Asesino en fuga: una metáfora de la Argentina trucha
:format(webp):quality(40)/https://eldiacdn.eleco.com.ar/adjuntos/240/imagenes/000/394/0000394363.jpg)
Casi dos horas tardó la Gendarmería en avisarle a la policía santafesina que los prófugos del Triple Crimen estaban donde estaban. ¿Qué pasó? No había señal de celular, en ese paraje bucólico del sur santafesino. Es una postal de la ineficiencia, llevada a la máxima expresión. Las fuerzas de seguridad, claro, al menos en esto, no tienen la culpa. Jorge Barroetaveña La carrera desenfrenada por atrapar a los prófugos roza lo bizarro a esta altura. No hay fuerza de seguridad del estado que no haya intervenido y los funcionarios, para evitar el papelón prefieren callarse la boca. Ahora la búsqueda se trasladó a Santa Fe, donde fue hallada la camioneta que Cristian Lanatta le robó a la suegra en la Provincia de Buenos Aires. Nadie explicó aún cómo hicieron los asesinos para desandar casi 500 kilómetros, sin cambiarle la patente al vehículo y sin que nadie los parara o los viera.La movida refuerza la hipótesis de las complicidades internas y externas entre las fuerzas de seguridad, la política y los criminales. En este terreno fangoso se mueve María Eugenia Vidal, la virgen gobernadora bonaerense que no sabe qué incendio apagar primero: el de la inseguridad o el del estado de quebranto en que recibió las cuentas de su provincia.Y la sensación es que por ahora, hace lo que puede. El escándalo de la fuga encierra un mensaje: nadie habló tanto en la campaña como ella de la droga y la infiltración del narcotráfico en los distintos estamentos de la sociedad. Huele a factura lo que le están pasando. Cuenta encima con un peronismo en retirada en la oposición que todavía no sabe bien a qué juega ni para quién juega, porque está entrando en su propio proceso interno de definición de roles y liderazgos. Sólo Sergio Massa puede aportarle cierta previsibilidad y apoyo político, aunque también él dentro de poco tiempo empezará a pensar en las legislativas del 2017 y adónde se para frente al electorado.Entre tanta oscuridad, Vidal se asomó a algo de luz, y si el jueves se concreta, habrá conseguido su primera victoria política desde que asumió. Las conversaciones con los intendentes peronistas están cada vez más avanzadas y es probable que el jueves se apruebe finalmente el enorme, abultado y elefanteásico presupuesto de Buenos Aires. La llave, como siempre, la tienen los intendentes que virtualmente le intervinieron el bloque legislativo al ahora mediático José Ottavis. ¿La razón? La más vieja del mundo: plata para obras y sueldos de las policías urbanas, dos agujeros que Scioli dejó en el camino. La contrapartida es el endeudamiento que autorizarán a contraer al estado bonaerense. Es una cuestión de supervivencia simplemente, de unos y de otros. Vidal obtendrá lo que quiere y los intendentes también. Salvo que Cristina vuelva a levantar el teléfono y quiera romper todo. Todo indica que no la dejarán hacer lo mismo.En ese ámbito lleno de humo que domina a todo el peronismo, Massa sigue tejiendo y destejiendo con paciencia, tratando de quedarse no sólo con la frutilla sino con toda la torta. El viernes pudo juntar a Juan Manuel Urtubey y Diego Bossio en Pinamar más los enviados de De la Sota y Das Neves. Es extraño pero el tigrense dijo que hablaba como Frente Renovador pero que en realidad buscaba un peronismo moderno del siglo XXI. En este tiempo, el realismo mágico en que se ha convertido el peronismo todo lo puede. Scioli, fiel a su estilo, se bajó a última hora. El ex candidato todavía sigue rumiando su derrota y no puede hacer muchas olas: el regalito que le dejó a Vidal en Buenos Aires se lo impide. Esos pliegues deberá colar sus necesidades de acuerdos en el Congreso de la Nación y atemperar las presiones por los recortes en el estado y las pujas salariales que inevitablemente vendrán en los próximos meses. La protesta, hoy sólo reservada al kirchnerismo residual, aumentará en los próximos meses, aunque el gobierno especula que, para la segunda mitad del año, los precios deberían enfriarse y con ello las presiones de los sindicatos. Es una apuesta a mediano plazo, como avisó Prat Gay. En esa lógica, lo que un gobierno electo no hace en sus primeros meses, máxime uno con poder legislativo acotado como el actual, es altamente probable que no lo haga nunca más. Sufrir para después gozar podría ser el cartel imaginario que pende de la puerta del despacho presidencial.Por ahora, las fiestas, el verano, las vacaciones, funcionan como somnífero social ante una realidad complicada. Es cierto también que adjudicar al gobierno de Cambiemos todos los males es malintencionado. Pero el argumento de la herencia también tiene límites. Serán dos, tres, cuatro meses, un año. Si nos guiamos por la ex presidenta Cristina Kirchner es eterno porque hasta dos minutos antes de irse se quejó de la crisis del 2001 y del país que le dejó Duhalde. Si Macri se 'kirchnerizó' en sus métodos como denuncian algunos, bien podría echar mano a ese argumento.Sí es cierto, más allá de la ironía, que los tiempos se han acortado. Ya no existe la luna de miel que antes se otorgaba a todo gobierno electo por una mayoría popular. Quizás la paciencia social se agotó después de tantas promesas incumplidas. El barco de Cambiemos va. El timonel se aferra a la brújula y le da viento a sus banderas. Aprovecha que varios tripulantes todavía lamen sus heridas. La tormenta es fuerte y se ignora cuánto durará. Ya no se trata de pasar el invierno, ni el verano. Ahora, es la tormenta.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios


