Con el alza de precios, el gobierno recauda más
La inflación es un viejo mecanismo a través del cual los gobiernos financian sus presupuestos. Por esta vía el Estado argentino, en diez meses, logró 50.000 millones de pesos extra.La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) viene anunciando que recauda bastante más que en 2009. Hasta 85.000 millones más de pesos por impuestos y cargas sociales.Ahora bien el grueso de ese dinero no es reflejo del crecimiento económico ni de una más eficiente fiscalización. Del total, unos 50.000 millones de pesos es efecto de la inflación.Ése es el cálculo que hace el periodista económico Ismael Bermúdez. En tanto Maximiliano Castillo Carrillo, economista de la consultora ACM, consideró que "el aporte de la inflación a la suba de la recaudación es el más elevado desde 2006".Todavía está fresca la polémica instalada por el ministro de Economía, Amado Boudou, sobre quién es el mayor perjudicado por la inflación. El ministro expuso la extravagante teoría de que no afecta a los pobres sino a los ricos.De ser así, el oficialismo ha descubierto una ley que impugna el saber económico aceptado hasta ahora. Es decir, la novedad de que la inflación, contra lo que se pensaba, es un mecanismo de redistribución a favor de los que menos tienen.Más allá de la validez de esta aseveración -e ironías al margen- lo que parece probado, a la luz de la recaudación de la AFIP, es que el alza de precios es un mecanismo de redistribución a favor del gobierno.¿Cómo opera el efecto inflación para engordar las arcas del fisco? Al subir los precios, la base monetaria sobre la que se calculan y se pagan los impuestos es más alta.Y esto aunque se produzca y se venda la misma cantidad de bienes. De esta manera los consumidores del IVA o los contribuyentes del impuesto a las Ganancias y del impuesto al Cheque, pagan un importe mayor en pesos.Es decir, el gobierno es uno de los mayores beneficiarios por la suba de precios. Toda vez que recauda más sobre la base de aumentos ficticios de ganancias nominales.En el caso argentino, en diez meses, 50.000 millones de pesos más. De ahí que la ciencia económica, con justa razón, haya visto en la inflación un "impuesto" mediante el cual el fisco recauda por precios "inflados".Ahora bien, lo "regresivo" de este impuesto -contra la teoría Boudou- se ve en el hecho de que la inflación recae con mayor fuerza sobre las franjas menos pudientes de la población.Asalariados, jubilados y la masa de gente que recibe un ingreso fijo corren siempre en desventaja contra la suba de precios. Como ya lo dijo alguna vez Juan Domingo Perón: "Mientras los salarios suben por la escalera, los precios van por el ascensor".El cuadro no podría ser más irritante (o digamos "reaccionario", en la jerga revolucionaria tan de moda): mientras la inflación carcome el salario de los de abajo, hace más rico al Estado.Adentrarse a la íntima conexión de estas dos realidades socio-económicas, podría generar cortocircuito en el pensamiento progresista del oficialismo, que ha hecho del "reparto de la riqueza" su bandera.Ahora bien, si el gobierno recauda más a través de la inflación. ¿Acaso le interesa que exista, entonces? La pregunta es capciosa, pero no deja de ser pertinente.Por lo pronto, a nivel oficial hay una intención deliberada por negarla o cuanto menos minimizarla. Como sea, una cosa es cierta: la experiencia, avalada por la historia económica, indica que la caja del Estado engorda con el alza de precios.La inflación es un impuesto, regresivo para los contribuyentes, que al fisco le permite financiarse.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios