
Algunas preguntas que debemos formularnosComo ya se ha dicho en reiteradas ocasiones, el fallo de La Haya, en su párrafo 281, estableció el mandato para ambos países de controlar el funcionamiento de la pastera.Fabián Moreno Navarro*OpiniónTextualmente, según la traducción de nuestra Cancillería que puede encontrarse en el sitio www.mrecic.gov.ar, dicho párrafo señala: "Por último, la Corte puntualiza que el Estatuto de 1975 pone a las partes bajo un deber de cooperar entre ellas, en los términos establecidos allí, para asegurar el cumplimiento de su objeto y fin. La obligación de cooperar trae aparejado monitoreo continuo de un establecimiento industrial, como la planta Orion (Botnia)." En la versión oficial en francés, las palabras utilizadas en lugar de monitoreo son "contrôle et au suivi", cuya traducción es "control y seguimiento".En estos momentos, ambos países se encuentran en un proceso de negociación destinado a dar cumplimiento a este aspecto del fallo. Se ha informado que nuestro país ha presentado una propuesta, cuyos detalles no son de conocimiento público, y que la ROU ya ha dado respuesta a la misma mediante una contrapropuesta que, por supuesto, tampoco sabemos en que consiste.El grupo técnico de nuestra Asamblea Ciudadana Ambiental, asesorado por reconocidos especialistas, ha elaborado una propuesta de control de la planta, que acercó a nuestras autoridades en la última reunión realizada con el Canciller recientemente designado, y demás autoridades. Sin embargo, para entonces, la propuesta de nuestro país ya había sido presentada al Estado vecino, razón por la cual, obviamente el trabajo de nuestros técnicos no fue tenido en cuenta para la elaboración de ese documento.Sin perjuicio de las bellas palabras de nuestras autoridades y los compromisos asumidos de insistir en el control interno de la propia planta y de sus vertidos, una vez más se nos está retaceando el acceso a la información en cuestiones de gran importancia para el futuro de este conflicto.Se dirá que ante la existencia de un proceso de negociación internacional, la reserva es esencial para poder avanzar en los acuerdos necesarios. Es posible. Sin embargo, son demasiado sensibles los puntos a convenir como para mantenernos tranquilos a la espera de esos acuerdos. Se trata de cuestiones muy extensas para agotarlas en este breve artículo, por lo que sólo enunciaré brevemente aquéllas que entiendo más substanciales.- Uno de los temas a definir es el objeto de estudio. Aquello que se va a controlar. Veamos: emisiones líquidas, gaseosas, sólidas. La amplitud de los estudios es vital para obtener resultados adecuados. No deben aceptarse limitaciones en este sentido.- Lugares en los que deben realizarse dichos controles: emisario de efluentes al río, piletas de tratamiento, chimeneas, etapas ambientalmente sensibles del proceso productivo, plantas químicas anexas, pozos en los que se dice se entierran sustancias no fácilmente degradables; en el río, en puntos más o menos cercanos a los lugares de descarga de la planta, en la biota, en la flora y en la fauna.- Quienes tendrán a su cargo dichos controles. La CARU será el marco pero la conformación de un comité científico independiente, técnicamente competente y con antecedentes irreprochables es esencial. Y tan importante como esto, acceso público y en tiempo real a los resultados obtenidos para que las comunidades afectadas estén informadas de lo que ocurre realmente. Basta de ocultamiento cuando se trata de información que hace a la salud de los habitantes de la región y la preservación del medio ambiente.- Cuales serán los límites de emisiones aceptados. Este punto es crucial. ¿Consentirá nuestro país los límites autorizados unilateralmente por la DINAMA, autoridad de la ROU en materia ambiental, siguiendo los requerimientos de la propia pastera ? En este caso, los controles sólo nos servirían para confirmar que la planta funciona dentro de dichos parámetros y el medio ambiente seguiría sufriendo sus embates.Existen muchas otras cuestiones que pueden analizarse pero esta primera mirada ya nos permite sacar algunas conclusiones. Se nos ha dicho que Botnia Fray Bentos - hoy UPM, no está en condiciones de funcionar con un control interno de su producción. Si esto es así, el fallo de La Haya supone una especie de bomba de tiempo para la pastera, que no podría continuar operando ante las evidencias de su carácter contaminante, que se obtendrían utilizando los procedimientos adecuados. Esto, siempre y cuando las respuestas al que, al como, al donde, al quienes y a con que límites, sean respondidas conforme pautas científicas objetivas, y ahora sí, acordadas DE BUENA FE, principio básico de convivencia que ha estado ausente en este lamentable conflicto. Tenemos derecho a desconfiar de las autoridades de ambos países, que con su acción u omisión nos han llevado hasta esta lamentable situación. Una vez más estamos ante la toma de decisiones que nos conciernen y que incidirán decisivamente en el futuro de esta valiosa lucha que hemos emprendido como comunidad. Más que nunca debemos seguir alertas y exigir toda la información sobre los pasos que se den y los acuerdos que se suscriban. Es nuestro derecho.
* Abogado - Integrante del equipo técnico de la Asamblea Ambiental Ciudadana de Gualeguaychú