EDUCACIÓN, TRABAJO Y ENTRETENIMIENTO
Barreras de accesibilidad: la vida de los jóvenes adultos sordos en Gualeguaychú

Recientemente la ciudad adhirió a la ley de Lengua de Señas Nacional, que la reconoce como una lengua natural y originaria que forma parte del legado histórico inmaterial de la identidad lingüística y la herencia cultural de las personas sordas. Sin embargo, los sordos todavía siguen teniendo muchos obstáculos para acceder a la educación, a la salud y al entretenimiento en el departamento.
Por Camila Mateo
Cuando se llega a la mayoría de edad por lo general ocurren dos cosas: se abre por un lado, la posibilidad de estudiar una carrera terciaria o universitaria y por el otro, incluso de manera simultánea, la necesidad de buscar un trabajo. Ahora bien ¿Cómo es para las personas sordas de la ciudad? ¿Existen estos dos caminos?
También aparece la oportunidad de poder ir a un boliche o a un bar para tomar algo con amigos, ya que la edad lo permite. Pero ¿Es así para todos?
La siguiente nota fue posible gracias a la ayuda de la intérprete Sol Irigoitía, quien amablemente comunicó las preguntas a los entrevistados y quien me expresó sus respuestas de vuelta.
El derecho a la educación y al trabajo
Antonieta Priolo nació en Buenos Aires, donde tuvo una intérprete que le permitió terminar el secundario en tiempo y forma. Luego conoció a su pareja, Juan Faiad y se mudó a Gualeguaychú. En el caso de él, finalizar sus estudios formales fue un poco más complicado debido a la falta de accesibilidad en las aulas. Sin embargo, logró terminar su educación en el secundario de adultos de la escuela Belgrano. “Le costó, pero todos lo ayudaban mucho y se sintió bien”, comenta Antonieta.
En este sentido, Milagros Acosta, de 23 años, menciona que ella pudo concluir sus estudios en tiempo y forma porque tenía profesores muy buenos que le explicaban. “En la secundaria no tenía interprete, siempre tuve que sentarme frente al docente. Después, intenté empezar el profesorado en el Isped, pedí intérprete y me dijeron que lo tenía que pagar yo. Pero como no tenía trabajo no podía solventarlo, así que me animé a hacerlo sola. Vino la pandemia y cuando quise empezar era por zoom, iba a ser mucho más difícil así que no pude hacerlo por el momento”, explica.
Por su parte, Marcos Collazo de 30 años de edad, comenta que terminó el secundario a los 22, y que desde entonces no ha tenido una labor estable. Gracias a que se acercó a la oficina de empleo logró conseguir por seis meses trabajo en el Parque Industrial en la parte de limpieza, pero después de ese período no le renovaron más.

Todos los jóvenes sordos de la ciudad tienen el fuerte deseo de poder tener un empleo digno y no vivir de la pensión por discapacidad. En este sentido, Antonieta cuenta que “en el municipio de Gualeguaychú tendría que haber un 4% de empleados con discapacidad, pero no se cumple. En Buenos Aires hay muchos sordos que tienen trabajo en el área privada y pública. Por ejemplo en la empresa de la marca Lays de papas fritas hay muchos sordos trabajando, en las empresas de autos también, porque somos muy concentrados para trabajar al no tener distracciones. En el Banco Nación en Buenos Aires también hay empleados sordos pero en el de acá no. Hace falta que la política apoye un poco más a los sordos pero hay muchas barreras. Tenemos mucha capacidad, si nos enseñan podemos hacerlo”.
En la actualidad, la mayoría trabaja de forma voluntaria en el área administrativa de la Asociación de Sordos de Gualeguaychú, y de la totalidad de jóvenes que sordos que se encuentran en edad laboral solo hay cinco que tienen trabajo estable. De ese total, dos están en negro, y tres en blanco. El resto se la rebusca como puede, haciendo changas los hombres y las mujeres emprendiendo de forma autónoma. Por lo general, es más difícil para el género femenino, ya que solo una está empleada en el mercado laboral formal.
Entretenimiento y diversión
Debido a la actual situación económica es difícil salir para aquellas personas que tienen trabajo y mucho más para aquellas que no lo tienen. Es por eso que a la hora del entretenimiento, los jóvenes sordos miran cuánto dinero tienen disponible para su esparcimiento.
Por lo general organizan peñas los viernes en la Asociación donde cada uno pone un poco, la famosa “vaquita”.
“Si salimos a algún restaurante, nos hacemos entender bastante, señalamos en el menú lo que queremos. En el boliche también mostramos lo que queremos, es bastante fácil. En el celular podemos escribir y mostrarlo”, comenta Mili.
Otra opción para divertirse que también tienen es salir a bailar, pero eso depende de lo que la mayoría quiera.
En cuanto a hobbies, los únicos que tiene uno son Juan y Leonel Frutos. El primero forma parte del equipo de Rugby de Carpinchos desde hace 25 años y el segundo hace hockey sobre patines y césped y está en la Liga de Hockey Nacional. No obstante, no hay muchas opciones que tengan las condiciones de accesibilidad necesarias.
En un escenario más equitativo e igualitario, las personas sordas sueñan con una mayor extensión de la lengua de señas para que los ciudadanos al menos puedan comunicarse con lo básico: “Siempre sentimos que llegamos tarde a toda la información, hace un montón que pasa esto y hace un montón que nos llega tarde. Si todo fuera más igualitario nos generaría más felicidad, y sobre todo también por nuestros hijos”.

Si bien la adhesión a la ley nacional de Lengua de Señas es un importante avance, al igual que la capacitación de algunos empleados municipales en esta área, todavía es necesario derivar más barreras para construir una ciudad más accesible e igualitaria.