COMENZÓ LA ERA “PALITERA”
Cantos, lágrimas y emoción: la victoria de Davico desató la euforia en su militancia
Pasadas las nueve y media de la noche, los seguidores de Mauricio Davico que seguían la elección desde la pantalla gigante comenzaron a palpar la victoria. Aunque el margen era estrecho, al mismo tiempo comenzaba a ser más contundente. Y, de pronto, un rumor comenzó a circular en el local partidario ubicado en calle Montevideo, entre 25 de Mayo y San Martín: “¿Es verdad que ya está?”, se preguntaban uno a otro, inclusive con incredulidad.
Finalmente, llegó el dato certero y todos comenzaron a decirlo en voz alta, cada vez con más confianza. Se confirmaba que Mauricio “Palito” Davico había sido electo intendente de Gualeguaychú y la euforia dio rienda suelta.
El “¡Aeeee Eaaaa! Yo soy Palitero” con el que se daban ánimo todos juntos en la previa mutó en “Palito Intendente, Palito Intendeeeeeente”. Era la confirmación que todos estaban esperando. De inmediato, a los cantos se sumaron las lágrimas e inmediatamente se desató una emoción contenida no sólo durante toda la jornada, sino también durante toda la campaña; una que estuvo surcada por golpes altaneros con pedidos de impugnaciones incluidos.
El intendente electo llegó al local partidario y abrazó a todos lo que lo esperaban, agradeció a todos los que se le acercaron y en un camino sinuoso desbordado de cariño, llegó al escenario.
Allí prometió un gobierno de unidad, que no importaba quien haya votado a quien y que todos iban a ser escuchados. Davico lloró, agradeció, arengó a lo que los apoyaron y dedicó palabras de cariños a los presentes y a los que no estuvieron allí pero que también lo apoyaron.
Con mística creada a pura cumbia y carisma, de esa manera Davico se transformó en Intendente de Gualeguaychú. Y de esa manera comenzó lo que de ahora en más será conocido como el “palitismo”. Una nueva era comenzó en la ciudad, y como no podía ser de otra manera, comenzó a pura fiesta.