Bombardeo del ‘55 a la Plaza de Mayo
El bombardeo a la Plaza de Mayo, conocido como la masacre del 16 de Junio de 1955, inaugura una era de crímenes y violencia política que marcará a varias generaciones de argentinos.Juan José Bahillo *OpiniónEse día, un grupo de militares y civiles opuestos al gobierno del presidente Juan Domingo Perón, impotentes por no poder vencerlo en las urnas, intentó asesinarlo y consumar un golpe de estado para dar fin, por cualquier medio, a un gobierno democráticamente elegido por el pueblo; un gobierno que en aquellos años garantizaba el más alto porcentaje de distribución del ingreso en toda la historia latinoamericana: por entonces, la participación de los trabajadores en el PBI era cercana al 53 por ciento.En una acción salvaje y vergonzosa, aviones de guerra de la marina argentina arrojaron casi 14 toneladas de bombas sobre la población civil de su propio país: más de 300 muertos y más de 800 heridos. Muchos de los aviones que descargaron impiadosamente su carga mortal sobre la gente, llevaban impresa la inscripción "Cristo vence".Entre las víctimas se cuentan hombres, mujeres y niños, peronistas, antiperonistas, creyentes de todo credo, ateos, en fin, ciudadanos argentinos asesinados por maniáticos que decían defender los valores de la patria y la fe católica.La intolerancia, la crueldad, la cobardía y -sin dudas- un alto componente de fanatismo religioso, movilizaron esa acción repudiable, y aquel día, la violencia empezó a ganar terreno por sobre la política, lo que nos depararía décadas de oscura tragedia.Hoy, al cumplirse un nuevo aniversario de aquella masacre, la condenamos y repudiamos, y rendimos un sentido homenaje a sus víctimas. Debemos consolidar nuestra democracia para que nunca más nuestras fuerzas se arrojen el derecho de usar la violencia contra los ciudadanos, ni contra un gobierno legítimamente constituido.El mejor homenaje que podemos hacerle a las víctimas es seguir trabajando para consolidar un sistema político donde todos puedan sentirse representados y expresados, en el que cada uno pueda participar con libertad, poner a consideración de los ciudadanos su proyecto de gobierno y saber acatar -con responsabilidad y verdadero patriotismo- el mandato del pueblo. * Intendente de Gualeguaychú
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