El delicado equilibrio ecológico de los acuíferos
Una investigación reciente asegura que la sobre explotación de un acuífero en España contribuyó a un sismo. Se trata de un dato geológico trascendente para una provincia como Entre Ríos, donde todo es agua.La extracción de agua para las necesidades humanas contribuyó al terremoto destructor que golpeó el año pasado la ciudad histórica de Lorca, en el sur de España, e incluso lo agravó.A esa conclusión llegó un equipo de académicos del departamento de las Ciencias de la Tierra de la Universidad de Ontario Central (Canadá), quienes analizaron por radar la deformación del suelo causada por los temblores, según informó la prestigiosa revista científica Nature.El 11 de mayo de 2011, un sismo de magnitud 5,1 cuyo epicentro se situaba a sólo 3 kilómetros de profundidad, mató a nueve personas y dejó 130 heridos en Lorca.Además, unas 15.000 personas tuvieron que abandonar sus casas debido a los daños, que afectaron al 12% de esa ciudad, con una gran riqueza de patrimonio.Los especialistas de la Universidad de Ontario, tras analizar el fenómeno, hallaron que "la capa freática de la cuenca de Alto Guadalentín, río vecino había bajado unos 250 metros entre 1960 y 2010 debido a la extracción de agua por el hombre".Con una simulación informática sugirieron que esta caída de la capa acuífera provocó la rotura de una parte de la corteza terrestre próxima al sistema de fallas de Alhama de Murcia.Esta rotura causó una "reacción elástica" de la corteza, que acentuó la presión sobre la falla, llevando al punto de casi rotura. "Nuestros resultados implican que las actividades humanas pueden influenciar la forma y el momento en el que ocurren los sismos", indicaron los autores.En un comentario separado, el geólogo Jean-Philippe Avouac, del Instituto de Tecnología de California, estimó que la extracción de agua para las necesidades humanas aceleró probablemente un proceso natural, pero no fue suficiente para desencadenar sola la sacudida.Sin embargo, el científico llamó a tener una mayor precaución para evitar perturbaciones en el subsuelo, que pudieran afectar enormes volúmenes de corteza.La investigación no hace más que confirmar la sospecha de que los acuíferos son sistemas ecológicos de equilibrio muy delicado. Una mala praxis humana sobre ellos puede acarrear consecuencias catastróficas.No es novedad, en este sentido, que Entre Ríos es una provincia que está sobre aguas, al punto que podría comparársela con una isla flotante. El último tiempo la opinión pública ha incorporado en su agenda la cuestión de los aspectos hidrogeológicos.En este sentido, se sigue con preocupación la intención oficial de extraer aquí hidrocarburos no convencionales. Se viene advirtiendo sobre los riesgos inherentes al procedimiento de explotación por "fracking" (o fractura hidráulica), que es el que se emplearía.Por esta tecnología se extraen el gas y petróleo de esquisto (shale gas y shale oil), que está almacenado en el subsuelo, a varios kilómetros de profundidad. Se realiza una perforación vertical, y se derivan de ella perforaciones horizontales.Como el hidrocarburo está "enquistado" en la roca es necesario romperla para que lo libere, para lo cual se inyectan grandes cantidades de agua a presión con arena y aditivos químicos.Por los efectos contaminantes en las napas de agua y los riesgos de movimiento telúricos a causa de la destrucción de la roca profunda, países como Canadá y Sudáfrica, entre otros, han suspendido las extracciones por fracking.Probablemente no haya ningún tema medioambiental más prioritario en Entre Ríos que preservar sus recursos hídricos.
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