El escenario que viene
Más allá de todas las intencionalidades (de las buenas y de las otras), algunos discursos o proyectos, permiten anticipar el escenario electoralista que se avecina. Unos, rayando la grosería de referencias escatológicas y otros, carentes de sustento técnico o intelectual que garantice cualquier posible viabilidad, no voluntarista.
Por José María Blanco
Opinión
Pero en ambos casos, estaremos asistiendo (en la mayoría de las veces) a un intento de manipulación de nuestra voluntad cívica. Vale aclarar que manipular significa manejar y que solamente pueden ser "manejados" los objetos, no las personas. Hacerlo, sería reducir a éstas a una condición de objeto, no de sujeto.Seremos testigos de un tiempo en que "unos pocos" (o al menos algunos de ellos) habrán de reducir nuestra condición a la de meros votantes y lo harán a través del lenguaje, utilizando solamente aquel que esté orientado a halagar el oído de su "público objetivo", concentrándose en aquellos conceptos que genuinamente o no, estén instalados en la agenda social.Como si fueran interpretes o ilusionistas de la "conciencia pública", sin duda nos hablarán mucho sobre "la" gente, "la" pobreza, "la" inseguridad, etc., y sin proponer ni demostrar nada, se harán afirmaciones contundentes, cual eslóganes que aparentan sabiduría.Este principio básico de la llamada cultura de masas (propio del Manual de Entrenamiento para la Explotación de los Recursos Humanos, elaborado por la CÍA), propone "pasar de lo singular a lo colectivo", reemplazando un sentimiento concreto como el miedo, por otro más difuso como la angustia, tiene un objetivo: hablar de nada y potencialmente de todo (decir "la" gente, es referirse a nadie en concreto y potencialmente a todos) para "arrastrar" (vencer antes que convencer) adhesiones.Teniendo presente que todo ilusionista, pretende anular a quienes sean capaces de descubrir sus trucos, todo se hará por escrito y cuando sea de una manera oral, las respuestas vendrán a la "velocidad de rayo", para no darnos tiempo a pensar ni reflexionar sobre los distintos temas -única forma de producir nuestra realidad-, ya que quien opera desde la manipulación nunca profundiza nada y da por sentado aquello que le conviene.Ya es hora que los argentinos digamos basta a los prestidigitadores de turno y a todos aquellos que los "fabrican" (ya conocemos los recursos que utilizan y a que intereses responden). Nos han llevado a un pozo tan profundo (y del cual muchos aun no han salido lamentablemente), que duele recordarlo.Democracia y Libertad no son sinónimos, pero si queremos perfeccionar el sistema en que vivimos y actuar responsablemente como verdaderos hombres libres, debemos denunciar cualquier estrategia manipuladora que atente contra la ya bastante vapuleada capacidad de pensar de las personas.Bien vale la pena estar alerta, prestando mucha atención a cada concepto, pensando con rigor y viendo más allá de lo que intentan mostrarnos.
Por José María Blanco
Opinión
Pero en ambos casos, estaremos asistiendo (en la mayoría de las veces) a un intento de manipulación de nuestra voluntad cívica. Vale aclarar que manipular significa manejar y que solamente pueden ser "manejados" los objetos, no las personas. Hacerlo, sería reducir a éstas a una condición de objeto, no de sujeto.Seremos testigos de un tiempo en que "unos pocos" (o al menos algunos de ellos) habrán de reducir nuestra condición a la de meros votantes y lo harán a través del lenguaje, utilizando solamente aquel que esté orientado a halagar el oído de su "público objetivo", concentrándose en aquellos conceptos que genuinamente o no, estén instalados en la agenda social.Como si fueran interpretes o ilusionistas de la "conciencia pública", sin duda nos hablarán mucho sobre "la" gente, "la" pobreza, "la" inseguridad, etc., y sin proponer ni demostrar nada, se harán afirmaciones contundentes, cual eslóganes que aparentan sabiduría.Este principio básico de la llamada cultura de masas (propio del Manual de Entrenamiento para la Explotación de los Recursos Humanos, elaborado por la CÍA), propone "pasar de lo singular a lo colectivo", reemplazando un sentimiento concreto como el miedo, por otro más difuso como la angustia, tiene un objetivo: hablar de nada y potencialmente de todo (decir "la" gente, es referirse a nadie en concreto y potencialmente a todos) para "arrastrar" (vencer antes que convencer) adhesiones.Teniendo presente que todo ilusionista, pretende anular a quienes sean capaces de descubrir sus trucos, todo se hará por escrito y cuando sea de una manera oral, las respuestas vendrán a la "velocidad de rayo", para no darnos tiempo a pensar ni reflexionar sobre los distintos temas -única forma de producir nuestra realidad-, ya que quien opera desde la manipulación nunca profundiza nada y da por sentado aquello que le conviene.Ya es hora que los argentinos digamos basta a los prestidigitadores de turno y a todos aquellos que los "fabrican" (ya conocemos los recursos que utilizan y a que intereses responden). Nos han llevado a un pozo tan profundo (y del cual muchos aun no han salido lamentablemente), que duele recordarlo.Democracia y Libertad no son sinónimos, pero si queremos perfeccionar el sistema en que vivimos y actuar responsablemente como verdaderos hombres libres, debemos denunciar cualquier estrategia manipuladora que atente contra la ya bastante vapuleada capacidad de pensar de las personas.Bien vale la pena estar alerta, prestando mucha atención a cada concepto, pensando con rigor y viendo más allá de lo que intentan mostrarnos.
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