Correr: práctica antigua y saludable
La maratón que se realizará hoy en la ciudad, organizada por el club Independiente, con los auspicios de este diario, nos recuerda estamos particularmente dotados para el ejercicio físico de correr.Al crear un ambiente absolutamente artificial, el hombre se halla hoy en una situación en la cual algunas de sus funciones vitales quedan inactivas, en desmedro de su salud.No es casual, en este sentido, que el sedentarismo se haya convertido en la principal amenaza al bienestar psicofísico. La falta de ejercicio o la inactividad física están en la base de un estilo de vida que pone en entredicho su constitución.Sabemos de los trastornos de salud que trae aparejado que el organismo no se mueva. La obesidad, concretamente, se ha convertido en el problema número uno de la salud pública, por las enfermedades asociadas a ella.Cabría preguntarse, entonces, ¿puede el hombre prescindir de moverse o de trasladarse de un lugar a otro? "Bipedación", así le han llamado los antropólogos al proceso evolutivo que condujo al hombre a adquirir la capacidad de andar sobre dos extremidades y permanecer erguido sobre ellas.Desde entonces caminar, y también correr, se convirtió en su rasgo distintivo como especie. En tiempos prehistóricos, se cree que el ser humano se convirtió en una máquina de perseguir presas para comerlas.Aunque ahora los motivos para correr pueden ser distintos -por autosuperación, por placer, por una causa solidaria, para llevar un mensaje- lo cierto es que se está ante una práctica que tiene raíces tan antiguas como el origen del Homo Sapiens.El olvido de este ejercicio físico, en un contexto civilizatorio que ha minimizado la utilización de los pies, y por ende del movimiento del cuerpo, ha hecho que la ciencia se encargue de recordarnos su importancia.Ahora se sabe que al correr se activan los mecanismos del cerebro que llevan a un estado de euforia y armonía total. El cuerpo humano no sólo posibilita este movimiento, sino que se beneficia con él. Su extinción, por lógica, lo enferma."Correr da placer y también contribuye a prevenir enfermedades. Las maratones hoy son más populares y placenteras", destacó Jorge Francella, director del programa de actividad física del Hospital de Clínicas de la UBA.No sólo nuestros ancestros, allá en el fondo de la historia, se mostraron diestros a la hora de correr -demostrando por lo demás lo resistente que es el hombre frente a los animales-, sino que hubo pueblos en la antigüedad que abrazaron el atletismo.Uno de esos pueblos fue el griego, quien hizo de la gimnasia una de las fuerzas educadoras clave al servicio de la formación humana. Vio por primera vez que la educación debe ser un proceso de construcción conciente.Dentro de ese concepto, la acción educativa involucraba no sólo el espíritu sino las manos y los pies. La perfección humana, creían los griegos, se logra cuando se alcanza una mente sana en un cuerpo también sano.El término maratón, de hecho, está asociado a la historia de Grecia. Concretamente a la gesta del soldado Filípides, quien en el año 490 a.C. habría muerto de fatiga tras correr 42 kilómetros desde Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria sobre el ejército persa.Aunque hay otras versiones sobre este episodio, en honor a él se creó una competición con el nombre "maratón", que fue incluida en los juegos olímpicos de 1896 en Atenas. Desde entonces, todos los corredores son los heraldos de un fuego sagrado que no se extingue.
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