El clima no es una trivialidad
La recurrencia de fenómenos naturales extremos, como el huracán que se abatió sobre Nueva York, confirmaría un cambio en el patrón climático. Es una mutación que impacta en la vida de las personas.Descrita por las autoridades como el peor desastre natural en la historia reciente de Nueva York, el huracán Sandy parece haberse convertido en el argumento que necesitaban quienes sostienen que existe el "cambio climático".El fenómeno pegó en el corazón del capitalismo global, al punto que Wall Street debió cerrar sus operaciones por un día. ¿Una advertencia a los incrédulos de que el hombre, a través de la economía, ha producido un desquicio medioambiental?Pero la novedad reside en el hecho de que por primera vez en la historia del hombre, éste aparece como responsable del aumento de la inestabilidad de los sistemas climáticos.Mientras nuestra época especula sobre lo que el hombre está haciendo con el clima, en el pasado existía conciencia sobre cómo el entorno medioambiental condiciona la vida humana.Antes de haber modificado de raíz las condiciones de vida materiales -circunstancia derivada del industrialismo occidental- se creyó que el fenómeno humano estaba intrínsecamente unido al Cosmos.En la antigüedad se postulaba la existencia de una relación de todas las cosas con el Cosmos. El psiquismo humano, que emana de un ser vivo, también está sometido al influjo del entorno físico.Mientras nuestra época especula sobre lo que el hombre está haciendo con el clima, en el pasado existía conciencia sobre cómo el entorno medioambiental condiciona la vida humana.Es una sabiduría que existía, fragmentada, en los albores de la modernidad. Y se deja ver, por ejemplo, en el naturalista Georges Luis Leclerc, conde de Buffon, y enCharles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu.Encontrar convicciones ambientalistas formuladas en dos obras tan destacadas de la cultura ilustrada del siglo XVIII como De l'Esprit des Lois (1748) de Montesquieu y la Histoire Naturalle (1748) de Buffon, da una pista del valor que siempre se le dio al clima.Ambos autores son representantes del cientismo ingenuo del Siglo de las Luces.La ciencia moderna estaba en pañales, y entonces muchas de las aseveraciones emanadas de sus cultores suenan hoy a generalizaciones abusivas, no exentas de prejuicios racistas.Por ejemplo, Buffon escribió: "El calor del clima es la causa principal del color negro: cuenco el calor es excesivo, como sucede en Senegal y en Guinea, los hombres son enteramente negros: donde ya empieza a ser un poco más templado, como en Berbería, en el Mogol, en Arabia, los hombre no son sino morenos; finalmente, donde el calor es muy templado, como en Europa los hombres son blancos, y únicamente se advierten en ellos algunas variedades que solo dependen del modo de vida".En Buffon se ve claro, así, cómo la diversidad física de los hombres, los caracteres peculiares de cada raza, vendrían a expresar la cualidad adaptativa del ser humano a los diferentes climas en que habita.Por su lado, Montesquieu razona: "Las necesidades en los diferentes climas han dado origen a los distintos modos de vida, y éstos, a su vez, han dado origen a diversos tipos de leyes".Es decir, la diversidad geográfica de la Tierra sería la clave para comprender la diversidad cultural de los pueblos, sus distintos modos de vida, costumbres, leyes y creencias.¿Son Buffon y Montesquieu exponentes de un crudo ambientalismo climático? Es probable que así sea. No obstante, su pensamiento ilustra que el problema de la relación del hombre con el entorno físico-natural ha estado siempre presente.
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