El auto no es sólo un medio de transporte
Al igual que otros objetos inventados por la tecnología, los automóviles no son requeridos sólo por su funcionalidad (léase capacidad de transporte). Estudios académicos confirman que algunos de ellos sirven como medio de seducción erótica.Investigadores de la Universidad Rice de Texas-San Antonio y de la de Minnesota certificaron una vieja sospecha: que los autos caros y lujosos tiene un poderoso efecto de atracción sobre las mujeres.Explicaron que algunos vehículos, por ejemplo el Porsche, cumplen dentro de las relaciones entre hombres y mujeres la misma función que tienen las plumas que el pavo real macho exhibe cuando intenta atraer a una hembra para aparearse.Es decir, cuanto más llamativo y brillante es el auto, más aumenta su capacidad de seducción. La investigación va más allá, y llega a la conclusión que el poseedor de estos vehículos suele ser un hombre soltero dispuesto a conquistar.Además, se constató que las mujeres que se sienten atraídas por un hombre que tiene un auto lujoso y llamativo, dan por descontado que lo que él busca está relacionado con el deseo de tener aventuras sin compromisos.Es decir, tanto seductor como seducida, a través del mensaje-auto, descartan que detrás de este juego exista la intención de conseguir un amor para toda la vida.En contrapartida, los investigadores estadounidenses concluyeron que para una pareja estable, con posibilidades de llegar al matrimonio, las mujeres se sentían atraídas por los hombres con coches más baratos y cotidianos.La industria automotriz -quizá la más mimada del capitalismo en todos lados- hace tiempo que sabe que los autos, sobre todo en el mundo Occidental, no sólo son reclamados y adquiridos para ser utilizados como medio de circulación.Por encima del valor de uso del objeto -de su efectiva utilidad- y de su valor de cambio -el precio de la mercancía- existe el mundo de los deseos, mitos y segundos significados que rodean a los autos.Innumerables batallones de publicitarios, técnicos en marketing y en ingeniería social, trabajan para las empresas, todas multinacionales, para explotar esta veta simbólica de los automóviles.El norteamericano Vance Packard, en la década de los '70 se hizo famoso con un libro, "Las formas ocultas de la propaganda", donde advertía que el hombre contemporáneo era manipulado a gran escala por el mercado.Su tesis era que las firmas, en su afán de vender, explotaban descaradamente los deseos, los temores y las frustraciones del público consumidor, utilizando técnicas de persuasión dirigidas al inconsciente.Cuando uno lee a Packard cae en la cuenta que un automóvil -quizá el objeto técnico más conspicuo de la actual civilización- puede significar para muchos varones la prolongación simbólica de su virilidad.La industria, en este sentido, tiene previsto modelos o diseños que exaltan justamente el atributo sexual o la potencia erótica, quizá para hombres necesitados de este auxilio extraordinario en su relación con las mujeres.Es común asociar determinados vehículos como símbolos de ascenso social. El auto es un mueble que marca estatus económico y cierta distinción a su poseedor. De suerte que uno podría decir: dime qué auto tienes y te diré quién eres socialmente.Cabe consignar que lo que se observa en el mundo del consumo actual, en el sentido de objetos idealizados por las personas no es ninguna novedad antropológica.Se sabe que en las sociedades "primitivas" -preindustriales y no occidentales- los objetos de intercambio han estado siempre cargados de significados añadidos, connotados. Como el auto en la actualidad.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios