¿Dios o Mamón?
Creo que a nadie se le ocurriría persignarse al pasar frente a una entidad bancaria, o ante una oficina administrativa de alguna tarjeta de crédito o empresa financiera o crediticia.Pastor Antonio Schär*OpiniónSin embargo, es interesante notar que Jesús le otorgó, ya en su tiempo, una connotación única al dinero, al capital material, o al mercado si se prefiere, declarándolo "señor", en alusión a su dominio, o señorío sobre la mente y el corazón (deseos, sentimientos, ideas, pensamientos) de las personas (en el Evangelio de San Lucas 16:9, "mamón", del arameo "mamona", significa riqueza).También creo que muy pocos se atreverían a cuestionar hoy en día el poder del mercado. Cuánto influye en las relaciones (me refiero tanto a relaciones interpersonales como internacionales). Hasta qué punto la parte económica condiciona y hasta determina un sinnúmero de cuestiones que consideramos vitales en nuestro estilo de vida.Ahora, ¿quiere decir esto que tener dinero, progresar, o aún aspirar a una vida próspera en el aspecto material es un "pecado"? ¡No! En absoluto. De hecho, el "dios mamón" gobierna tanto a personas ricas como a pobres, es decir, no tiene exclusividad entre la gente de buena posición social solamente. En toda persona que se deja poseer por la ambición o la codicia, y lo que Jesús planteaba en su momento es que esa actitud se vuelve incompatible con el propósito de creer en Dios y servirle.La Propia Escritura sagrada se encarga de aclararnos que el dinero en si mismo no es ni bueno ni malo, sino que lo condenable, en todo caso, sería el "amor al dinero" (1° Timoteo 6:10), y agrega que esta pasión descontrolada lleva a la persona a "extraviarse de la fe".Entre las peores implicancias de esta conducta, podemos señalar que aquel que se aferra a las riquezas, que fluctúan y no son para nada seguras, es que va convirtiendo a la persona en insensible a las realidades y necesidades de su prójimo. Convengamos en que donar lo que nos sobra no es un verdadero acto solidario. Hasta puede ser solo una forma piadosa de sacarse cosas de encima. En tanto que el Señor Jesús dijo que "hay más bendición en dar que en recibir", y con ello está significando dar algo que yo mismo podría estar necesitando o usando, no meramente algo que ya no me resulta útil.En fin, lo que debería quedar claro, lo que Jesús proponía, es que si queremos servir a Dios, tengamos cuidado con el poder del consumismo, no otorgándole el estatus de "señor" (en nuestra escala de valores) a las cosas materiales, que con el tiempo van a socavar los fundamentos de nuestra fe en el único Dios vivo y verdadero. No permitamos que nuestro eje se corra y en vez de dar culto al Creador del universo, pasemos a vivir en función de nuestra economía. Sólo Él merece nuestra sincera adoración, y que le reconozcamos y tengamos como Señor, para vivir de acuerdo a sus principios y propósitos, que son los que Él nos propone en las sagradas Escrituras.* Iglesia Evangélica Congregacional de la República Argentina
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