Donar sangre, un acto que salva vidas
Quizá existan pocas acciones más significativas a favor del prójimo que donar sangre. Es un gesto que enaltece al donante, cuyo día se celebra hoy en la Argentina. El Día Nacional del Donante Voluntario de Sangre, fue establecido por la ley 25.936. Y esto en conmemoración del 9 de noviembre de 1914, fecha en la que un médico argentino, el Dr. Luis Agote, concretó con éxito la primer transfusión de sangre citratada a nivel mundial.De esta manera se busca promover un cambio cultural en la población, a fin de que incorpore esta práctica como algo habitual, voluntaria, solidaria y anónima, en beneficio de alguien que lo necesita, en muchos casos inclusive para continuar viviendo.En Argentina, los índices de donación de sangre son bajos y la escasez sigue siendo un problema. La desinformación y la persistencia de algunos mitos atentan contra una práctica que salva vidas.Pese a que muchos accidentes, hechos médicos imprevistos y múltiples enfermedades, requieren como parte de su tratamiento las transfusiones de sangre, pocos en el país donan en forma espontánea.Hoy, menos del 5% de la población ofrece su sangre en forma voluntaria. De esta manera, ante casos de emergencia, se suele apelar a las donaciones de los familiares y amigos, aunque a veces se llega tarde.Vivimos gracias a la sangre, la cual no se fabrica, no se vende y no se compra, sino que se consigue porque se dona. Se cree que bastaría con que el 5% de la población cediese su sangre dos veces al año para que no se tenga problemas de stock.Es importante el concepto del médico según el cual la sangre sigue siendo, hasta hoy, irremplazable, ya que no existe sangre artificial porque no puede ser reproducida en laboratorio alguno.Ergo: al no existir un sustituto capaz de reemplazar a la sangre, sigue siendo tarea de los seres humanos el producirla y donarla. Todo lo cual realza la importancia ética de donarla voluntariamente y de que existan bancos de sangre.Sangre es lo que se necesita, por ejemplo, para aquellos pacientes víctimas de accidentes graves, con leucemia o anemia crónica o que deben ser trasplantados del corazón, pulmón, riñón o médula ósea.La mayoría de las personas pueden ser donantes. No obstante, existen impedimentos de salud que hacen que ciertas personas no puedan ceder sangre. Por eso es importante que quienes reúnan las condiciones óptimas sean dadores voluntarios.El doctor Luis Agote, prestigioso médico argentino, realizó la primera transfusión de sangre citratada del mundo, en Buenos Aires, un día como hoy pero de 1914.Se trató de un suceso de enorme trascendencia mundial. Porque hasta entonces, dado el proceso rápido de coagulación de la sangre, su almacenamiento para ser analizada y utilizada en el momento adecuado, era prácticamente imposible.A principios del siglo XX, todavía se practicaban las transfusiones directas. La delicadísima tarea se llevaba a cabo conectando la arteria del donante con la vena del receptor, a través de una compleja intervención quirúrgica.Se necesitaba un lugar de asepsia extrema y no existía la posibilidad certera de medir la cantidad de sangre entregada por el donante, que generalmente requería semanas para reponerse y se exponía a graves infecciones, embolias y trombosis.Pero fue un argentino, el doctor Luis Agote, quien encontró la solución a este problema. Agote descubrió que el citrato de sodio -una sal derivada del ácido cítrico-, agregado a la sangre, evitaba la formación de coágulos. Este fenómeno había sido hasta entonces el obstáculo para las transfusiones seguras y exitosas.
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