Ausentismo docente: la polémica continúa
Es uno de las patologías que arrastra desde hace tiempo el sistema: los docentes faltan más de la cuenta, sobre todo en el secundario. La cuestión volvió a la palestra, en un contexto de estrechez presupuestaria.La ausencia de maestros y profesores -algo de vieja data y que hasta aquí se mantenía en un segundo plano- volvió a ser noticia, después que se ventilara en el Consejo Federal de Educación, que reúne a los ministros del área de todo el país.El ministro Alberto Sileoni explicó que el índice de ausentismo, que oscila entre el 18 y el 25% en la escuela secundaria, no es tolerable. "Provoca un daño irreparable en el proceso de aprendizaje de los alumnos y atenta contra el derecho de los chicos a tener clases todos los días", dijo.El tema, por cierto, no sólo tiene aristas pedagógicas. Hay una razón económica que explicaría la reaparición en la agenda de los funcionarios: la carga de las suplencias en presupuestos educativos, que lucen hoy menos holgados.Hay que pensar que por cada docente con licencia por enfermedad de largo tratamiento hay un suplente. Porque el cargo vacante debe ser cubierto. Eso significa dos sueldos para un mismo cargo. El fenómeno es fácilmente perceptible, a nivel local, en la publicidad de los concursos docentes.En Entre Ríos el gasto en suplencias docentes está desbordado. Por ley no debería superar el 8% del monto total de la planta funcional en Educación, pero se sitúa hoy en el 18%, según datos del Concejo General de Educación (CGE).Los docentes gozan del derecho a enfermarse, y de tener días de licencia por enfermedad. Si la ausencia dura menos de 15 días, su lugar frente a los alumnos lo debe ocupar un directivo del colegio.Pero si la ausencia supera esa cantidad de días, hay obligación de designar un suplente, según el régimen entrerriano. El problema es que en la práctica hay una tendencia a extender la licencia más allá de los 15 días, activándose así el mecanismo para designar un suplente.En 2009, el gobierno provincial estudió la situación y concluyó que sobre un gasto anual de salarios de 1.000 millones de pesos, 200 millones se destinan a pagar suplencias.Según informó El Diario de Paraná, el Estado entrerriano paga un sueldo y medio más por ausentismo docente. Incluso se dan casos en los cuales un docente es reemplazado por un suplente, y ésta a su vez por otro. Con lo cual habría suplentes de suplentes.La pregunta del millón es por qué tantos docentes se toman licencia. ¿La sobrecarga de trabajo dispara determinadas patologías que antes no existían? ¿Inciden en la salud de los docentes la organización escolar y los climas que se generan en cada nivel?¿Se han potenciado las enfermedades profesionales a partir del cambio del contexto educativo? Las declaraciones de algunos funcionarios insinúan abusos, y de hecho el ministro Sileoni, pese a declarar que no se trata de "culpabilizar" a los docentes, empleó el término "picardías".La titular del CGE, Graciela Bar, fue más explícita. "No todos los que faltan están realmente enfermos. Muchos docentes consiguen un certificado médico que les otorga licencia por meses y por años, generalmente por problemas psicológicos que, al final, no son tan graves", disparó.Paralelamente la funcionaria entrerriana se quejó de que no se pueda conseguir que se estructure un mecanismo de control médico. "No tenemos eco en el sector médico a nuestro pedido de que efectúe un exhaustivo análisis de cada caso antes de extender un certificado", afirmó.Las licencias por enfermedad, por tanto, explican la inasistencia de los docentes. Y por esta vía el aumento de las suplencias. Las autoridades educativas, urgidas por bajar el costo global del plantel docente, y bajo el argumento de que los que pierden con la situación son los alumnos, pretenden bajar los índices de ausentismo.
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