleidades nacionalistas en estas pampas -con su pretensión de disputar el liderazgo regional al país carioca- encuentran pocos fundamentos en la realidad.Días atrás el diario El Cronista Comercial informó sobre los intentos de algunas firmas locales por evitar el proceso de "brasilerización" que han sufrido en los últimos años la mayoría de las empresas argentinas.Dicho proceso supone que estas últimas han pasado a ser satélites de los conglomerados del país vecino. Y al respecto daba un dato contundente: "En la actualidad el 85% de las 500 mayores compañías argentinas están controladas por capitales brasileños".Los expertos coinciden en que esto obedece a una estrategia general que comenzó Brasil hace décadas. La cual primero empezó con la sustitución de importaciones, siguió con la mejora del mercado interno, y continúa con la compra masiva de empresas de otros países.Se sabe que algunas economías emergentes se han convertido en importantes inversores internacionales. En particular, las empresas brasileñas resultan las más dinámicas dentro de la región.Y, a su vez, Argentina aparece como un destino preponderante en el proceso de internacionalización productiva de estas empresas. No hay rubro de la economía doméstica donde no estén los brasileños.Ejemplo: pisan fuerte en el sector cemento. Y hubo una adquisición estrella: la que hizo en 2005 Camargo Correa -previo pago de 1.025 millones de dólares- para quedarse con la mítica cementera Loma Negra.
A juicio del economista Orlando Ochoa, está bien que esto ocurra. "Si las empresas nacionales no realizan fuertes inyecciones de capital, es bueno que vengan empresas de Brasil a instalarse. Más, considerando que hoy padecemos una falta de diversificación de la matriz productiva y el grueso de las exportaciones está explicado por la soja", opinó.En tanto, las estadísticas muestran una creciente Brasil-dependencia en el comercio agropecuario y alimentario argentino. El trabajo de la investigadora Beatriz Perona revela que si en los '90 las ventas argentinas al mercado brasileño absorbían el 12% hoy pasó al 30%."Dado que el comercio agroalimentario -que incluye productos primarios y manufacturas de origen agropecuario (MOA)- representa cerca del 60% de nuestras exportaciones totales y un tercio de nuestras exportaciones a Brasil, la pregunta que surge es: ¿está el comercio agroalimentario argentino bajo el peligro de la Brasil-dependencia", se pregunta Perona en una nota aparecida en el diario La Nación.Cereales, frutas y verduras, carnes y lácteos, son las principales ventas argentinas. Entre los cereales, se destacan el trigo y el arroz, y entre los lácteos la leche en polvo.La investigadora considera, efectivamente, que "la dependencia de Brasil existe y será cada vez mayor", aunque se niega a aceptar la tesis de que "a priori" esto de por sí es "malo".Y esto en respuesta a las voces que alertan sobre el potencial peligro de ser excesivamente cautivos de un solo mercado. "La dependencia creciente es una consecuencia lógica de la profundización de la integración entre ambos países", concluye.A decir verdad, la globalización económica en marcha, que implica ante todo la internacionalización de los capitales, pone en entredicho los voluntarismos de autarquía de los países.Aunque hay que reconocer que la fuerza del capitalismo brasileño es arrolladora.
A juicio del economista Orlando Ochoa, está bien que esto ocurra. "Si las empresas nacionales no realizan fuertes inyecciones de capital, es bueno que vengan empresas de Brasil a instalarse. Más, considerando que hoy padecemos una falta de diversificación de la matriz productiva y el grueso de las exportaciones está explicado por la soja", opinó.En tanto, las estadísticas muestran una creciente Brasil-dependencia en el comercio agropecuario y alimentario argentino. El trabajo de la investigadora Beatriz Perona revela que si en los '90 las ventas argentinas al mercado brasileño absorbían el 12% hoy pasó al 30%."Dado que el comercio agroalimentario -que incluye productos primarios y manufacturas de origen agropecuario (MOA)- representa cerca del 60% de nuestras exportaciones totales y un tercio de nuestras exportaciones a Brasil, la pregunta que surge es: ¿está el comercio agroalimentario argentino bajo el peligro de la Brasil-dependencia", se pregunta Perona en una nota aparecida en el diario La Nación.Cereales, frutas y verduras, carnes y lácteos, son las principales ventas argentinas. Entre los cereales, se destacan el trigo y el arroz, y entre los lácteos la leche en polvo.La investigadora considera, efectivamente, que "la dependencia de Brasil existe y será cada vez mayor", aunque se niega a aceptar la tesis de que "a priori" esto de por sí es "malo".Y esto en respuesta a las voces que alertan sobre el potencial peligro de ser excesivamente cautivos de un solo mercado. "La dependencia creciente es una consecuencia lógica de la profundización de la integración entre ambos países", concluye.A decir verdad, la globalización económica en marcha, que implica ante todo la internacionalización de los capitales, pone en entredicho los voluntarismos de autarquía de los países.Aunque hay que reconocer que la fuerza del capitalismo brasileño es arrolladora.
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