Con Cobos tocado, los radicales piensan en alternativas para reemplazarlo
Jorge Barroetaveña
elDía de GualeguaySi la 125 hizo de Cobos el político más popular y con mayor intención de voto de la Argentina, el 2.008 ya parece lejano en el tiempo. Es que a medida que se acercan las definiciones, crece proporcionalmente la incomodidad, oficialistas y opositora, por la presencia del Vicepresidente de la Nación. Con un Congreso casi paralizado, producto de las elecciones del 28 de junio pasado, la figura de Cobos ha quedado más expuesta aún, lo que lo somete a un mayor desgaste. Las derrapadas opositoras en la intención de rechazar la designación de Marcó del Pont o tratar la derogación del DNU de uso de las reservas, han acabado por esmerilar la figura del radical, algo que reflejan, más que tímidamente, las encuestas.Preocupado por el escenario, Cobos dio en las últimas semanas, algunas señales claras. Por ejemplo habilitó la formación de un comando de campaña para su candidatura presidencial, que acaba de ponerse en marcha. Esto no implicará que salga a recorrer la Argentina como candidato (algo que sería incompatible con su rol de Vice) pero sí le permitirá empezar a convencer a los radicales más duros, que son refractarios a su figura. En el medio, deberá sortear los mil y un obstáculos que el oficialismo le pondrá en el Senado, y la lluvia de críticas que no siempre vienen desde la Casa Rosada. El Peronismo Federal y Lilita Carrió, suelen dedicarle algunas parrafadas fuertes, que contribuyen al desgaste. Igual, en el entorno del mendocino confían ciegamente en que su candidatura será por decantación natural, y que el objetivo principal pasa por concentrarse en lo que aún le queda por hacer en el Senado.Claro que el camino al cielo, también suele estar sembrado de espinas. A caballo de la caída en las encuestas de Cobos, dos dirigentes radicales también aspiran a probarse el traje de candidatos: Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz. Así como Cobos se encontró con la 125 en el camino de su vida política, a Alfonsín lo impactó de lleno la muerte de su padre. De golpe, su nombre quedó instalado en la consideración pública, más allá del Partido Radical. Su aceptación en las encuestas, para algunos, es sorprendentemente alta, lo que ha llevado a imaginarlo como alternativa. Pero Alfonsín tiene que lidiar con una Provincia de Buenos Aires siempre díscola y con la vieja estructura que aún encabezan Storani y Moreau.El de Sanz parece un caso aparte. Los que lo conocen afirman que es un político extremadamente inteligente, incluso por encima de la media. Desde su banca en el Senado ha sabido construir un liderazgo indiscutible y está, intelectualmente, por encima de muchos. Y su figura, lenta pero segura, crece en la consideración de la interna radical. Sin embargo, aún no ha tenido el golpe del destino que sí tuvieron Cobos y Alfonsín. Y para lo que falta, mucho debería trabajar la UCR para instalarlo en la consideración popular. En eso, sus rivales le sacan considerable ventaja.Lo cierto es que Cobos, como una carrera de obstáculos, tendrá que lidiar con su propia situación. ¿Hasta dónde podrá estirar su permanencia en el Congreso? ¿Podrá hacer campaña manteniendo el cargo de Vicepresidente? En algún punto, ¿ese doble juego, no puede volvérsele en contra? Todo sin contar los ataques permanentes que recibirá desde el oficialismo que, más allá de la interna peronista, lo sabe como el rival más peligroso.
*****Llegó la hora. Ya no se discutirá sobre el uso de las reservas o la designación de un Presidente del Banco Central. La discusión será sobre la caja. El fantasma, que tanto asusta al gobierno, se ha corporizado en la modificación del Impuesto al Cheque. Y las fugas amagan con profundizarse. Un legislador jujeño acaba de anunciar que votará a favor de la modificación en el Senado. Un par de votos más oficialistas también revelaron que acompañarán la iniciativa. En una situación de paridad extrema, esos votos solos alcanzarían para inclinar la balanza.Lo que está en juego son 12.000 millones de pesos que podrían ir directamente a las exhaustas arcas provinciales. La zanahoria es, para muchos gobernadores desesperados por fondos, virtualmente irresistible. Encima, se hace difícil explicar en sus provincias, negarse a percibir ese dinero que, legítimamente les corresponde. La mayoría tiene que lidiar con reclamos de aumentos salariales y presupuestos exiguos para salud, educación o seguridad. Y con la vigilancia, siempre presente, del estado nacional que maneja a gusto y placer el dinero que le llega desde las provincias.La oposición no es ingenua en este debate. En el Peronismo Federal saben que, no pocos podrían estar dispuestos a saltar el charco, por esta plata, dudando de su fe kirchnerista. Y que la presión sobre la Casa Rosada podría aumentar aún más si se abre la puerta de acceso a otros fondos.La Presidenta Cristina Kirchner recibirá a la mayoría de los gobernadores. La estrategia oficial es clara: alargar el debate, llevando la discusión a una reforma integral de la coparticipación federal, una cuestión siempre espinosa entre las provincias. Al cabo, son ellas las que tendrán que discutir qué se hace con la plata que les pertenece y quién está dispuesto a ceder. Si la torta es la misma, alguien tendrá que renunciar a percibir fondos y la Nación es la que menos dispuesta está a hacerlo.Lo real es que el debate asoma tenso, aunque se desarrolla en el campo que los Kirchner mejor y más eficazmente manejan. Al cabo, todo se reduce a una cuestión de plata. Y quién la maneja por supuesto.
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