El billete de 100 pesos rinde cada vez menos
El billete con la cara de Julio Roca, el de mayor denominación, está dejando de ser el símbolo de la fortuna que supo ser no hace mucho para la economía local. Cualquier ciudadano puede verificar en la vida cotidiana esta afirmación.Un Roca podía ser una señal de ostentación en 2001. Pero la marcha de la inflación en Argentina, ha hecho que rinda por estos días lo mismo que $21 de ese año.Es decir, hay una enorme pérdida de poder de compra del dinero desde la salida de la convertibilidad. En otros términos, lo que en 2001 se podía comprar con un billete de $100 ahora requiere casi 5 billetes.Eso informa Ignacio Olivera Doll, en el Cronista Comercial, al explicar de qué manera la inflación acumulada en la última década carcomió fuertemente al billete de $100, hasta reducirlo a la quinta parte.A la vez, el poder de compra del billete es un tercio de lo que era en mayo de 2003. Desde esa fecha, rinde lo mismo que 35 pesos, tras 280% de inflación acumulada en los últimos ocho años.Esto explica, mirado desde otro ángulo, que cada vez sea necesario imprimir más billetes color violeta. El Banco Central debió duplicar sus esfuerzos para abastecer el sistema y satisfacer la demanda de los bolsillos de los argentinos.En los últimos cinco años, según comenta Olivera Doll, la entidad debió poner en circulación 775 millones de billetes nuevos de esta denominación. "Con eso duplicó la presencia de este billete en la actividad local: por cada uno de 10 pesos, en 2006 circulaban en la economía sólo dos de $100; hoy en cambio circulan cuatro".Hoy el billete más grande de la economía ya representa la mitad del circulante, razón por la cual los analistas opinan que es necesario emitir uno de mayor denominación, aunque eso supondría admitir una alta inflación, algo que el gobierno no quiere.Otra discusión, es el efecto de la inflación sobre el salario de los trabajadores. Los que están registrados, a través de mejoras nominales del salario, fueron empardando y en algunos casos superando el ritmo inflacionario.El resto de los asalariados no registrados (informales) son los que aparecen más rezagados. No lograron empatar, siquiera, la suba de precios acumulada en los últimos años.La depreciación del billete con la cara de Julio Roca recuerda, por otro lado, que Argentina, desde que fue creado el Banco Central (1935), no ha hecho más que destruir su signo monetario.Algunos economistas aseguran que el peso actual es igual a 10.000.000.000.000 pesos moneda nacional. Lo que han hecho los gobiernos, para disimular la depreciación monetaria, es sacarle ceros al peso, creando la ilusión de una moneda fuerte.Mientras que en sus comienzos la inflación fue baja porque la gente confiaba en el valor del peso, a medida que aumentaba, disminuía la tenencia de pesos del público, que se sustituyó por dólares.No es casual, al respecto, que la economía argentina funcione con dos monedas: la doméstica pare efectuar transacciones y la extranjera para ahorrar fuera del sistema financiero institucionalizado (en el colchón, en la caja fuerte o en el exterior).Un sinfín de desventuras monetarias (como inflación endémica, devaluaciones y las incautaciones de depósitos), han hecho que los argentinos piensen en verde.Nuestra adicción al dólar, considerado un refugio de valor, proviene de esta desconfianza crónica hacia el sistema monetario argentino, que tiene por lo menos una historia de 50 años, no importa si el ciclo económico es alcista o recesivo.Aunque es más que eso: revela que no se cree en las instituciones del país.
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