¿De qué estamos hablando?
A raíz de un análisis publicado el jueves 21 de febrero por Diego Fernández en ElDía me permito unas reflexiones. Guillermo Luis LucianoOpinión En primer lugar señalo que una verdad a medias es una declaración engañosa, que incluye algún elemento de verdad pero resulta finalmente en un engaño, en una tergiversación de la verdad, o sea en una mentira. Pero las verdades a medias, son peores que las mentiras, ya que pueden convencer más fácilmente apoyando la falsedad en la parte de verdad enunciada.Esto no es nuevo en la historia humana, fue la estrategia de comunicación del régimen Nazi.Entrando en tema, se habla de la "libertad económica" sin definirla como si fuera un derecho absoluto inalienable y propio de la naturaleza humana.Sin embargo, el que inventó el concepto, el fundador de la Economía Clásica, el Polihistor de Kirkcaldy, el Dr. Adam Smith, jamás le dio el contenido que algunos fanáticos seguidores le quieren asignar, situación que se plantea porque como bien dicen los observadores de la naturaleza humana no hay peor fanático que un converso (o un ignorante).Cuan Smith hablaba de libertad económica se cuidaba muy bien de señalar que se trata de competencia perfecta, incluso más, él abundaba en prevenciones acerca de que los empresarios siempre preferían el monopolio a la competencia para obtener de ese modo ganancias excesivas que finalmente atentaban contra el propio sistema de libertad económica al que presuntamente defendían, tal se puede ver en reiterados pasajes de su obra cumbre: "La riqueza de las naciones".En buen romance esto significa actores en igualdad de condiciones porque la libertad económica entre dos actores con fuerzas desiguales no existe, solo uno la tiene y la usa para imponerse al mas débil.Esto ocurre hoy: vivimos en un mundo gobernado por monopolios, que han hecho trizas el sueño Smithiano de la libertad económica, aunque cada tanto aparecen pretendidos exegetas a defenderla, pero solo hablan de la libertad de los monopolios para cometer los abusos que quieran, sin ningún control social.En su concepto de libertad económica no estamos incluidos los inermes consumidores que ya no podemos formar precios como en la fantasía de Smith, y cuando el Estado interviene para protegernos de los abusos a los que somos sometidos aparecen los defensores de la libertad económica que en realidad son lobistas de los intereses monopólicos. No quieren regulaciones que tengan en cuenta los derechos de las mayorías sino para defender a estos mismos monopolios cuando estos son regulados por el Estado que asume la ímproba y necesaria tarea de protegernos de los abusos que estas empresas cometen contra la sociedad.Lo mismo ocurre con la mención que el articulista hace del "derecho fundamental de la propiedad privada" (SIC). ¿De que está hablando? ¿De la forma en que se concebía la propiedad privada en el Medioevo como derecho absoluto?Es evidente que ignora la concepción de la propiedad como un derecho acotado por el interés general, concepción que fue inaugurada por la Iglesia Católica a través de magistrales encíclicas.Antes y por encima del derecho de propiedad esta el interés público, tal es aceptado en todas las sociedades modernas, sin embargo siempre existen aquellos nostálgicos que aspiran a vivir en mundo donde la inequidad y la apropiación de los recursos naturales da derecho a la ínfima minoría de "propietarios" y excluye de ellos a la gran mayoría de los pobladores del planeta.Argentina atrasa en este tema porque aquí existen bienes que, tal como establece la Constitución y el Código Civil, pertenecen al Estado, como el subsuelo y la fertilidad de los suelos que son apropiados legalmente por una minoría de eventuales "propietarios" que los están esquilmando a costa de nuestro futuro.
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