Campañas y dinero: arma de doble filo
No se puede hacer una campaña electoral sin dinero, esto parece bastante claro. El problema es cuando los candidatos no explican de dónde provienen los recursos de los ingentes gastos en propaganda. En Argentina el financiamiento de las campañas políticas está reglado por ley. Sin embargo todo el mundo sabe que con esos fondos públicos no se puede hacer, por ejemplo, una campaña presidencial.La plata de la política, entonces, se junta de la mano de empresarios amigos de una manera muy opaca. Es decir, como los aportes legales siempre son escasos, los incentivos para el financiamiento ilegal aumentan.De hecho la Cámara Electoral argentina, formada por jueces que controlan el proceso electoral, acaba de dictar una sentencia donde advierte sobre esta práctica ilícita.Allí se exige a los candidatos que expliquen sus gastos de campaña y se denuncia el "alto grado de opacidad respecto a la identidad de las fuentes de financiamiento".Pero además los magistrados llaman la atención que la campaña está lanzada (desde principios de 2014 hay carteles en todo el país), pese a que sólo se puede hacer un mes antes de las primarias de agosto, es decir desde el 10 de julio.En este sentido la Cámara Electoral ha enviado un escrito a todas las empresas que se dedican a la publicidad y tienen las licencias de los carteles en la vía pública para recordarles que no deben aceptar campañas políticas antes de tiempo.El diario 'ElPaís' de Madrid, con la firma de Carlos Cué, al hablar de este dictamen, sostiene que los jueces argentinos intentan controlar el enorme gasto electoral, que actualmente está "fuera de control".Pero el problema de fondo es descubrir de dónde viene el dinero de las costosísimas campañas, y quiénes son los "inversores" que destinan grandes cantidades de billetes a los candidatos"Los partidos no cuentan la verdad. No sabemos quién los financia y eso es no conocer quién está detrás del poder. ¿Cómo se van a devolver esos favores? Esto es fuente de corrupción. Vemos que en Brasil o Chile se está reaccionando pero en Argentina aún no. Los jueces dan un primer paso", señala Pablo Secchi, director de Poder Ciudadano, una ONG anticorrupción argentina.Para Samuel Issacharoff, abogado experto en transparencia electoral, el dinero que corre por fuera de los circuitos legales de la economía corrompe las democracias a través del financiamiento espurio de las campañas electorales.Según dice, los procesos electorales y el financiamiento de las campañas deben tener un control público independiente, que garantice equilibrio y transparencia.Pero este equilibrio -que responde al concepto de igualdad ante la ley- se rompe a partir del hecho de que siempre hay una gran ventaja para quienes están en el gobierno.En Argentina hay una larga tradición en hacer campañas políticas con fondos públicos. El dinero estatal se emplea con estos fines, aunque figura nominalmente como parte de la "gestión".Además es una práctica común utilizar cualquier presentación de obra pública para hacer campaña proselitista permanente.Con respecto al dinero negro que va a la política, Alberto Fhöring, doctor en Ciencias Políticas, que estudia la relación entre política y crimen organizado, en una entrevista de noviembre del año pasado vaticinó que "seguramente habrá mucho dinero del narcotráfico en las campañas de 2015".
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