Cultura emprendedora versus cultura rentista

Hay toda una literatura empresarial que aboga por la aparición de una raza de emprendedores. Se trata de un espécimen que no crece en culturas donde la riqueza se obtiene sin trabajo y sin innovación.¿Qué es un emprendedor? En los manuales que tratan del tema se dice que es aquella persona que ha convertido una idea en un proyecto concreto, sobre todo en una empresa con fines de lucro, que está generando algún tipo de innovación o empleo.Joseph Schumpeter (1883-1950) sostuvo que no hay capitalismo sin el concurso de este tipo de individuos. De hecho sentó la tesis de que la capacidad de transformación de la economía se asentaba en el carácter del "empresario innovador"."En la sociedad capitalista el progreso económico significa agitación", decía al explicar que la creación incesante al interior de la estructura económica, realizada por los emprendedores, está en la base del sistema.Para algunos autores el capitalismo emprendedor es el ideal a consolidar, pues dentro de sus fronteras el talento y la capacidad de los individuos, y el riesgo que asumen en cada proyecto, es la base de la riqueza.El modelo trasladado a la realidad práctica permite entender, así, cómo entre 1975 y 1978 surgieron en garajes y oficinas improvisadas, producto del dinamismo de sus fundadores, compañías como Microsoft, Apple y Oracle.La reciente muerte de Steve Jobs ha puesto sobre la palestra su aporte a la innovación de distintas industrias como la de los ordenadores personales, el comercio electrónico y el diseño.Pero Jobs es el reflejo, en realidad, de un marco cultural favorable al emprendimiento. Sin título universitario, sin pertenecer a una familia adinerada, tuvo una buena idea, materializada en un ambiente propicio para los negocios, y esto es lo que hizo la diferencia.El empresario schumpeteriano que había en él, en cuyo comportamiento se encuentra la búsqueda de beneficios, lo llevó a producir no sólo dinero, sino cambios espectaculares en su rubro.El acto empresarial, aquí, muestra esos rasgos que caracterizan a los emprendedores de raza, que suelen combinar los factores de producción con la permanente búsqueda de innovación.¿Cuál es la antítesis del emprendedor? En el extremo opuesto se puede ubicar el comportamiento de aquellos que, dentro de la economía, adoptan una actitud "rentista".Son los que buscan el beneficio sin estar dispuestos a asumir el compromiso de producir creativamente riqueza. La "cultura del rentista" puede ser definida como el conjunto de creencias y actitudes que encarnan una conducta que privilegia la búsqueda del lucro sin asumir riesgos en el proceso de producción.En Argentina está firmemente arraigada la cultura de la renta. Se trata de una mentalidad, consolidada por la geografía y la historia, que está en las antípodas del desarrollo capitalista.Es la tesis, por ejemplo, del sociólogo Juan Carlos Portantiero. "El capitalismo argentino siempre fue de renta", escribió, al sentar la tesis de que hay una relación de "feed-back" (ida y vuelta) entre la cultura rentista y el fracaso económico argentino.El comportamiento rentista del empresariado vernáculo es atribuido a distintas causas históricas. Unos hablan de la nefasta influencia del estilo colonial, otros de los rasgos precapitalistas de la oligarquía terrateniente, en tanto que otros critican el carácter "prebendario" del empresario argentino que usufructúa al calor de la protección del Estado.Más allá de estos diagnósticos, cabe concluir que lo rentístico está en las antípodas de la cultura emprendedora.