Dietas mágicas
El querer perder peso rápidamente lleva a no tener en cuenta los principios básicos de una buena nutrición y puede provocar el famoso “efecto rebote”. Colaboración con el Suplemento SaludLic. Angelina Verónica Campañá (*)
En el verano, y con algunos kilos demás, se busca “la fórmula mágica” que permita bajar con mínimos esfuerzos y de forma rápida el peso que se tiene en exceso. Así surgen dietas milagrosas, las cuales muchas veces generan riesgos importantes para la salud.
La nutrición está de máxima actualidad, pues la sociedad muestra un interés creciente por los problemas que presenta la alimentación del hombre y va tomando conciencia de su estrecha relación con la salud, puesta de relieve por el impresionante progreso que han experimentado los conocimientos científicos sobre los procesos nutritivos en los últimos años. Sin embargo, estos avances son, en ocasiones, difíciles de transmitir como mensaje y pueden resultar, a veces, incluso contradictorios. Por otra parte, el interés motivado por el deseo de disfrutar de una vida larga y sana, se acompaña de las recomendaciones basadas en mitos y creencias irracionales, sin tener en cuenta los principios establecidos por el estudio científico de la Nutrición. De esta manera surgen una serie de "dietas mágicas", que constituyen uno de los mayores problemas de la nutrición.
Muchas con muy poco de todo
La moda dietética aparece en la década del setenta con la incorporación de los edulcorantes al mercado. A partir de allí se fueron introduciendo diferentes dietas alternativas confeccionadas por médicos, que llevaban el nombre de su autor y luego se fueron conociendo otras con el nombre según el alimento que se caracterizaba: como la dieta del agua, dieta de la manzana, del astronauta, antidieta, disociada, etc. Muchas veces se basa en dietas absurdas, basadas en pocos alimentos o de muy bajas calorías y de nutrientes, importantes para conservar la salud. En algunos casos, se trata de mentiras que juegan con la credulidad y el bolsillo de las personas; en otros, al poco tiempo recuperan los kilos que habían bajado, debido a la falta de cambios de hábitos alimentarios que el paciente no pudo lograr a través de una dieta sin supervisión.Es preciso recordar que aunque la obesidad es un problema de primer orden, la delgadez por debajo de ciertos límites, está asociada con una mayor prevalencia a ciertas enfermedades y con un aumento de la tasa de mortalidad. Muchas personas preocupadas por perder peso se encuentran, dentro de los rangos de peso adecuados e incluso inadecuados por bajos. Privación que lleva al abandono
Los distintos ofrecimientos que realiza el mercado con las dietas de moda conducen a las personas a un círculo vicioso. Al principio las realizan efectivamente, logrando resultados satisfactorios por la alta motivación y por cumplir al pie de la letra. Luego, debido a la restricción calórica que implican y por no cumplir con una de las leyes de la alimentación –Ley de la Adecuación-, que es la que se debe respetar siempre para lograr una alimentación correcta, se termina abandonando, y esto fundamentalmente se debe a que no se adecuan a las características individuales de cada individuo. Una dieta que reduzca significativamente la cantidad de calorías o que incorpore una modificación en la alimentación que venía realizando, producirá una pérdida de peso, pero al poco tiempo lleva a un efecto rebote que hace recuperar el peso, lo cual muchas veces hasta podría aumentar más de lo que se logró bajar. Esto se debe a que al principio hay una pérdida de líquidos y si al tratamiento no se lo acompaña con una actividad física programada, se producirá un descenso importante de masa muscular.
Cualquiera de estos métodos rápidos funcionan a corto plazo, pero ninguno de ellos conduce a una pérdida significativa de peso, mientras que SI existen riesgos que actúan en detrimento de la salud.
También cabe destacar que al no estar diseñadas para las necesidades de cada persona, de acuerdo a las características personales según el peso, altura, edad, actividad laboral, ejercicio físico, gustos, hábitos, horarios, entre otros, son muy difíciles de mantener por un período prolongado. Entonces al poco tiempo, son abandonadas con lo que implica una frustración por no poder sostenerlas y lograr el descenso deseado. Sin embargo, a pesar de ello, rápidamente es reemplazada por otra “dieta”, por una nueva moda, lo cual si realmente funcionaran no deberían ser reemplazadas. Éste proceso muchas veces también se acompaña de ansiedad en la persona por querer lograr un descenso importante de peso en poco tiempo.
Variedad y cambios
Un plan de alimentación saludable y adecuado a las características de las personas, debe ser sostenido en el tiempo y lograr mantener el peso, a pesar de que esto genere resistencia al cambio o que se demoren los resultados esperados.La clave es la organización y para ello es necesario llevar a cabo pautas básicas. Es importante planificar la alimentación, para no caer en tentaciones, y en este caso, no sólo se va a tener en cuenta que es lo qué come, sino también cómo come.Una alimentación saludable y completa, debe estar cubierta por alimentos de todos los grupos de la gráfica alimentaria tales como los cereales (fideos, pan galletitas, harinas, copos de cereales); frutas y verduras de todos los colores y formas, crudos y cocidos; lácteos descremados y derivados como leche, yogur, quesos; carnes magras, pollo, pescado, huevos; grasas y aceites en crudo, frutas secas como nueces, avellanas, maní y por último en menor cantidad los dulces como mermelada, dulces y azúcar. Además de incorporar alimentos de todos los grupos, se debe tener en cuenta el aporte de agua para mantener la hidratación de nuestro cuerpo, por lo menos 2 litros por día.Las cantidades de cada alimento estarán condicionadas según el tratamiento que requiera la persona, así sea para mantener, para aumentar o disminuir de peso.Pautas de una alimentación saludable:· Debe ser personalizado: adecuado a sus gustos, hábitos, estilo de vida, características personales como el peso, talla, actividad, etc.· Debe ser equilibrado: de acuerdo a sus necesidades nutricionales. · Debe ser variado: incluyendo la mayor variedad de alimentos posibles.A modo de conclusión, se puede mencionar que el único camino para lograr un estilo de vida saludable, será adquiriendo un cambio en los hábitos alimentarios, en la conducta frente al alimento y en la práctica de actividad física. El tratamiento debe apuntar no sólo a un objetivo a corto plazo, sino que sea capaz de mantenerlo en el tiempo.
(*) Licenciada en Nutrición
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