Cuando pedir dinero es una pesada carga
El capital dado a préstamo es una práctica normal en una economía de mercado. Aunque el precio que hay que pagar por devolverlo puede atravesar los límites éticos.Hay financiaciones que asustan. El Cronista Comercial, por ejemplo, da cuenta de operaciones en el circuito informal donde se cobran tasas de hasta 480% anual por préstamos de 500 pesos.Quien busca una forma rápida y con menor requisito de lo normal para conseguir dinero prestado, sin ningún tipo de aval ni garantía, se expone así a pagar una tasa extravagante, que representa una pesada mochila.En distintos lugares del microcentro porteño, hay financieras que ofrecen créditos de un mínimo de 100 pesos a un máximo de 2.000. Para el caso de un préstamo de 500 pesos, hay que pagar 6,60 pesos por día.Ese monto diario aparenta ser poco, pero representa una tasa del 40% mensual, y anualizado representa un 480%, con lo cual al cabo de 12 meses el tomador del crédito habrá pagado 2.409 pesos por los 500.El único requisito para acceder al préstamo es contar con una cuenta sueldo desde hace por lo menos un año en el Banco Nación, Ciudad, Patagonia o en el Credicoop.La financiera no tiene que ir detrás del deudor para lograr que pague las cuotas: se debitan directamente del banco. Cuando se otorgan 1.000 pesos, las cuotas son de 10,80 por día. Es decir, al año el tomador del crédito termina pagando 3.942 pesos; o sea a un interés del 394% anual.Hay razones para sospechar que se está frente a tasas verdaderamente usurarias. ¿Pero qué entendemos por usura? Veamos lo que dice el diccionario: "Interés desmedido que se cobra por un préstamo". También hay un sentido figurado, no menos significativo: "Ganancia excesiva que se obtiene de alguna cosa".Sin embargo, nada es tan simple. Quienes no se escandalizan por estos intereses elevados, sostienen que existen porque alguien demanda esos créditos y está dispuesto a pagar su costo, dando a entender que así funciona el mercado.Pero habría también una razón macroeconómica: el dinero es caro porque hay inflación. El tipo de interés nominal debe por lógica compensar a los prestamistas por la pérdida de poder adquisitivo del dinero.Los prestatarios, por su lado, saben que cuando se espera inflación devolverán su deuda con un dinero que tendrá un poder adquisitivo menor que el que recibieron originalmente.Mientras que para el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) la tasa de inflación anual es del 10,5%, para las consultoras privadas y los institutos provinciales, la tasa real oscila entre 25% y 30%.Como sea, si es cierto que el tipo de interés toma en cuenta la tasa de inflación, pues entonces el costo de los créditos de algunas financieras supera largamente lo razonable, y no pueden calificarse sino de usurarias.Suponiendo que la tasa de inflación fuera -como todo el mundo cree- del 30% anual, ¿cómo es posible que se pague una interés mensual de 40% y anual del 480%, por 500 pesos?Lo que vuelve más caro este tipo de créditos, es cierto, es el hecho de que a uno se los entregan sin más, sin ningún tipo de aval o garantía, aunque no es un dato menor que las cuotas a pagar se debiten directamente del banco.Nadie discute que sea lícito cobrar un interés. Toda vez que hay que considerar el daño que sufre el prestamista (inflación incluida), el riesgo fundado de no recuperar lo prestado y a su debido tiempo, y algún tipo de ganancia.El problema es cuando el dinero, mediante la generalización de préstamos que exigen el pago de intereses exorbitantes, pretende reproducirse a sí mismo, a costa de representar una dura carga en las espaldas del deudor.
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