“Dios esta en todas partes pero atiende en Buenos Aires”
Por Guillermo Ricardo Pellegrini* OpiniónCuando el esquema institucional argentino se consagra, a mediados del siglo XIX, es indudable que poseyó realismo, esto es, que fue cabalmente representativo de la comunidad de entonces, sujeta al equilibrio de intereses que las distintas provincias representaban.Es decir, los argentinos en 1853 tuvimos una constitución amoldada como consecuencia del momento histórico, a los requerimientos de Buenos Aires por la supremacía económica porteña. No obstante, creemos que en ese momento -momento de la organización nacional- cada una de las provincias tenía una concepción clara del país que deseaba, y que esa concepción pasaba por un país integrado donde pudieran desarrollar al máximo sus potencialidades económicas y humanas en base a su geografía, a su situación geopolítica y a sus recursos disponibles.A través de más de un siglo se fueron produciendo transformaciones implacables, creando fenómenos económicos regionales donde resultó angosta la potestad reguladora de las provincias en gran parte de las actividades, que degeneraron en un crecimiento absolutamente desequilibrado e inarmónico del país, con el agravante de una perdida cada vez mayor de la presencia argentina en el cono sur.Cada una de las provincias que conforman regiones reales, producto de traiciones históricas, culturales y económicas originadas en el período de conquista y colonización hispánica fue cayendo en un esquema de paulatino aislamiento y marginamiento en función al crecimiento de la economía central, y hoy nos hallamos como consecuencia del problema del estancamiento nacional.Frente a tal situación, es innegable que la organización federal -nuestro régimen federal - adolece de falta de vigencia real. Sigue siendo en lo formal, pero carece de realidad.Teniendo en cuenta la complejidad de los problemas que inciden en la cuestión, es menester un esfuerzo que permita ir soslayándolos.En esa inteligencia, estamos convencidos de que la superación del referido estancamiento, se va a dar únicamente y de manera casi exclusiva a través del aporte de las económicas regionales a un esquema de autentica integración económica, cuya base es la superación del aislamiento relativo en que se encuentran. Por supuesto, ello requiere necesariamente, conceptuar la importancia del espacio nacional en un conjunto con todos sus recursos disponibles.Creemos asimismo, que esta idea no termina exclusivamente en la organización física, sino en la adopción de una estrategia operativa que reconoce el sentido histórico del federalismo económico, basado no en planteos separatistas y localistas, sino únicamente y exclusivamente en la utilización adecuada e inteligente de los recursos disponibles, configurando una integridad nacional en la cual todas las regiones se verían reflejadas aun en sus propios deseos locales de potencializarse.Planteamos, en consecuencia, como parte de esa estrategia operativa, la necesidad de un nuevo enfoque en los planes de desarrollo, a través del uso de la herramienta comercial y el cambio tecnológico como elemento dinamizadores. *Lic en Ciencia Política
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios