Belgrano, el primer economista criollo
Hoy se cumplen 192 años del fallecimiento de uno de los próceres argentinos indiscutidos. Abogado por formación, militar por imperio de las circunstancias, Manuel Belgrano es también considerado el primer economista argentino.Lo que hace destacada su figura en la historia argentina es el hecho de que Belgrano, pudiendo haber hecho carrera en Buenos Aires, dada su preparación y prestigio, fue el boy scout de su época, en aras de la emancipación nacional.El creador de la bandera se improvisó como militar y fue adonde nadie quería ir, haciéndose cargo por ejemplo del Ejército del Norte. Un hombre de letras, un intelectual, prefirió encarar así desafíos para los que no estaba preparado.El general José María Paz, al analizar los fallos de sus estrategias militares, que lo condujeron a duras derrotas como la de Ayohuma, terminó aceptando: "Estábamos en el aprendizaje de la guerra. Belgrano era el mejor general que tenía entonces la República. Estaba solo y solo llevaba todo el peso del ejército".Historiadores como Ovidio Giménez consideran que el creador de la bandera fue el primer economista argentino, por la labor que desarrolló como funcionario público (durante 16 años, a partir de 1794, fue secretario general del Consulado Real de Buenos Aires).Mientras estudió abogacía en Salamanca y Valladolid, y en virtud de que dominaba el idioma francés, el inglés y el italiano, Belgrano se familiarizó con la literatura económica de la época: los mercantilistas, los fisiócratas y 'La riqueza de las naciones', de Adam Smith.Seguramente tuvo entre sus lecturas los escritos de Francois Quesnay (1694-1774), fundador de la escuela fisiocrática, cuyo lema era "campesinos pobres, reino pobre; reino pobre, rey pobre".Aunque supo ver la importancia del comercio y la manufactura, en tanto actividades creadoras de empleo, como parte de su formación económica el héroe de Mayo consideraba que la agricultura era un pilar fundamental del progreso económico.Sobre todo enfatizó el papel que juegan la educación y la capacitación técnica, para el entrenamiento de los agricultores. "Una de las causas a que atribuyo el poco producto de la tierra y, por consiguiente, el ningún adelantamiento del labrador, es porque no se mira la agricultura como un arte que tenga necesidad de estudio", señaló.Belgrano advertía que toda la riqueza potencial del país estaba en la explotación científica de la tierra, y en las medidas complementarias, como ser los caminos y la infraestructura rural.En esta estrategia propugnó las escuelas técnicas, en las que se enseñara a los hijos de los agricultores los secretos de la tierra, con escuelas de investigación agropecuaria complementarias.Esta concepción empalmaba con otra de sus preocupaciones: combatir la haraganería. Belgrano tenía bien en claro la relación entre educación, trabajo y situación social. (Hubiera condenado el asistencialismo estatal).Enfáticamente se preguntaba: "¿Cómo, cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten los vicios y que el gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos?".También decía: "(...) el mejor medio de socorrer la mendicidad y la miseria, es prevenirla y atenderla en su origen y nunca se puede prevenir si no se proporcionan los medios para que el mendigo busque su subsistencia".
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