
El hallazgo reciente en las profundidades del océano Atlántico del submarino argentino, con sus 44 tripulantes, reabre la investigación en torno a la verdad de su desaparición un año atrás.
El ARA San Juan fue hallado a 907 metros de profundidad, a unos 500 kilómetros del Golfo San Jorge, a la altura de Comodoro Rivadavia. El personal del buque Seabed Constructor, de la empresa norteamericana Ocean Infinity, fue quien encontró el sumergible.
La jueza federal de Caleta Olivia Marta Yañez confirmó que esa firma le informó que dispone de 67.000 fotos y registros fílmicos del ARA San Juan captadas por el buque Seabed Constructor.
En base a ese material, informó la magistrada, se armará "una suerte de maqueta" para tratar de establecer la causa del naufragio, sin necesidad de reflotar el submarino.
Durante el año que estuvo desaparecida la nave varias hipótesis se hicieron públicas respecto a qué pudo haber ocurrido para que el submarino, con 44 tripulantes, se haya perdido sin explicación.
La versión más fuerte es que la corrupción fue lo que hundió en realidad a la nave, por las irregularidades que se habrían detectado en su reparación durante el gobierno kirchnerista.
El submarino fue construido en Alemania e incorporado a la Armada Argentina en 1985. Entre 2008 y 2014 fue sometido a una reparación de "media vida".
La sospecha es que hubo corrupción en el proceso de reparación, que incluyó deficiente calidad de materiales para reacondicionar la nave, al tiempo que algunas auditorías detectaron "sobreprecios".
Si esto es así, el submarino no debió salir a navegar el 13 de noviembre de 2017, cuando desde el puerto austral de Ushuaia partió hacia su base de la ciudad de Mar del Plata, desapareciendo en el trayecto.
La Armada, en uno de sus primeros comunicados, difundió la versión de que podría haberse producido un incendio en el sector de baterías del submarino y que eso habría derivado en la generación de gases que habrían provocado una explosión que abrió el casco.
Según reportaron tanto la Marina de los Estados Unidos como la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO, por sus siglas en inglés), el 15 de noviembre de 2017 se registró "un evento violento consistente con una explosión" en la zona del derrotero del ARA San Juan.
En esos días hubo versiones conspirativas sobre la posibilidad de que el submarino haya sido atacado por Gran Bretaña. Se dijo que la nave argentina se habría acercado a las islas Malvinas, en una misión espía o confidencial, recibiendo como represalia un torpedo de un buque de la Marina británica.
También se versionó que el submarino pudo haber sido chocado por un barco chino que hacía explotación pesquera ilegal dentro de la plataforma marítima argentina.
Otra interpretación refirió que el sumergible pudo haber sido impactado por error al quedar en medio de ejercicios de potencias militares en la zona.
Se habló además de que el hundimiento pudo haberse originado por una mina submarina, que fue instalada durante la Guerra de Malvinas. El artefacto podía haber perdido sus amarras y quedar en el mar a la deriva hasta tomar contacto con el ARA San Juan.
Por último, tampoco faltaron las hipótesis de que detrás de la desaparición del submarino argentino estaban los extraterrestres. Ya que existe la teoría de que estas criaturas han abducido aviones y también tienen la costumbre de realizar esa actividad con naves marinas.