Cuidar el ambiente y a la vez producir energía
El uso de residuos orgánicos para la producción de biogás, un "combustible biológico" no convencional, es una tecnología limpia que se extiende en el país y la provincia.Los datos preliminares del censo de biodigestores (productores de biogás) revelan que, hasta el momento, de las 70 plantas que existen en Latinoamérica, 50 de ellas están en Argentina.Eso explicaron a El Diario de Paraná representantes de la Fundación Proteger, entidad que impulsa este tipo de emprendimientos, los cuales contribuyen a mantener el medio ambiente y a generar energía alternativa.Según la información, en Entre Ríos hay tres proyectos en marcha, en Villa Domínguez, Oro Verde y Cerrito, en tanto que otros están en construcción.En Paraná se proyecta la construcción de una planta de biogás en el Mercado EL Charrúa, mientras que en Crespo se está haciendo una prueba experimental que busca sanear la materia orgánica generada por las ponedoras de productos agrícolas de la zona.Las comunas que poseen esta tecnología ya vienen separando los residuos domiciliarios en orgánicos, inorgánicos y sanitarios. Lo que hacen es reciclar todo este material, y en el caso del orgánico producir energía.Así, la yerba húmeda, las cáscaras de frutas y los restos de comida que se arrojan al cesto, pueden producir algo más que malos olores. A partir de su descomposición, pueden ser reutilizables con fines energéticos.El biogás permite poner en funcionamiento cocinas, calefones, termotanques, heladores con ciclo de absorción y producir electricidad en motogeneradores.Para convertir basura en energía se requiere de un biodigestor, una cámara de hormigón o de plástico reforzado con fibra de vidrio al que se incorporan bacterias anaeróbicas, que viven en ausencia de oxígeno.Estos microorganismos, al alimentarse de la materia orgánica para poder subsistir, producen metano (más conocido como gas natural) y dióxido de carbono.El metano es el mismo que circula por los gasoductos de las ciudades, pero es biológico, es decir no genera gases de efecto invernadero, según los expertos. Es también renovable, porque mientras existan residuos, habrá biogás.Cuando el proceso de biodigestión termina, no sólo genera combustible, sino también un abono que tiene características similares al humus, que puede ser utilizado para mejorar los suelos.Los biodigestores comenzaron a construirse en la Argentina a fines de los '80 y desde entonces prosperan en distintas provincias. En algunas de ellas se favoreció la instalación de equipos para abastecer comedores escolares, escuelas, guarderías y centros comunitarios.Esta tecnología, que es sencilla y no requiere de grandes inversiones, es de pequeña escala, y no alcanza obviamente para que una ciudad se autoabastezca de energía.Pero es una de esas energías alternativas que favorecen el medio ambiente. En este sentido, sustituye al gas propano-butano derivado del petróleo o el gas natural extraído de los pozos petrolíferos.La biodigestión, como se ha dicho, da además la alternativa de tratar los residuos -un problema de todas las ciudades- generando un abono orgánico, también utilizable.Europa, que está más avanzada que nosotros en la utilización de energías alternativas, tiene una vasta experiencia en el procesamiento de residuos a través de procesos de biodigestión.En algunas ciudades europeas existen "ecoparques" que tratan varias toneladas de residuos orgánicos por día.Quizá este tipo de experiencias orientadas a producir energía a partir de los desechos orgánicos, pueda trasladarse a Gualeguaychú, que se ha mostrado tan sensible al tema ambiental.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios