Cuestión de decisión, coraje y honestidad

Hasta hace un mes el narcotráfico era noticia entre nosotros cuando se interceptaba un cargamento de droga o caía preso algún delincuente vinculado al negocio. Hoy la lucha contra ese flagelo toma forma de causa nacional. Era hora. ¿Servirá o es sólo ruido? Mario Alarcón Muñiz El agitadísimo noviembre ya es historia. Las elecciones de octubre, la ley de medios, los nombres del gabinete, las declaraciones de los nuevos funcionarios, las dudas entre cambios y continuidades, políticas nuevas y viejas, "el sueño entrerriano" hecho humo, además de otros trajines, disimularon la fuerte irrupción del problema de mayor gravedad en la vida argentina contemporánea: el narcotráfico.No hay dudas. Es el más grave porque complica el presente, estimula el delito, afecta la seguridad de las personas, corrompe a funcionarios y dirigentes, pone en riesgo la gobernabilidad y compromete el futuro.Está claro que no es un asunto nuevo. Pero se lo había considerado con liviandad -en algunos casos por distracción, en otros por complicidad-, hasta que monseñor Jorge Lozano, titular de la Comisión de Pastoral Social, alertó el 3 de noviembre acerca del crecimiento de redes del crimen organizado, que atribuyó a la expansión del narcotráfico. Señaló además el obispo de Gualeguaychú la carencia de conducción nacional en este asunto, ya que la Sedronar -secretaría encargada del tema- ha estado vacante casi todo el año, desde febrero cuando renunció su titular, Rafael Bielsa. (Acaba de ser cubierta la vacante con el cura salesiano Juan Carlos Molina. Se verá.)Al día siguiente el padre Andrés Servín -cura histórico de la resistencia ante la dictadura, como entonces párroco de Lourdes en Concordia-, denunció que en su ciudad "la droga se compra a dos manos y todos lo saben". Destacó además que esto es posible "porque hay cómplices en la política, la justicia y las fuerzas de seguridad".Para Servín este problema se vincula con "el crecimiento de la pobreza", motivo también de la deserción escolar, estimó. "Cada vez chicos más chicos abandonan la escuela", dijo, antes de su más pesado reclamo: "Estoy harto de las políticas que no dan respuestas". Luz rojaCoronó estas consideraciones al finalizar esa misma semana, el viernes 8, una declaración del Episcopado Argentino que sacudió al gobierno. "A esta situación de desborde se ha llegado con la complicidad y la corrupción de algunos dirigentes. La sociedad sospecha que miembros de las fuerzas de seguridad, funcionarios de la justicia y políticos colaboran con los grupos mafiosos", cargó el documento.Poco después, el martes 12, la Corte Suprema de Justicia se sumó a la demanda de medidas urgentes para combatir el flagelo, a raíz de quejas formuladas por jueces federales del norte sobre falta de recursos para actuar y desprotección de la frontera.El domingo 17 monseñor Lozano insistió: "No puede avanzar el narcotráfico sin el visto bueno de algunos funcionarios".A esa altura ya no había dudas del motivo y la intención de los 14 balazos que impactaron en la casa del gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, el 11 de octubre. También los 210 homicidios registrados en Rosario en lo que va del año (claro que no todos atribuibles a la mafia, sino un alto porcentaje) encendieron la luz roja. Y en eso estamos. Alto consumo de drogasEl gobernador Urribarri recibió el jueves 21 a los obispos de Entre Ríos. Se habló del tema, desde luego. El mandatario propuso integrar una red social de prevención de adicciones e instalar dos centros estatales de rehabilitación. Veremos como sigue.Varios senadores se reunieron el miércoles pasado con la presidenta y vocales del Superior Tribunal de Justicia para avanzar en una ley de narcomenudeo. En la práctica se trata de la adhesión provincial a la ley nacional 26.052 que permite a la justicia y policía provinciales actuar cuando se comercializan pequeñas dosis.En un congreso provincial sobre trata de personas y narcotráfico, realizado el martes último en Agmer Paraná, se analizó la situación. Estuvieron presentes especialistas, entre ellos el presidente de la Fundación La Alameda, de Buenos Aires, Gustavo Vera.En la oportunidad, el periodista rosarino Carlos del Frade opinó que la Argentina "es un país de resguardo para grandes carteles del narcotráfico, por eso tenemos un desarrollo de consumo muy grande". Comentó que "hoy somos el mayor consumidor de Latinoamérica y el tercer país exportador de cocaína hacia Europa", según el informe de las Naciones Unidas emitido el 27 de junio pasado."En las tres provincias del centro (Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba), el narcotráfico aumentó dos mil veces, económicamente hablando, en los últimos 20 años", explicó. Avanzar es posibleLa correntada está arrastrando al gobierno. Muchas alternativas no hay. O actúa o perece ahogado. En el remolino algunos funcionarios se equivocan (en la Nación el secretario Berni; en la Provincia el ministro Bahl) y responden con datos estadísticos. Hechos reclama la gente, no planillas. Políticas efectivas, compromiso, acción. Ese es el asunto.El 10 de diciembre de 2011, al iniciar su segundo mandato, Urribarri anunció ante la Legislatura un plan de lucha contra el narcotráfico. Como tantos otros anuncios, luego de dos años sería bueno que comenzara.Algo de eso se deslizó el martes pasado. El gobernador le pidió al ministro de Educación, José Lauritto, que renunciara a asumir la banca de diputado nacional ganada en buena ley y continuara al frente del ministerio encargado -entre otros asuntos- de las adicciones. Según se observa, la inquietud ha despertado recién ahora en el gobierno. Cuando el mismo Urribarri lo designó al ministro Lauritto candidato a diputado, ¿no había narcotráfico ni adicciones en la provincia?Si el gobierno se decide, hay posibilidades de avanzar. En cada barrio el kiosquero o el almacenero saben quién vende droga. En el edificio de departamentos el encargado sabe quién vende droga. En la cuadra la jubilada sabe quien vende droga. La única que no se entera es la Policía.Lo mismo sucede con las pistas de aterrizaje clandestinas del campo entrerriano por donde suelen llegar los cargamentos. Si el comisario del distrito se lo propone, sabe dónde están y cuándo llegan los aviones. El peón está enterado. El bolichero también.Enfrentar el narcotráfico es posible. Sólo se requieren decisión, coraje y honestidad.
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